Galletas en un supermercado.
El vínculo entre
alimentación y merchandising es cada vez más estrecho. Los protagonistas de la película
‘Lilo y Stitch’ son los últimos de una larga lista: la de personajes convertidos en reclamo para comprar galletas, cereales o snacks dirigidos al público infantil y juvenil. Esta estrategia de marketing, eficaz para captar la atención de los más pequeños, supone también un reto para quienes deben velar por la
calidad evitar
riesgos para la Salud Pública tras esta apariencia amigable.
En un mercado globalizado donde productos alimentarios recorren miles de kilómetros hasta llegar a tiendas y supermercados, los
riesgos asociados a un etiquetado incorrecto pueden ser elevados, especialmente para personas con
alergias o intolerancias. En este punto, la
seguridad alimentaria depende en gran medida de sistemas de control eficaces que permitan detectar posibles deficiencias y evitar consecuencias graves.
Alerta sanitaria en galletas
La última alerta lanzada por la Agencia
Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (Aesan) se centra en unas galletas procedentes de China en cuya etiqueta no se advierte de la presencia de
alérgenos como leche, soja o sulfitos. Estos productos no suponen un riesgo para la población general, pero sí para aquellos que padecen algún tipo de alergia o intolerancia.
Las galletas, distribuidas en diversos formatos y sabores, destacan por un llamativo envasado en el que aparecen numerosos personajes de la factoría Disney. La
alerta alcanza a diferentes productos, desde cajas de 40 gramos hasta envases de 150 gramos.
Su distribución inicial alcanzó al menos 14 comunidades autónomas.
Uno de los productos retirados.
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La importancia del etiquetado
En este caso, el problema radica en la
omisión del etiquetado de alérgenos, obligatorio en la normativa europea. La Aesan señala que los ingredientes no están correctamente detallados en muchos de los lotes analizados, lo que impide a las personas afectadas identificar el riesgo. Por ello, ha activado el Sistema Coordinado de Intercambio Rápido de Información (SCIRI) para coordinar su
retirada del mercado y ha pedido a los consumidores alérgicos o intolerantes que no consuman estos productos.
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