La comunicación con el enfermo encierra la clave para eludir los juzgados



8 nov. 2015 17:36H
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Javier Barbado. Madrid
La mayoría de los médicos que se cura en salud yendo más allá de lo que dictaminan los manuales, o incluso su experiencia clínica, a la hora de explorar, tratar y prescribir pruebas a sus pacientes (lo que se conoce como ‘Medicina defensiva’) actúa de ese modo para cubrirse la espalda ante posibles demandas judiciales por mala praxis. Sin embargo, en parte se equivoca.

El primer autor de estudio, Anupam Jena.

Según ha demostrado un estudio recién publicado en The British Medical Journal y que escoge una cohorte de 24.000 médicos de diversas especialidades (se mide su sobrecarga asistencial –reflejada, por ejemplo, en el número de cesáreas por parto que practican en el caso de los ginecólogos, variable en especial reveladora de esa suerte de Medicina defensiva– y se averigua el promedio de demandas judiciales a que ha debido hacer frente al año siguiente), en efecto se aprecia que, a mayor actividad asistencial manifiesta (pruebas, interconsultas, tratamientos…), menor probabilidad de acabar siendo denunciado por el enfermo.

Pero, al mismo tiempo, el trabajo concluye que ese efecto ‘protector’ para el médico no se deriva del hecho de ordenar más acciones respecto al paciente por si acaso se yerra, sino de otras variables más difíciles de identificar que coinciden, eso sí, con ‘marear’ al enfermo con exámenes concienzudos que diluciden su caso. Pues no es lo mismo practicar la Medicina defensiva que sobreactuar con indicación clínica justificada (buen o mal uso de los recursos disponibles), aunque el resultado sí coincida: menos demandas en los juzgados.

La sutileza que diferencia una cosa de la otra no es baladí, pues marca la distancia entre una manera de ejercer la Medicina muy poco ortodoxa (aunque comprensible desde el punto de vista humano, en especial si se repara en la presión asistencial a que debe hacer frente el facultativo) y un procedimiento correcto y necesario para bien último del enfermo, aunque sea más costoso y no agrade por ello a los gestores del centro.

Hospitales de Florida a lo largo de nueve años

La investigación se ha llevado a cabo en varios hospitales ubicados en Florida (Estados Unidos) entre los años 2000 y 2009, y, en efecto, se ha centrado en averiguar si, a lo largo de un año, los médicos de siete especialidades con un elevado promedio de sobrecarga asistencial dieron pie a un menor número de demandas por la vía judicial durante el año siguiente, subdividiéndose a los pacientes en función de su tipología, comorbilidad y diagnóstico.

Para obtener resultados fiables, los autores optaron por una muestra de 24.637 médicos, casi 19 millones de ingresos hospitalarios y 4.342 demandas por mala praxis detectadas (2,8 por ciento por facultativo y año).

Cirujanos e internistas, los que menos denuncias reciben

En sus resultados, el trabajo también distingue en qué medida se reduce la probabilidad de ser demandado por el enfermo tras una actuación médica exhaustiva por especialidades médicas. De tal modo que son los cirujanos generales y los internistas los que, en mayor medida, ven asociada su meticulosidad asistencial con menos denuncias sufridas al cabo de un año. Les siguen, por este orden, otras subespecialidades quirúrgicas, ginecólogos y obstetras, pediatras y médicos de familia.

Los investigadores advierten, no obstante, de algunas limitaciones del estudio como, por ejemplo, el hecho de que no se clasifiquen las enfermedades de los pacientes en función de su gravedad, y, por lo tanto, no se tenga en cuenta esa circunstancia a la hora de correlacionar el uso de los recursos asistenciales con la cantidad de demandas por mala praxis.

Cirujanos e internistas son los que menos demandas reciben tras actuar. Fuente: BMJ 2015; 351: h5516.


Asimismo, se advierte de que otros estudios han probado la relación inequívoca entre una relación verbal y presencial entre médico y enfermo mal llevada, y la probabilidad manifiesta de que el paciente denuncie al profesional, lo cual nada tiene que ver con el mayor o menor uso de los recursos sanitarios o la práctica o no de una Medicina defensiva.

El estudio lo firma, como primer autor, Anupam Jena, del Departamento de Política de Salud Pública de la Facultad de Medicina de Harvard (Boston, Estados Unidos).

ENLACES RELACIONADOS:

“La Medicina defensiva no evita que el médico se siente en el banquillo” en Revista Médica (Nº 191, 29/06/14)

Acceda aquí al artículo científico de The British Medical Journal
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