Secuelas tras 145 días en UCI por Covid: "Hay que aprenderlo todo de nuevo"

El número de contagiados por Covid-19 en España se cuentan por miles. También la cifra de aquellos pacientes que han requerido cuidados intensivos para hacer frente a la enfermedad. Es el caso de Fernando Llopis Giner, quien tras 145 días ingresado en la UCI ya se encuentra recuperándose en planta y quien, hasta este mismo viernes, ha sido el hombre que más tiempo ha estado en intensivos hasta que un paciente ha recibido el alta tras 155 días.

Aunque su caso llame la atención por las cifras, no es el único paciente de larga estancia que ha pasado cientos de días en la misma situación. Las secuelas de un proceso tan prolongado son evidentes. “Tienes que aprender de todo”, explica a Redacción Médica el intensivista José Manuel Segura, uno de los médicos responsables del tratamiento de Llopis.

“Comer o incluso hablar, todo hay que aprenderlo a hacer otra vez”, sostiene. Las consecuencias de un proceso vírico tan prolongado generan secuelas musculares en todo el tronco y en las piernas. Además, provoca pérdida de masa muscular y de masa muscular respiratoria. Por ello, la recuperación requiere que “todo esto se tenga que rehabilitar”.

Segura también advierte de que “una patología que tienen estos pacientes y que no se ven ahora, sino mucho más tarde, es la patología pulmonar”. En concreto, la fibrosis pulmonar, la cual “no tiene solución médica”. Esto implica que el paciente, una vez superada la enfermedad, necesitará “oxígeno domiciliario perpetuo”. Por todo ello, este intesivista advierte de que los peores casos, incluso, podrían requerir de un trasplante pulmonar para paliar estos efectos irreparables.

Estos no son los únicos impactos generados por el Covid en pacientes de larga duración. “Daño y fracaso renal agudo” es otro de los problemas derivados. Ello provoca que muchos pacientes acaben urgiendo hemodiálisis.

En cualquier caso, Segura insiste en que casos como el de Fernando Llopis, que ha logrado salir de la UCI tras 145 días, ayudan a “dar esperanza” a todos los profesionales sanitarios. Por eso, considera, que “no podemos decir: ‘estamos cansados’”; y zanja: “tenemos que ir hacia delante”.