El director de la OMS, Tedros Adhanom. Europa Press.
La
Organización Mundial de la Salud (OMS) constata el buen ritmo de la implantación de la
inteligencia artificial en la sanidad española, que en este apartado se encuentra a la par que otras potencias europeas. Aunque percibe, eso sí, algunas limitaciones que impiden la definitiva ‘explosión’ de este tipo de tecnologías. Por ejemplo, la falta de una estrategia específica de IA para el sector salud, así como la incertidumbre legal y las barreras en los procesos de aprobación de programas.
En dos recientes
estudios sobre el impacto de la inteligencia artificial en los sistemas de salud, la OMS pone en valor la “transformación sutil pero profunda” que esta tecnología ha promovido en el sector de la sanidad. El apoyo a la toma de decisiones clínicas, la gestión de centros y la vigilancia en salud constituyen algunos de los
usos potenciales de la IA.
“En la región europea de la OMS, estos cambios han promovido una creciente atención a las políticas y a la regulación para orientar el
uso ético, equitativo y eficaz de la IA en la atención sanitaria -recoge uno de estos estudios-. Los Estados miembros están trabajando para garantizar que las aplicaciones se ajusten a los valores fundamentales de salud, como la
transparencia,
la rendición de cuentas y la supervisión humana, al tiempo que se abordan riesgos como los sesgos, las violaciones de la privacidad y el aumento de las desigualdades”.
La organización que preside
Tedros Adhanom reconoce el camino andado en la materia por las administraciones españolas, especialmente en el
impulso de planes sobre datos de salud. Según sus previsiones, esta filosofía les abrirá la oportunidad de mejorar la atención a pacientes, aligerar la presión sobre el personal sanitario y, en definitiva, aumentarla
eficiencia del Sistema Nacional de Salud (SNS).
Barreras a la IA en la sanidad española
No obstante, quedan aún “barreras” que derribar. La primera de ellas es la relativa a la ausencia de una estrategia propia de sanidad sobre inteligencia artificial (países como Suecia, Finlandia o Francia ya la tienen), aunque esta es una labor en la que ya trabaja el Ministerio de
Mónica García.
La propia ministra se refirió el pasado septiembre a esta
Estrategia de Inteligencia Artificial en el SNS que pretende llevar al
Consejo Interterritorial: buscamos crear un entorno que impulse la innovación, que dé visibilidad a las demandas de los profesionales y de los pacientes, que facilite el conocimiento y la evaluación de las ofertas tecnológicas disponibles", defendió.
Al margen de ello, la OMS detecta también
demasiada “incertidumbre legal” para el despliegue de la IA en la sanidad pública española, así como un proceso demasiado tosco para la aprobación de productos de inteligencia artificial.
"La IA ha comenzado a cambiar los sistemas de salud"
La
incertidumbre legal (reportada por el 86 por ciento del medio centenar de países analizados) y las
limitaciones financieras (78 por ciento) son los problemas más generalizados para la implantación de la IA en los diferentes sanitarios. No obstante, la OMS constata avances firmes en el desarrollo de infraestructuras digitales (el 66 por ciento cuenta con ‘hubs’ o plataformas de datos interconectados), o el uso de aplicaciones.
“La IA ha comenzado a cambiar la forma en que
se planifica, presta y gestiona la atención sanitaria, lo que promete servicios más eficientes, mejores resultados para los pacientes y una reducción de la presión sobre el personal sanitario, que está sobrecargado -concluye-. Sin embargo, como ha revelado la encuesta 2024-2025 sobre la IA para la atención sanitaria, esta promesa se ve contrarrestada por importantes retos, lagunas e incertidumbres que deben abordarse con cautela”.
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