Los profesionales apuntan a los condroprotectores como la mejor terapia no siempre accesible.



24 abr. 2015 11:33H
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Cristina Alcalá / Lorena Martínez / Imagen: Miguel Fernández de Vega. Toledo
El uso excesivo de analgésicos y antiinflamatorios como el paracetamol puede acarrear a los pacientes con artrosis complicaciones en su salud. Así se ha reflejado durante el encuentro centrado en el abordaje de esta enfermedad que ha tenido lugar en el marco del III Congreso Nacional Semergen de Pacientes Crónicos.
 

Ángel Gil de Miguel sobre la inequidad en tratamientos para la artrosis en el SNS.

De este modo, Sergio Giménez, médico de familia y coordinador nacional del grupo de trabajo de aparato locomotor de Semergen, anota casos de daños hepáticos derivados del consumo de este modelo de fármacos durante un largo periodo de tiempo. Mientras, Ángel Gil de Miguel, especialista en medicina preventiva y comisionado para la equidad de la Alianza General de Pacientes (AGP) denuncia que “se echa mano de paracetamol al mínimo dolor” y, dado que la artrosis cada vez afecta a personas más jóvenes y la esperanza de vida sigue en aumento, “pasados 20 años encontrarán problemas por los efectos secundarios”.
 
Ambos profesionales sitúan a los condroprotectores como la mejor terapia a la hora de enfrentar las patologías de carácter reumatológico. No obstante, tal y como ha señalado el presidente de la Liga Reumatológica Española (Lire), Benito Martos, su prescripción no resulta igualitaria en todas las comunidades y solo el 30 por ciento de los afectados los incluyen en su tratamiento.
 
Martos ha anotado asimismo que más de la mitad de los pacientes (54 por ciento) se muestra insatisfecho con su tratamiento. Y es que, para este responsable, la artrosis se entiende como una enfermedad de vejez que en muchos casos no es atendida por los reumatólogos, sino desde Atención Primaria.
 
Por otra parte, para educar al paciente ante la automedicación, los ponentes apuestan por la formación de los sanitarios y la implicación de los enfermos a la hora de reclamar al sistema cambios o mejoras en las estrategias de abordaje, conformando la figura del paciente experto’. “Antes se hablaba de enfermedades, después de pacientes y ahora de personas. El paciente es más experto, consciente y  coparticipa con el médico”, ha concluido Giménez.

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