Josep M. Corominas, alcalde de Olot y Enric Llorca, de Sant Andreu de la Barca comparten profesión pero no la secesión

Cara a cara: dos médicos alcaldes catalanes, a favor y en contra del 1-O
Enric Llorca y Josep María Corominas.


30 sept. 2017 18:30H
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POR OLGA RODRÍGUEZ
Josep María Corominas es médico y alcalde de Olot (Girona) y el 1 de octubre cederá espacios municipales para que la gente pueda votar en el referéndum convocado para el próximo domingo. Enric Llorca también es médico y alcalde, de Sant Andreu de la Barca (Barcelona), y al contrario que su homólogo gerundense no ve con buenos ojos la convocatoria independentista. Redacción Médica ha podido hablar con ambos representantes municipales sobre cómo están viviendo los días previos al referéndum ilegal.

Josep Maria Corominas fue citado a declarar por la Fiscalía por colaborar en la organización del referéndum. En declaraciones a este medio, el alcalde ve como “una agresión a la libertad de expresión” la actuación de la Justicia. Para Corominas, que la Fiscalía haya actuado en las últimas semanas significa que “quizá no se habían creído que seríamos capaces de llegar hasta aquí”.

Por su parte, Enric Llorca se muestra preocupado ante la situación que vive Cataluña. “Lo que más me preocupa en este momento es que se rompa la convivencia, una fractura de la sociedad catalana”. Llorca aboga por el diálogo para buscar “una solución a los problemas que llevan tanto tiempo encima de la mesa y que ahora están en una situación crítica”.

La sanidad en una Cataluña independiente

En el ámbito sanitario, vocación de ambos alcaldes, Corominas considera que “con la independencia estaríamos mejor, tendríamos más recursos, entre otras cosas para mejorar el excelente sistema sanitario del que disponemos en Cataluña”. El alcalde de Olot justifica que “en un país independiente destinaríamos más dinero a temas sociales y sanitarios”.

Por su parte, Enric Llorca, firme defensor del sistema de salud público no valora la sanidad en una Cataluña independiente. El alcalde de Sant Andreu de la Barca apuesta por un nuevo modelo para la sanidad catalana basado en la Atención Primaria. Llorca opina que “no hay que tergiversar los conceptos de democracia o libertad en función de los propios intereses”.

Votar en centros de salud

En Olot, las personas que quieran votar el 1 de octubre lo harán en los colegios electorales habituales. El alcalde ha aceptado ceder equipamientos de titularidad municipal para depositar las urnas. Como médico, Josep Maria Corominas, considera que la utilización de un “ambulatorio, un área básica o la entrada de un hospital no estropea ni dificulta” la labor asistencial. Aun así, remarca que “lo importante es que el 1-O la gente pueda votar y estaría bien que la pudiese hacerlo en los espacios que se habilitan normalmente en otras votaciones”.

Enric Llorca, por su parte, se ha comprometido a cumplir “estrictamente la ley” y no permitirá que la votación del 1-O se realice en espacios municipales. Sin embargo, asegura que “es la Generalitat quien tiene la competencia y si ellos deciden abrir los Centros de Atención Primaria (CAP) son libres de hacerlo”.

El día después

En el único aspecto que coinciden estos dos médicos es que el día después de la votación tiene que llegar el “diálogo”. Llorca asegura que “pase lo que pase el día 1 de octubre” los ayuntamientos deben “seguir gobernando para los ciudadanos, para todos los ciudadanos: los que quieren la independencia y los que no”.

Corominas espera del día 2 “el diálogo que ya se tendría que haber producido”. El médico de Olot afirma que “con un claro conocimiento de cuál es la situación en cuanto a ciudadanos que quieren expresar su opinión y cuántos de estos quieren la independencia, que realmente se produzca este diálogo”. Por otra parte, Josep Maria Corominas confía en seguir “colaborando en muchas cosas” con España, “cuando dejen de amenazarnos con los tribunales y resolvamos los problemas políticos como políticos”, apostilla.

Presiones a los alcaldes socialistas

Muchos alcaldes socialistas han sufrido presiones e incluso insultos y amenazas por negarse a ceder colegios electorales para el 1 de octubre. No es el caso de Enric Llorca aunque manifiesta que sí lo ha sido para “muchos compañeros”. En esta línea, Llorca critica que la “revolución de las sonrisas”, como se ha llamado en ocasiones al ‘procés, se haya convertido en “un gesto de odio” hacia los que no confían en la independencia. “Lo que debemos impedir es que alguien se sienta amenazado por expresar lo que opina”, concluye.

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