Los médicos se enfrentan a un debate moral a la hora de disculparse ante algún error profesional



2 abr. 2016 13:55H
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Marta Fernández. Madrid
Todos cometemos errores. Los médicos también. Si lo habitual es pedir perdón cuando ocurren, en la profesión médica hay que andarse con cuidado. Pedir perdón puede llevar a un profesional hasta los tribunales.

A pesar de que al descubrir que algo ha ido mal en la mesa de operaciones o con un tratamiento muchos facultativos quieran expresar sus disculpas, en algunos estados de Norteamérica hacerlo puede ser sinónimo de problemas. Pedir perdón a un paciente o a un familiar puede ser admitido en un juicio como prueba de mala praxis médica.

Es por ello que en Estados Unidos muchos médicos han sido avisados por los gerentes o responsables de los centros para evitar pedir perdón a pacientes y familiares sorteando un posible juicio por negligencia médica, según informa la National Conference of State Legislatures.

Sin embargo, a raíz de esta corriente a la que podríamos llamar ‘di no a decir perdón’, también ha surgido un movimiento contrapuesto que promueve precisamente lo contrario. Y ha llegado con tal fuerza que, finalmente, se ha convertido en ley. Desde hace unos años se aplican en  Estados Unidos las conocidas como ‘leyes I’m Sorry’ (leyes lo siento).

36 estados del país tienen una norma que aclara, literalmente, que “decir lo siento no puede ser utilizado contra los profesionales médicos en un juicio”. Esto significa que en otros 14 estados norteamericanos un médico sí  puede ir a prisión simplemente por haber dicho ‘lo siento’ a un paciente y que un juez lo considere prueba de un delito médico.

De hecho, desde hace unos años, la Joint Comisión on Acreditation of Healthcare Organizations insiste en que promover el reconocimiento de los errores es la manera más rápida para reducirlos, aunque, según parece, en algunos estados no lo creen así.

Es por ello, que, ante el creciente número de demandas realizadas por pacientes en los primeros años del siglo XXI en el país, esos 36 estados empezaron a aplicar esta ley. Estas leyes promueven la declaración de los errores médicos sin que este hecho sea una prueba de culpabilidad. De este modo, se disminuye el miedo a una futura demanda legal, lo que permite que los profesionales sigan empatizando con sus pacientes.

Aunque se ha ido aplicando de manera gradual en función de cada estado, en Colorado está en vigor desde el año 2000. En este estado, de un total de 3.200 casos que fueron denunciados ante las autoridades hospitalarias en el año 2013, solo 800 (un 25 por ciento) acabaron con una compensación económica para el paciente, de ese 25 por ciento, solo 7 de ellos interpusieron una demanda que acabó en una condena a dos profesionales.

De los 2.400 casos que quedaron sin ser indemnizados, sólo 16 pacientes acudieron a los tribunales y de ellos solamente 6 obtuvieron una compensación económica. Por lo que, Colorado, uno de los estados que aplica las leyes ‘I’m sorry’ ha demostrado con los años que funcionan. Si un paciente se siente reconfortado con una disculpa de su médico denuncia menos y, si lo hace, el profesional está amparado para no ser juzgado por ello.
 
Sin jurisdicción en España

Sin embargo, al contrario que en Estados Unidos, en España no existe ninguna ley que ampare al médico frente al ‘lo siento’, eso sí, por otro lado tampoco nuestra jurisprudencia tiene base legislativa para actuar del modo contrario.

Aunque el médico esté desamparado ante una posible denuncia que alegue que él admitió el error pidiendo disculpas, no habría nada “probatorio”, según han explicado fuentes jurídicas a Redacción Médica. “Por la jurisdicción española y comunitaria sería muy difícil que el testimonio de un paciente o, en su caso, un testigo que podría ser un familiar, fuera aceptado como prueba en un juicio por negligencia médica”.

Por todo ello, los facultativos españoles pueden estar tranquilos a la hora de pedir disculpas o perdón, aunque no tanto como aquellos que ejerzan en uno de los 36 estados donde más se promueve la empatía y la compasión.
 
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