Los grupos trasplantadores de cada autonomía tendrán la última decisión ante un incremento de presión por el Covid-19

Los equipos de las CCAA decidirán parar los trasplantes en la segunda ola
Beatriz Domínguez Gil, directora de la ONT.


1 nov. 2020 16:30H
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La pandemia del coronavirus Covid-19 ha influido a todos los ámbitos de la asistencia sanitaria, incluidos la donación y trasplantes. Si durante la primera ola la directora de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT), Beatriz Domínguez Gil, aseguraba que se había reducido considerablemente la actividad y se precisaban de protocolos, esta segunda la encara con buenas vibraciones y teniendo por seguro que la segunda ola pilla a los sistemas de donación y trasplantes “más preparados” gracias a un programa elaborado por la propia ONT antes de verano.

Como incide la propia Domínguez-Gil,  durante los meses de marzo, abril y mayo, el descenso en la actividad de donación y trasplante de órganos fue muy “importante”; algo que, de forma lenta y progresiva, el sistema ha sido capaz hasta conseguir coexistir con la epidemia.

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“Ahora mantenemos una actividad que se aproxima a la que manteníamos en los meses correspondientes de 2019. Sí evaluamos los nueve primeros meses de este año con los del año 2019, el descenso de donación es del 26 por ciento y del 22 por ciento en trasplante. A día de hoy, hemos recuperado un ritmo de actividad de donación y trasplante que se aproxima al de 2019. Todo gracias al esfuerzo coordinado de los profesionales sanitarios, así como a la generosidad de los donantes y sus familias”, informa.


La incidencia de la infección del SARS-CoV-2 es mayor en pacientes trasplantados que en no trasplantados.


De hecho, el triunfo del sistema se apoya, según la ONT, en parte del protocolo, que adelantó Redacción Médica, y que lleva en marcha desde entonces. Así, este proyecto tiene tres fases que, según Domínguez-Gil, se han cumplido pese a que el sistema sanitario se esté sufriendo momentos de estrés asistencial. Los tres pilares: cribado y evaluación de donantes y receptores y gestión de centros sanitarios, se han cumplido. “Un gran logro para el sistema”, apunta Domínguez-Gil que debe trasladar a los pacientes una sensación de “seguridad”.

Respecto al cribado en todos los donantes y receptores, la directora de la ONT asegura que se cumplen todas las garantías mediante la evaluación de síntomas, pruebas diagnósticas y aislamientos. Un punto muy importante si se tiene en cuenta el segundo pilar del programa, en análisis del virus en pacientes trasplantados. Han asegurado los estudios elaborados por la ONT que la incidencia de la infección del SARS-CoV-2 es mayor en pacientes trasplantados que en no trasplantados.


La última decisión en manos de las CCAA


“Hasta mediados de julio elaboramos un estudio con cerca de los 800 pacientes trasplantados que se acaba de publicar en la American Journal. En ese informe se mostraba que la infección era más agresiva y tenía mayor mortalidad. Los datos sugieren que no es algo que ocurra tanto por ser un paciente trasplantado, como por la comorbilidad y la edad del paciente”, explica la directora de la ONT que también adelanta que se va a repetir el estudio en esta segunda ola.


La ONT deja en manos de cada equipo la necesidad o no de parar la actividad de trasplantes y de evaluar la gravedad de los pacientes


El último punto, tal vez uno de los más difíciles de controlar para la organización nacional, ha sido los circuitos libres de coronavirus. Es decir, que los centros sanitarios aseguraran mantener la actividad de trasplantes aportando seguridad a los pacientes. Una cosa que se asegura que se ha cumplido en todo momento primando la seguridad de donante y trasplantado.

“Somos conscientes de que si volvemos a una situación de colapso del sistema sanitario de extrema gravedad se deben evaluar las prioridades de cada centro”, explica. En este punto, la ONT deja en manos de cada equipo la necesidad o no de parar la actividad y de evaluar la gravedad de los pacientes. Es decir, que la ONT abre la puerta a las CCAA de que, si es necesario, evalúen caso por caso cada uno de los trasplantes y determinen “si deben proceder al trasplante atendiendo a la situación clínica del paciente y del propio hospital”. En este tipo de casos, es lógico que se priorice el trasplante de pacientes urgentes, con expectativa de supervivencia corta y o de clínica grave.
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