8 jun. 2015 10:51H
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Jesús Vicioso Hoyo
Los movimientos antivacunas viven ajenos a las estadísticas. Rechazan la evidencia científica, que en pleno siglo XXI sería como mantener que la tierra es plana, y defienden un supuesto “derecho a decidir” sobre la vacunación de sus hijos, eso sí, beneficiándose en silencio del ‘efecto rebaño’ del resto de niños inoculados. Son pocos, pero se creen fuertes. Ir a la contra está siempre de moda. Y hacen daño, mucho daño, según la inmensa mayoría de los expertos, a la sanidad.

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