Enrique Pita / Fotografía: Diego S. Villasante. Madrid
De este modo, el PP abre la puerta a rectificar dos puntos que han sido criticados abiertamente no solo por los grupos de la oposición, sino también por los distintos agentes implicados en el sistema innovador, desde los rectores a los sindicatos, pasando por las sociedades científicas y los propios investigadores, que han llegado a asegurar que con estos presupuestos el sistema de Ciencia podría llegar a “colapsar” en 2013. Sin embargo, y pese a la posibilidad de que estas dos enmiendas sean finalmente aceptadas, lo cierto es que las partidas económicas destinadas por los PGE a la Secretaría de Estado de I+D+i no gustan a casi nadie, ni siquiera a la propia Carmen Vela, que ha asegurado que es un presupuesto “difícil y reducido” y que no es el que a ella le hubiera gustado presentar, pero, a pesar de ello, ha mostrado su compromiso a “trabajar para lograr que el sistema siga funcionando” y para ello se marca cinco líneas maestras a seguir: buscar la eficiencia, fomentar la excelencia, lograr una mayor participación del sector privado, internacionalizar el sistema de Ciencia español y apostar por los recursos humanos.
Todo esto, estas cinco líneas de trabajo básicas, debe llevarse a cabo con un presupuesto de 3.943 millones de euros, más de 1.300 millones menos que en 2011. Es decir, un 26 por ciento menos. De esos cerca de 4.000 millones, 2.300 se refieren al Capítulo VIII (en torno al 28 por ciento menos que en 2011), es decir, a las operaciones financieras. En este sentido, Vela ha defendido, tal y como viene haciendo desde la presentación del proyecto de PGE el pasado mes de marzo, que el recorte, aun siendo importante, es menos problemático de lo que parece, toda vez que gran parte de este Capítulo VIII queda generalmente sin ejecutar (en 2011 solo se ejecutó el 40 por ciento). De hecho, ha afirmado que “si fuéramos capaces de ejecutar todo el presupuesto de la Secretaría de Estado para 2012 estaríamos por encima del total ejecutado el pasado año”. Y de ahí que haya asegurado que “el problema no es el límite presupuestario sino la capacidad de ejecutarlo”. |