Los jóvenes, los más afectados por la destrucción de empleo y la desprotección institucional durante la pandemia

Fedea publica el informe 'Protección Laboral en un Mercado Dual: Lecciones de una Pandemia'. Al detalle en Redacción Médica
Los jóvenes, los más afectados por la destrucción de empleo y la desprotección institucional durante la pandemia.


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La pandemia del Covid-19 provocó un colapso sin precedentes en el mercado laboral español: solo en las primeras semanas de confinamiento se destruyeron cerca de 900.000 empleos. Esta disrupción repentina y desigual entre sectores permite analizar la capacidad de respuesta del sistema de protección social. El artículo Protección Laboral en un Mercado Dual: Lecciones de una Pandemia estudia cómo afectó esta crisis a uno de los colectivos más vulnerables: los jóvenes. Los contratos temporales, la escasa cotización y los empleos en sectores precarios dibujan un perfil laboral frágil. Así, mientras el empleo juvenil se desplomaba, en sectores como la sanidad el mercado laboral ofrecía una imagen muy distinta para los trabajadores de mayor edad. En el grupo de 55 a 64 años, el empleo apenas se redujo un 0,23 por ciento, y entre los mayores de 64 años incluso creció un 4,43 por ciento.


El empleo en pandemia, una cuestión atravesada por la edad de los trabajadores


El impacto del desempleo se vivió de forma muy distinta en unos sectores y en otros. La hostelería y el comercio fueron los más golpeados en términos absolutos, registrando una pérdida de empleo especialmente intensa. En cambio, sectores como la sanidad, la educación o la administración pública sufrieron una destrucción de empleo mucho más contenida. Los datos muestran también una clara desigualdad generacional: los jóvenes de entre 16 y 34 años experimentaron caídas de empleo notablemente superiores al promedio en prácticamente todos los sectores.

Los trabajadores jóvenes fueron los más golpeados por la destrucción de empleo durante la crisis provocada por la pandemia. De este modo, el grupo de 16 a 19 años sufrió la mayor caída relativa, con una pérdida del 39,48 por ciento y 53.100 empleos menos. Le siguieron los jóvenes de 20 a 24 años, con una reducción del 25 por ciento que supuso la desaparición de 214.700 puestos de trabajo. A medida que aumenta la edad, el impacto disminuye: en el grupo de 30 a 34 años el empleo cayó un 10,22 por ciento, y entre los de 35 a 44 años, un 9,14 por ciento. En el extremo opuesto, los mayores de 55 años apenas se vieron afectados. De hecho, en el grupo de 64 años o más, el empleo creció un 4,43 por ciento, como consecuencia de la demanda en sectores esenciales como sanidad y agricultura. En conjunto, los menores de 35 años, que representan apenas el 26 por ciento de la fuerza laboral, concentraron más de la mitad del empleo destruido durante la crisis. Su concentración en actividades marcadas por la alta rotación y la temporalidad, como la hostelería o el transporte, los sitúa en una posición especialmente vulnerable ante shocks abruptos como el que provocó la pandemia.


La edad, factor clave en la protección institucional


Durante la pandemia, los jóvenes no solo sufrieron una mayor destrucción de empleo, sino también una protección institucional considerablemente más baja. La tasa de cobertura por ERTE alcanzó el 75,5 por ciento entre los trabajadores de 35 a 49 años y el 74,6 por ciento en el grupo de 50 a 65 años, mientras que en los jóvenes de 16 a 34 años descendió al 65,5 por ciento. La situación fue aún más grave para los más jóvenes: entre los 16 y los 19 años, la cobertura apenas superó el 43 por ciento. Esta falta de protección no se compensó a través de otros mecanismos. Las coberturas fuera del marco de los ERTE, como las prestaciones, subsidios o pensiones, fueron especialmente bajas entre los menores de 25 años. La alta temporalidad, la trayectorias laborales fragmentadas y una fuerte concentración en sectores golpeados por la crisis, como la hostelería o el comercio, explican esta situación. 
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