VARIAS AUTONOMÍAS DISPONEN DE CENTROS ESPECIALIZADOS EN su prestación |
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Sol, playa... y clínica: turismo de la salud en España | ||
A menudo se confunde este nicho de mercado con el abuso por extranjeros de la sanidad pública | ||
Javier Barbado. Madrid
España cimienta su ahora maltrecha economía en diversos pilares productivos, pero, si hubiéramos de destacar uno solo, ése sería el sector turístico. En el caso de la salud, el país disfruta de uno de los servicios nacionales más accesibles del mundo, con un gasto en relación con el producto interior bruto (PIB) inferior al de otras naciones. Con todo, es sabido que, en el contexto de la crisis económica, la prestación sanitaria española no se considera sostenible a largo plazo, e incluso puede decirse que el Sistema Nacional de Salud (SNS) arrastra déficit desde su nacimiento en 1986, aunque la deuda lo ha acorralado con mayor presión ante la quiebra técnica de algunas administraciones autonómicas, y, de hecho, se ha calculado en más de 16.000 millones de euros. Por ello tal vez sea oportuno explorar nuevas vías de financiación, y el denominado turismo sanitario se revela como un nicho de mercado por explotar que, aunque no resuelva la enfermedad sistémica de los servicios de salud regionales, al menos constituye una forma de crecimiento para el sector privado en España, el cual, al fin y al cabo, descongestiona con su actividad la demanda asistencial del público. Con este objetivo de partida, la Federación Nacional de Clínicas Privadas (FNCP) acaba de encomendar a una consultora la tarea de analizar y evaluar la situación del turismo de la salud en el país, entendido éste como una parcela específica de la provisión de servicios sanitarios por parte de centros y clínicas de índole privada, pero complementaria del SNS. De hecho, convendría aclarar, antes que otra cosa, a qué nos referimos aquí con “turismo de la salud” o sanitario, y distinguirlo de paso de otras demandas con las que se confunde pero que son por completo diferentes.
De acuerdo con Carlos Salazar, director comercial y de Marketing del Grupo Hospiten, el turismo de salud “es el que engloba aquellos desplazamientos de personas a otros lugares, dentro o fuera de sus fronteras nacionales, para recibir un tratamiento de naturaleza médica o quirúrgica, bien porque en su región o país este servicio no está disponible, bien porque no puede permitírselo en su lugar de residencia, bien porque el hospital o médico especialista son una referencia en dicho tratamiento, o bien, por último, porque decide hacer un tratamiento médico o quirúrgico electivo combinado con unas vacaciones en un destino acorde con sus necesidades”.
Tal vez este último subgrupo de “turistas sanitarios” sea el que se presta a ser confundido con aquellas otras personas que, al planear un viaje por placer o negocios fuera de su país de origen, padecen la mala suerte de enfermar o de sufrir un accidente, y, como es natural, acuden a los centros de salud y a los hospitales de la nación visitada para ser atendidas. Pero esta opción no se corresponde con el concepto de turismo de la salud tal como lo asimilan las empresas especializadas en él a lo largo y ancho del mundo. Ni tampoco lo hace, por supuesto, el que se considera un abuso de los servicios sanitarios públicos por parte de ciudadanos foráneos que se encuentran en el país prestador y se aprovechan de la gratuidad de la asistencia sin trabajar ni residir legalmente en él, tal como explicó la ministra del ramo, Ana Mato, recién aprobado el Real Decreto-Ley 16/2012, en el que, por primera vez, se restringe el también llamado “turismo sanitario” que obedece a esta última circunstancia. |