Marta Rivas y Rubén Blanco.
El tiempo no se detiene. Nada puede frenar el avance de las agujas del reloj, salvo en un momento del año. A finales de octubre, España empuja las manecillas 60 minutos hacia atrás. El
cambio de hora se ha convertido en uno de los días clave del otoño -pese a que podría dejar de serlo-. En 2025, el paso del horario de verano al de invierno se producirá en la madrugada del domingo 25, cuando las 3:00 se transformen en las 2:00 -las 2:00 en la 1:00 en Canarias-. Un retraso que busca garantizar el ahorro energético, pero que, a su vez,
afecta al estado de salud de los ciudadanos. De este no se escapan las plantillas del Sistema Nacional de Salud (SNS), que no solo impacta sobre ellos mismos, sino que, en ocasiones, también
su propio trabajo.
Marta Rivas suspira cuando se cambia la hora. "Nos afecta sin lugar a duda y, por ende, también al proceso asistencial", ha indicado la enfermera del servicio de Neumología del
Hospital Universitario Puerta de Hierro-Majadahonda (Madrid) a
Redacción Médica. Los perjuicios de atrasar la hora -al igual que cuando se adelanta en primavera- se traducen en
trastornos de sueño o problemas gastrointestinales. Males a los que ya están acostumbrados los sanitarios, al ser especialmente recurrentes en aquellos que realizan turnos nocturnos, según ha indicado la integrante del Servicio Madrileño de Salud (Sermas).
El riesgo de padecer cualquiera de los mencionados
incide directamente en la forma en la que se atiende a los pacientes que acuden al hospital o centro de salud. "Se aumenta el riesgo de errores, por lo que la calidad asistencial se ve disminuida", ha lamentado Rivas.
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"Se aumenta el riesgo de erroes, por lo que la calidad asistencial se ve disminuida"
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Además, el cambio de hora no solo puede trastocar su estado físico y mental y su propia actuación, sino que también a
la propia organización de la jornada de trabajo. En concreto, la extraordinaria. "A lo que más afecta es a la guardia, ya que hay que organizar la noche de forma alternativa", ha indicado el médico de Familia en Salamanca, Rubén Blanco. En este sentido, Ana -nombre ficticio-, facultativa en el servicio de Urgencias de un hospital madrileño, ha apostillado que el problema se halla en los profesionales que añaden una hora más a
su guardia, por lo que pueden pasar de las 24 a las 25.
Cambios de pacientes
Blanco ha puntualizado que
él no nota grandes cambios en cuanto a la afluencia de pacientes, al menos en su consulta. Es más, bajo su punto de vista, el cambio principal en la tipología del individuo atendido radica más en los efectos de la meteorología que en los del cambio de hora. "Es verdad que hay más personas con síntomas de depresivos en otoño, pero esto está más unido a la falta de luz solar y el frío que a atrasar el reloj", ha compartido el especialista en Medicina Familiar y Comunitaria.
Por su parte, Rivas ha puntualizado que
los pacientes con varias patologías crónicas "pueden ser más vulnerables a los cambios de horario". Hay que destacar que determinados estudios científicos han revelado que este desequilibrio rompe el ritmo circadiano, lo que compromete el sueño, la temperatura corporal, la secreción hormonal o el apetito.
¿Qué horario es mejor?
El cambio de hora supone el paso del horario de verano al de invierno. En marzo, se volverá a producir, aunque a la inversa. Un proceso que se repite cada año, pero que podría tener los días contados. Y es que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha propuesto al Consejo Europeo
acabar con esta modificación estacional. "Apenas ayuda a ahorrar y tiene un impacto en la salud y en la vida de la gente", ha recalcado el jefe del Ejecutivo.
En caso de validarse esta decisión, los relojes no volverían a adelantarse o atrasarse. Motivo por el que se tendría que escoger que horario se prefiere:
verano o invierno. El barómetro de noviembre de 2023 del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) mostró que el 68,5 por ciento de la población se quedaría con el estival.
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"El horario de invierno se adecúa mejor a nuestro reloj biológico"
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Blanco también apuesta por el de verano, al darle una hora de luz más para aprovechar fuera del trabajo. Sin embargo, como profesional, el facultativo ha reconocido que es
mejor el de invierno, ya que
"se adecúa mejor a nuestro reloj biológico". Rivas concuerda con el especialista de Medicina Familiar y Comunitaria. "Mejora la calidad del sueño y la salud en general", ha reseñado. Incluso, la ministra de Sanidad, Mónica García, ha revelado ser "team invierno". A nivel sanitario, las manecillas se deberían retrasar una vez más y dejarlas fluir sin más intervenciones. Al final, esto es lo que hace el tiempo: avanzar.
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