Podría ser una nueva diana para futuros fármacos antitumorales



5 ene. 2016 18:56H
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Redacción. Madrid
Investigadores del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) han identificado una proteína indispensable para que el oncogén MYC, que interviene en muchos tipos de cáncer, favorezca el desarrollo del tumor en modelos de ratón, lo que podría ser una nueva diana para futuros fármacos antitumorales.
 

Paco Real, jefe del Grupo de Carcinogénesis Epitelial del CNIO.

Este oncogén es una de las principales proteínas que regulan la expresión génica en las células. Sin embargo, mientras la mayoría de este tipo de proteínas actúa sobre menos del 1 por ciento de los genes del genoma, el MYC regula entre 2.000 y 3.000 genes (hasta el 15 por ciento de los genes en todo el genoma). Esto hace que intervenga en una plétora de funciones celulares, desde el crecimiento, la proliferación, la diferenciación y la apoptosis.
 
“MYC es realmente un controlador general de la actividad de la célula; es uno de los pocos genes que, si lo eliminas, hace inviable a la célula”, ha explicado Paco Real, jefe del Grupo de Carcinogénesis Epitelial del CNIO y uno de los autores del trabajo.
 
Cuando está desregulado, MYC promueve la formación de múltiples tipos de cáncer (páncreas, ovario, colon, linfomas, entre otros) pero está alterado en más de la mitad de los cánceres humanos y, a menudo, se asocia a tumores muy agresivos.
 
Su complejidad hacía que hasta ahora se resistieran a la manipulación terapéutica, pero en este trabajo, cuyos resultados publica la revista ‘Nature Communications’, se han empleado técnicas de análisis masivos de datos para estudiar su comportamiento en redes formadas por centenares de genes.
 
Cultivo in vitro y bioinformática
Los investigadores trabajaron con células cultivadas ‘in vitro’ y con técnicas de bioinformática con las que lograron identificar un gen, llamado BPTF, como posible gen importante en cáncer. También detectaron mutaciones en el gen BPTF en cáncer de vejiga y, posteriormente, demostraron que cuando se inactiva las células no pueden crecer, lo que a su vez sugirió una función relacionada con MYC.
 
“Vimos que cuando eliminábamos la función de BPTF resultaban afectados muchos genes que se sabe que dependen de MYC; ello nos hizo pensar que MYC necesita a BPTF para realizar su acción biológica”, ha explicado el investigador.
 
En un modelo de ratón de cáncer de páncreas dependiente de MYC, el Grupo de Real, en colaboración con la Unidad de Citogenética Molecular del CNIO que dirige Juan Cruz Cigudosa, han demostrado que inhibir la acción de BPTF reduce la agresividad de los tumores.
 
BPTF emerge por tanto como un importante eslabón en la cadena de sucesos moleculares que permiten la acción de MYC. Dado que, según muestra este trabajo, al bloquear la BPTF las células tumorales no proliferan o lo hacen mucho menos, los autores consideran que este gen podría ser una nueva diana para tratar numerosos tipos de cáncer.
 
“Proponemos que un abordaje valioso para tratar los tumores dependientes de MYC es usar pequeñas moléculas que interrumpan la interacción entre MYC y BPTF”, ha añadido Laia Richart, primera firmante del trabajo.
 
Pesca’ de datos
 
La estrategia seguida por los investigadores pasó por recopilar una enorme cantidad de datos, de los que solo unos pocos serán relevantes, con el objetivo último de identificar, de entre los centenares de alteraciones moleculares que se producen cuando se desarrolla un tumor, aquellas que representan un talón de Aquiles para las células cancerosas.
 
“A veces no sabes si lo que has pescado es zapato o trucha”, dice Real, y para dilucidarlo son necesarias herramientas de análisis masivo, “intuición basada en la experiencia” y llevar a cabo experimentos bien dirigidos. Se trata de una estrategia “absolutamente necesaria” en la investigación actual, aunque para los investigadores supone un auténtico reto: “Durante años no estuvimos seguros de la relevancia de BPTF en cáncer humano”.

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