Imagen de ChatGPT.                                            
                                        
                                        
                                            En el siglo II a.C, Mitrídates VI, rey de Ponto –territorio de la antigua Asia Menor, ubicado en la actual 
Turquía–, creó el primer antídoto de la historia, con la finalidad de inmunizarse ante posibles intentos de envenenamiento por parte de sus enemigos del Imperio Romano. Ahora, siglos y siglos después, un nuevo avance llega al mundo de los 
antitóxicos: la 
Inteligencia Artificial (IA). Esta tecnología, que ha sufrido un 
boom en todo el mundo desde noviembre de 2022, cuando se presentó 
ChatGPT, tiene también aplicaciones en los antídotos. En este sentido, se ha mostrado útil para la identificación de un 
toxíndrome y sugerir un 
agente causal, a partir de la descripción de síntomas. La gravedad causada por la 
intoxicación es otro de los aspectos en los que la IA puede 
apoyar al sanitario, pudiendo medirla para ayudar en la toma de decisiones en cuanto a 
qué antídoto utilizar. La 
IA también puede proporcionar las contraindicaciones del 
agente antidótico y evaluar si existen o no criterios de utilización teniendo en cuenta las características del paciente.
Una vez que el sanitario escoja el tratamiento más adecuado, la IA es capaz de ayudar en la dosificación del antídoto, así como diversas vías de administración, facilitando el 
trabajo para el médico que lo prescribe, el farmacéutico que lo valida y el personal de Enfermería que lo aplica. La monitorización es otro punto en el que la IA es útil, al poder seguir los 
signos vitales de los pacientes y, de ser necesario, alertar al personal sanitario ante cualquier cambio significativo para 
ajustar el tratamiento.
Esta herramienta es eficaz también en el 
apoyo para la clasificación de un envenenamiento y su abordaje, por ejemplo, en el caso de las mordeduras de 
serpientes venenosas, pudiendo generar respuestas eficaces y un 
asesoramiento accesible y en tiempo real, algo muy relevante en áreas remotas o desatendidas desde un punto de vista sanitario.
	IA para crear antídotos
Estos ejemplos son algunas de las formas en las que la 
Inteligencia Artificial puede ser aplicada en la toxicología, algo que ha sido expuesto y recogido en el último 
Boletín de Antídotos de Cataluña. Este documento, publicado bajo el título '
La inteligencia artificial, ¿va a irrumpir también en el mundo de los antídotos?',  recoge cómo puede ser útil en la creación de antídotos, destacando especialmente en la identificación de moléculas con potencial terapéutico, debido a su capacidad para analizar grandes bases de datos, 
reduciendo los tiempos y los costes de la investigación.
La IA puede ser útil en la gestión de stock, 
optimizando la disponibilidad de antídotos. Otro punto en el que muestra eficacia es en el de la prevención, donde se han desarrollado ya algunas herramientas basadas en Inteligencia Artificial, que facilitan la 
detección temprana de reacciones adversas y de 
toxicidad, según el Boletín de Antídotos de Cataluña.
Otro campo donde la 
Inteligencia Artificial ha mostrado beneficios es en el ámbito docente y de investigación, debido a que la Inteligencia Artificial puede diseñar escenarios simulados. Un ejemplo puede ser la simulación de un caso de intoxicación atendida en el 
Servicio de Urgencias de un hospital, en el que muestre retos relacionados con el 
diagnóstico o tratamiento, algo que puede ser muy eficaz para la formación de profesionales. A pesar de esto, es necesario contar con datos correctos y representativos, para que los 
resultados de la IA sean los más acertados.                                        
 
                                        
                                            Las informaciones publicadas en Redacción Médica contienen afirmaciones, datos y declaraciones procedentes de instituciones oficiales y profesionales sanitarios. No obstante, ante cualquier duda relacionada con su salud, consulte con su especialista sanitario correspondiente.