El perfil típico es el de una mujer cuya edad está comprendida entre los 45 y 69 años



7 nov. 2012 19:25H
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Redacción. Santa Cruz de Tenerife
El Aula de Pacientes del Hospital Universitario Dr. Negrín ha acogido una sesión donde la facultativa de la Unidad de Hospitalización a Domicilio, Glenda Bautista, ha hablado sobre la importancia de cuidarse cuando se asume la tarea de cuidar pacientes para evitar el 'síndrome del quemado'.
 

Aula de Pacientes del Hospital Dr. Negrín durante la sesión impartida por Glenda Butista.

Según Bautista, el perfil típico de la persona cuidadora es el de una mujer, cuya edad está comprendida entre los 45 y 69 años, casada, responsable de las tareas domésticas, con una relación de parentesco directa. “Se contrae una gran carga física y psíquica, y se responsabiliza de todos los cuidados del enfermo”, ha explicado la doctora.

El cuidador, en su situación potencial de poder padecer el síndrome del quemado, es una persona vulnerable, por lo que es preciso, según Bautista, que se realicen todos los esfuerzos necesarios encaminados a su detección precoz. Este síndrome se define como el deterioro o agotamiento producido por la demanda de esfuerzos físicos y emocionales que lleva consigo la realización de una determinada actividad.

Asimismo, se ve también afectado su tiempo libre, sin espacio para el ocio y con sentimientos de culpa si se lo toma; así como su salud, con problemas como cansancio físico, sensación de que su salud ha empeorado desde que cuidan a su familiar, deterioro del sistema inmune y mayor predisposición a otro tipo de patologías. Por último, los problemas psíquicos pueden ser hasta un 50% de los problemas del cuidador, como depresión, ansiedad o insomnio.

Para Glenda Bautista, aunque se tienda a considerar que los cambios que ocurren durante el tiempo de cuidado son únicamente negativos, algunos también pueden ser positivos, como la satisfacción de cuidar. “Proporcionar esta ayuda es una buena forma de que las personas dependientes sientan que sus necesidades físicas, sociales y afectivas están resueltas”, ha concluido.

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