7 sept. 2012 14:58H
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café de redacción
DIRECTORA GENERAL DE INNOVACIÓN Y COMPETITIVIDAD DEL MINISTERIO DE ECONOMÍA
Marisa Poncela: “Tenemos que ayudar a las empresas a adoptar la cultura de la innovación”
“Los retos son duros, pero soy optimista y gestionar esta dificultad es estimulante”

Enrique Pita / Imagen: Diego S. Villasante. Madrid
“Tenemos retos duros, pero soy optimista y gestionar esta dificultad es estimulante”, asegura la directora general de Innovación y Competitividad, Marisa Poncela. Esos retos pasan, en gran medida, por trabajar para situar a España en las condiciones óptimas para hacer frente al Horizonte 2020, un programa europeo que destinará 80.000 millones de euros a proyectos de I+D+i. En este sentido, Poncela destaca la labor que ya se está realizando en tres áreas importantes: Innovación, pequeñas y medianas empresas y eficiencia energética. Pero para lograr captar esos fondos europeos y avanzar por el camino innovador, es fundamental que la empresa española ahonde en la cultura de la innovación y la internacionalización como claves para alcanzar una mayor competitividad en el mercado global.

El Gobierno anterior intentó poner en el eje del sistema productivo la innovación, y el Gobierno de Mariano Rajoy también lo tiene entre sus prioridades para cambiar el sistema. ¿La empresa española mira ahora mismo la innovación como una inversión o como un gasto?

Es difícil dar una respuesta única y contundente a esta pregunta. Depende de las empresas y depende de los sectores. Hay sectores que son más innovadores y que hacen más I+D donde evidentemente la innovación es clave para su futuro. En general, esto es así en todos los sectores; la innovación tiene que ser la base de la competitividad de una empresa. Pero sí es cierto que hay sectores donde se ve la innovación como algo más radical y necesario para su futuro, y por lo tanto es una inversión, y hay otros de corte más tradicional en los que aun debiendo ser innovadores puede ser que consideren que la I+D es más un gasto que una inversión. En general creemos que la innovación y la internacionalización, que sería la otra cara clave para mejorar la competitividad de una empresa, son necesarias y quien no invierta en estos factores está cercenando gran parte de su futuro.

¿Esa apuesta por la innovación que tienen que hacer las empresas también la han interiorizado las administraciones, tanto las autonómicas como la central?

Creo que sí. Si nos fijamos de arriba abajo, a nivel de las administraciones, a nivel europeo está terminando el VII Programa Marco, donde se hace una apuesta por la excelencia en la I+D, y se está trabajando ya en un nuevo programa, el Horizonte 2020 basado en la Estrategia Europea 2020 donde la I+D y la innovación entra a tener un papel muy importante. Asimismo, dentro de la Estrategia Europea 2020 tenemos los fondos estructurales que van a llegar a España y a otros países y que se van a concentrar en tres áreas: innovación, pequeñas y medianas empresas y eficiencia energética, y, quizá, también en las tecnologías de la información y las comunicaciones, pero sobre todo las tres primeras, en las que se tiene que concentrar el 80 por ciento de los nuevos fondos estructurales.

Esto quiere decir que si seguimos hacia abajo, el Gobierno español y las comunidades autónomas tienen ese compromiso también, porque están comprometidas para estar en ese Horizonte 2020, y por tanto se está trabajando para ver de qué manera podemos estar en ese programa, poner las bases para que nuestros agentes del sistema de innovación participen en calidad y en excelencia en ese Horizonte 2020, y, sobre todo, trabajamos ayudando a las comunidades autónomas para que en esos nuevos fondos estructurales que van a llegar entre los años 2014 y 2020 y que se van a basar en esas tres áreas que hemos dicho (innovación, pymes y eficiencia energética) se hagan a partir de la elaboración, tanto a nivel nacional como a nivel regional, de unas estrategias de especialización inteligentes donde podamos tener una definición de cuáles son nuestras capacidades en I+D e innovación y que sea la base para poder avanzar hacia las estrategias europeas.

Creo que el discurso de que la innovación es relevante es importante a todos los niveles. Europa está creando ahora un grupo de alto nivel y España va a estar en ese grupo representada para ver hacia donde tienen que ir Europa y España ligada a esa estrategia europea.

La situación económica es complicada. Algunas autonomías están con el agua al cuello. ¿Cómo influye en la apuesta por la innovación? ¿Influye también el signo político o eso no tiene tanto que ver?

La innovación es en estos momentos una apuesta de todas las administraciones, sea cual sea su color político. No hay ni una sola administración regional que no sea consciente de que ahora tiene que ir hacia esa innovación, aunque evidentemente no se hace al mismo ritmo porque no todas parten de la misma base. Por ejemplo, el País Vasco está teniendo unos ritmos de crecimiento económico importantes precisamente porque tiene desde hace tiempo una apuesta definida y clara por la I+D. Otras regiones también lo están haciendo, y creo que en estos momentos es un factor que anima.

“Ponemos las bases para que la empresa española participe en el programa europeo Horizonte 2020”.

“La innovación es una apuesta de todas las administraciones, con independencia de su color político”.


Desde la Administración central estamos fomentando la coordinación entre el Gobierno central y las autonomías para que todas ellas puedan analizar cuál es la base de su competitividad para hacer esa apuesta y sobre todo que se haga en común, en coordinación, para que exista un diálogo interterritorial y una transferencia tecnológica interterritorial precisamente basada en las potencialidades y las capacidades tecnológicas de cada uno de los territorios. Se pueden hacer labores donde no haya que replicar todo en todas las autonomías sino que cada una aporte las potencialidades que tiene y a partir de ahí diseñar la base del futuro de alguno de los sectores. Estamos trabajando en ese sentido, esperamos que salga adelante y que un día podamos decir que seguimos siendo una potencia en un sector concreto gracias a que cada uno ha puesto su granito de arena.

Una de las iniciativas que quieren en marcha es otorgar a las empresas que ‘hagan los deberes’ una marca de empresa innovadora. ¿En qué situación está este proyecto?

Estamos trabajando en esa línea. A partir de la marca ‘joven empresa innovadora’ que se creó en la Ley de la Ciencia de 2011 y que estamos desarrollando el sistema para poder categorizar a una empresa como ‘joven empresa innovadora’ a partir de una certificación que estamos desarrollando con Aenor, hemos pensado que podría ser útil tener la marca de empresa innovadora por dos razones. La primera, porque creemos que debemos apoyar a las empresas a que creen una cultura de la innovación, a que creen un ecosistema innovador que se revitalice todos los años, de manera que uno no reciba el certificado un año y piense que ya es suficiente. Creemos que hay que mantener año a año ese ímpetu por la innovación y por tanto tenemos que ver cómo hacer y cómo ayudar a las empresas para que vayan hacia esa cultura de la innovación y la aborden de una manera profesionalizada y sistematizada, de manera que no lo hagan porque tengan hoy un problema concreto sino porque es un procedimiento normalizado. Si tenemos hoy por hoy las ISO 9000 de calidad, que están muy divulgadas, queremos que la innovación sea también una sistemática de trabajo asumida, y para ello les vamos a llevar hacia unas formas de trabajo que les permitirá acabar teniendo esa marca de ‘empresa innovadora’. Es cierto que es distinta esa cultura innovadora si eres una gran empresa o una pyme, los requerimientos serán distintos, tendremos niveles diferentes, pero vamos a hacer que la marca de empresa innovadora sea algo instaurado, que las empresas tengan que actualizar cada año, y que a partir de ahí sirva para que puedan concursar a licitaciones de la administración, que suponga un plus, o que determinadas líneas de financiación estén diseñadas para estas empresas.

¿Contemplan hacer un baremo de estas empresas similar al Plan Pro Farma?

No. Realmente no es ese el objetivo de la marca empresa innovadora. Creo que el baremo que se sigue en el Plan Pro Farma responde a una política determinada en el ámbito farmacéutico pero los sectores son muy dispares y no puedes baremar a las empresas en función del sector. Imaginemos un sector aeroespacial, que es muy puntero en tecnología, con sectores donde también podemos ser muy competitivos, como el textil, pero que tiene una dimensión diferente. No podríamos medir a todas las empresas bajo el mismo parámetro.

“La Compra Pública de Tecnología Innovadora es una forma de dinamizar la demanda de innovación”.

“La innovación y la internacionalización deben ser las dos caras de una empresa”.


Habla de financiación específica ligada a la marca de empresa innovadora. ¿Serán similares a los programas ya existentes, como el programa Inncorpora o el programa Innpacto, entre otros o serían completamente diferentes?

Serían adicionales. Estamos trabajando en otras líneas adicionales a estas. Inncorpora pretende llevar la cultura innovadora a las empresas a través de la incorporación de personas que tengan unas cualificaciones determinadas y que insertándose en una empresa ayuden a crear ese ecosistema de innovación del que hablaba. Nosotros formamos a esas empresas, financiamos la contratación de ese personal y formamos al personal en distintas habilidades, y una de ellas es gestión de la innovación para que ayuden a la empresa a hacer esas labores. Hablamos de titulados universitarios y de formación profesional de grado superior, es decir, personas que pueden llevar ese conocimiento a la empresa.

El programa Innpacto financia la gestión o la realización de proyectos de I+D para la innovación en colaboración del sector público y el sector privado. La empresa demanda innovación y lo hace tirando de las universidades y de los organismos públicos de investigación. Esta es un forma de hacer encontrar al tirón de la demanda junto con el empuje de la oferta tecnológica que hacen los organismos públicos.

Evidentemente las empresas que tengan el marchamo innovador podrán beneficiarse de otros mecanismos que en estos momentos estamos empezando a pensar y a diseñar y que formarán parte, posiblemente, de los instrumentos del nuevo Plan de Innovación y la nueva Estrategia de Innovación que en estos momentos estamos diseñando.

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