Terradillos, directora del Instituto de Seguridad y Salud en el Trabajo, analiza el plan de reincorporación tras cáncer

La entrevista completa a María Jesús Terradillos, directora del Departamento de Promoción de la Salud y Epidemiología Laboral del Insst, en Redacción Médica
María Jesús Terradillos, directora del Departamento de Promoción de la Salud y Epidemiología Laboral del INSST.


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Según cálculos recientes, se estima que el 38 por ciento de los diagnósticos se produce en personas de entre 18 y 65 años, lo que supone que más de 107.000 trabajadores verán afectada su carrera profesional a consecuencia de la enfermedad. Ante esta situación, el Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo (Insst) y la AECC han firmado un acuerdo de colaboración para apoyar el mantenimiento y la reincorporación laboral de las personas afectadas por cáncer, así como para promover su prevención en el entorno de trabajo. María Jesús Terradillos, directora del Departamento de Promoción de la Salud y Epidemiología Laboral del Insst, atiende a Redacción Médica y explica cómo se aplicará este acuerdo en los entornos sanitarios.

Desde el inicio de la entrevista insiste en que existen dos protocolos. Por un lado, el de retorno al trabajo de personas con cáncer, que lo ha elaborado fundamentalmente la Asociación y, por otro, el que se firmó el 1 de diciembre. "No deja de ser un convenio de colaboración entre las dos entidades. Hay que decir que es voluntario, no es algo que se pueda imponer a las empresas", reitera.

¿Qué impacto tiene un diagnóstico de cáncer en la trayectoria profesional y la estabilidad laboral de una persona, especialmente entre los profesionales sanitarios, acostumbrados a ser ellos quienes cuidan?

Un diagnóstico de cáncer suele implicar una interrupción prolongada de la vida laboral (bajas largas, tratamientos intensivos y secuelas), lo que se traduce en un frenazo del desarrollo profesional: reduce la probabilidad de promoción, puede obligar a cambios de funciones y, en muchos casos, conlleva pérdida de ingresos o desempleo, además de salidas prematuras del mercado de trabajo. Este impacto es especialmente duro en autónomos, personas con contratos precarios o ingresos bajos, donde la enfermedad se suma a una situación laboral ya vulnerable. 

En el caso de los profesionales sanitarios, el diagnóstico de cáncer tiene un componente emocional adicional con un fuerte impacto identitario y en la percepción de su rol. Ya que pasan de ser quienes cuidan a ser cuidados. La alta responsabilidad asistencial y la cultura de “no fallar al paciente” hace que el impacto emocional, marcado por la culpa, el miedo a no rendir y el temor a la estigmatización, sea intenso.

¿Qué medidas concretas incorpora el protocolo para facilitar la reincorporación y el mantenimiento en el puesto de trabajo de los profesionales sanitarios afectados por cáncer?

El protocolo no se ha desarrollado por profesiones o sectores de actividad pero, lógicamente, puede adaptarse a profesionales sanitarios teniendo en cuenta las particularidades de cada centro, puesto que propone medidas estructurales y operativas. Pero propone algo fundamental: que la persona no vuelva sola. Incluye un plan individualizado de reincorporación, la figura de un coordinador que acompaña todo el proceso, la valoración del médico del Trabajo y adaptaciones razonables, desde flexibilidad horaria hasta ajustes temporales de tareas. También contempla formación a mandos y equipos y un enfoque de confidencialidad y apoyo psicosocial.

Los profesionales de determinadas áreas, como los expuestos a radiaciones o a determinados fármacos, piden mayor seguridad para no desarrollar enfermedades como el cáncer, ¿cómo se podría abordar?

Si bien el protocolo parte de trabajadores que ya han desarrollado la enfermedad y persigue facilitar su vuelta a la actividad laboral, pero no contempla las actividades previas de seguridad, protección y prevención del riesgo, el abordaje es claro: la mejor prevención del cáncer laboral es evitar o, si no es posible, reducir la exposición al mínimo desde el diseño del trabajo. Esto implica sustituir agentes cancerígenos cuando sea posible, mejoras técnicas como reforzar blindajes y sistemas cerrados para citostáticos, protocolos estrictos de manipulación, dosimetría individual, rotación adecuada y garantizar formación práctica y vigilancia de la salud específica en las unidades de mayor riesgo. También es clave una cultura de seguridad real, donde las exposiciones se registren, se investiguen y se actúe preventivamente.

¿Cómo se prevé implantar estas medidas de manera efectiva en los centros sanitarios integrados en la Red Española de Empresas Saludables?

La Red Española de Empresas Saludables nos ofrece una palanca ya creada y se trata de que integren este protocolo de cáncer en sus planes de empresa saludable. Cada hospital adherido puede nombrar un coordinador de casos oncológicos, fijar indicadores de seguimiento y convertir el retorno tras cáncer en un procedimiento estándar más de calidad asistencial.

Los puntos clave incluyen la adhesión institucional, incorporando el protocolo AECC en la política de salud laboral del centro con el compromiso explícito de la Dirección; la formación y designación de una persona coordinadora o gestora del caso, así como de los mandos, en comunicación y adaptaciones laborales; la protocolización de los itinerarios mediante la creación de plantillas para el Plan Individualizado y para los indicadores clave de rendimiento (KPI), aprovechando los anexos que ofrece el propio protocolo , como cartas, consentimientos e indicadores; y, por último, la integración con la Red, favoreciendo el intercambio de aprendizajes entre centros, el reporte de resultados y el uso de dicha Red para auditorías y mejoras continuas en la implementación.


"La clave es adaptar el puesto al estado de salud, no al revés"



En un entorno con elevada exposición a riesgos biológicos, químicos o radiológicos, ¿cómo se adaptará la reincorporación de los profesionales sanitarios que han superado un cáncer para garantizar su seguridad y salud laboral?

La clave es adaptar el puesto al estado de salud, no al revés. Antes de reincorporarse, el médico del Trabajo evalúa si la persona puede exponerse a agentes biológicos, químicos o radiológicos. Cuando no es seguro, se ajustan tareas, se modifican turnos o se reasigna temporalmente a áreas con menor riesgo. La aptitud se revisa periódicamente porque las necesidades cambian con el tiempo.

Volver a una UCI, a Radiología intervencionista o a una sala de citostáticos tras un cáncer no puede ser un ‘copiar y pegar’ del puesto previo. La clave es una evaluación de aptitud rigurosa, posibles traslados a áreas de menor exposición, limitación de determinadas tareas y una reincorporación escalonada que anteponga siempre la salud del profesional.

¿Cómo se coordinará el Insst con los Servicios de Prevención de hospitales y centros de salud para garantizar itinerarios de vuelta al trabajo individualizados?

El Insst es un organismo científico-técnico y la coordinación con las empresas se articula, entre otros, a través de la elaboración de guías técnicas de desarrollo normativo y otros documentos técnicos de apoyo, desarrollo de estudios de investigación, actualización de métodos de valoración de riesgo impartiendo formación a los Servicios de Prevención. Pero también, como responsable de la gestión de la Red Española de Empresas Saludables, tiene un importante papel en la difusión de las buenas prácticas entre las empresas brindando un espacio en el que compartir experiencias y conocimiento.

¿Qué papel desempeñarán los médicos del Trabajo y las Unidades de Salud Laboral del ámbito sanitario en la valoración, seguimiento y adaptación del puesto de los trabajadores que retoman su actividad tras un cáncer?

El papel que deben estar ya desempeñando ante cualquier tipo de patología: un papel absolutamente fundamental. Son quienes conocen las exigencias y los riesgos del puesto de trabajo, por lo que valoran la aptitud, recomiendan adaptaciones y hacen el seguimiento evolutivo. Su papel es garantizar que volver al trabajo sea seguro, sostenible y compatible con la salud de la persona.

En el caso de personas con cáncer, se incluye la valoración de aptitud para el puesto antes de la reincorporación, junto con la propuesta de adaptaciones razonables en tareas, jornada, exposición o ergonomía, siendo esta valoración un requisito fundamental del protocolo. Además, se diseña un plan individualizado con seguimiento sistemático mediante revisiones planificadas, indicadores de desempeño y registro de progresos. La coordinación con el oncólogo y la medicina asistencial asegura que las recomendaciones laborales sean coherentes con el estado de salud y los tratamientos. Por último, se realiza un seguimiento longitudinal en estrecha colaboración con la figura coordinadora de contacto, recursos humanos, mandos y, cuando procede, con el sistema de Seguridad Social en situaciones de incapacidad temporal o permanente.



"Son perfiles con riesgos Radiología, Medicina Nuclear y Radioterapia"



¿Qué sectores o perfiles profesionales requieren actuaciones prioritarias según los datos del Instt?

El Insst considera que se deben priorizar intervenciones en los sectores donde la evidencia de exposición a agentes cancerígenos es mayor y en los que la implantación de medidas preventivas puede reducir sustancialmente la carga: construcción, astilleros, industria química y manufacturera, transporte y gasolineras, refinerías de petróleo y derivados, industria textil y plásticos, agricultura y, evidentemente, el sector sanitario; dentro de éste se encontraría el área Hospitalaria, la exposición a citostáticos. También son perfiles con riesgos Radiología, Medicina Nuclear y Radioterapia por la exposición a radiaciones ionizantes. Al igual que Anatomía Patológica y Laboratorio por la exposición a Formaldehído y otros químicos y Oncología y Farmacia donde las medidas preventivas tienen un impacto inmediato.

El acuerdo se anunció el 1 de diciembre. Aunque se trate de una recomendación y no sea de cumplimiento obligatorio, ¿qué expectativas hay sobre su recepción y cómo se planifica su implementación?

Se verá a largo plazo. Para su piloto se buscó involucrar empresas de distintos tamaños y sectores, evitando que fuera homogéneo. Aunque inicialmente se ofreció la colaboración de la Red Española de Empresas Saludables, finalmente la Aecc puso en marcha el piloto por sus propios contactos. Actualmente no se sabe en qué empresas se está aplicando, pero una vez se obtengan los resultados, se darán a conocer a toda la red, que incluye más de 50 centros sanitarios comprometidos voluntariamente con la salud laboral.

Las empresas deben enviar una memoria de las acciones realizadas, firmada tanto por la dirección como por los sindicatos y representantes de los trabajadores, lo que garantiza la veracidad de la información y el cumplimiento de los criterios establecidos.
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