Gracia Álvarez, de UGT, conmina al Estado a investigar la relación entre fármacos peligrosos y cánceres en enfermeros

"Probablemente en los hospitales grandes hay más protección al sanitario"
Gracia Álvarez, secretaria de Sanidad de UGT.


28 abr. 2017 9:10H
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POR MARCOS DOMÍNGUEZ
Las últimas noticias sobre enfermeros que han tenido problemas por negarse a manipular fármacos peligrosos o por denunciar a su hospital por enfermedades presuntamente derivadas de esta manipulación ha puesto sobre la mesa la controversia sobre la desprotección de los profesionales sanitarios a la hora de gestionar estos medicamentos.

“No debería de haber diferencias de protección entre los profesionales sanitarios españoles”, lamenta Gracia Álvarez, secretaria de Salud, Servicios Sociosanitarios y Dependencia de UGT. Aunque no hay estudios al respecto, su experiencia le dice que es “prácticamente seguro” que hay diferentes protocolos de actuación en diferentes hospitales ante las mismas situaciones. Y que, “probablemente, en los hospitales grandes haya un nivel mayor de protección”.

El principal problema que señala el sindicato es que, tras la publicación de un listado de medicamentos peligrosos y recomendaciones en su uso elaborado por el Instituto Nacional para la Salud e Higiene en el Trabajo, no hay una “declaración de enfermedades profesionales ni una investigación para determinar cómo la exposición, tanto en tiempo como en cualidad de la misma, repercute en la aparición de cánceres”.


"Habría que determinar qué es un sistema cerrado"


Álvarez considera que esta investigación debería llevarse a cabo a nivel estatal ya que es muy difícil determinar si la exposición a medicamentos peligrosos influye en la aparición de un cáncer en concreto, y destaca la necesidad de cruzar los datos de los reconocimientos de los trabajadores con los de su historia clínica para conocer esa influencia.

Otro aspecto en que la secretaria de Sanidad de UGT incide es en el de los sistemas cerrados de preparación de estos fármacos, pues no todos son iguales y en algunos que se denominan cerrados pueden darse escapes que no se ven a simple vista. “Habría que determinar qué es un sistema cerrado, qué características tienen que cumplir y cuáles las cumplen”. El problema es que, como en casi cualquier ámbito de la sanidad, los recortes de los últimos años han supuesto diferencias en la adquisición de estos equipos: los mejores son los más caros. Por eso es determinante aclarar qué requisitos tiene que cumplir un sistema para considerarse cerrado, más allá de lo que diga el fabricante.

Todo este cuidado debe ir acompañado, en opinión de Gracia Álvarez, de “un plan de formación e información a los trabajadores del hospital”. Cuando no se conoce el riesgo poco se puede hacer por evitarlo. 
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