Lo ha elaborado el profesor de la Universidad de Navarra Alfonso Arteaga y la enfermera María Altemir

La UPNA y Enfermería crean un protocolo para evitar agresiones a sanitarios
Evitar salas de espera pequeñas y acumulación de pacientes, entre lo que hay que hacer.


15 oct. 2018 11:25H
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Alfonso Arteaga Olleta, profesor del Departamento de Ciencias de la Salud de la Universidad Pública de Navarra (UPNA), ha presentado en un congreso internacional el protocolo de actuación que ha diseñado, en colaboración con la graduada en Enfermería por dicha institución María Altemir Cortés, para prevenir y afrontar agresiones al personal sanitario.

"Un objetivo para la prevención y el adecuado manejo de las agresiones en el ámbito sanitario es la formación de sus profesionales en aspectos como la identificación de los indicadores de agresividad, las habilidades de comunicación y de control de las conductas violentas o el manejo de los aspectos emocionales del propio profesional ante estas situaciones. Esta preparación debe incluir formación necesaria para saber cómo actuar en al caso de recibir una agresión en el ejercicio laboral", ha señalado el docente de la UPNA.

El profesor de la institución navarra dictó una conferencia en el II Congreso Internacional de Intervención e Investigación en Salud, celebrado en Murcia y organizado por la Universidad de Almería (a través de su Asociación Universitaria de Educación y Psicología-Association University of Scientific Formation Psychology and Education Research) y por las consultoras de investigación y formación permanente CINFOPER e INFOPES.


Pautas preventivas y estrategias para abordar conductas hostiles


En su ponencia, Alfonso Arteaga describió el protocolo de actuación del que es coautor. Por un lado, incluye pautas preventivas que ayudan a evitar conductas agresivas: entre otras, aquellas relacionadas con la organización de los servicios (evitar salas de espera demasiado pequeñas o no acondicionadas, la acumulación de pacientes en los pasillos, las interrupciones en las consultas o los fallos burocráticos de horarios o trámites) y las que sirven para detectar la hostilidad (identificar señales como deambulación ansiosa, cambios bruscos de actividad, posturas y gestos, expresiones malsonantes, provocadoras o amenazantes, lenguaje no verbal, interrupciones al interlocutor, etc.).

Por otro lado, el protocolo propone distintas estrategias que puedan ayudar a abordar la conducta hostil y a controlarla, desde el punto de vista de la comunicación verbal y no verbal y con estrategias de control (por ejemplo, colocarse fuera del espacio personal de la persona hostil, no dar la espalda, evitar presencia de 'espectadores'). Esta herramienta indica también qué aspectos hay que evitar ante una persona hostil y finaliza con el procedimiento que debe seguirse en caso de que se reciba una agresión, explica la UPNA en una nota.

"La violencia contra el personal sanitario es una realidad de alta prevalencia y graves consecuencias para las personas que trabajan en el sector sanitario. Se trata de un fenómeno cada vez más visibilizado y que está generando una creciente preocupación", indicó Alfonso Arteaga en su ponencia. "Una de las características de las agresiones en el trabajo sanitario es que estas generan altos niveles de inseguridad y de ansiedad en quienes las reciben o son susceptibles de recibirlas. La falta de preparación y de formación para prevenir y afrontar este tipo de situaciones es identificada por los propios equipos y profesionales sanitarios como una dificultad o limitación", indica.



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