Nerea Méndez, investigadora del programa Miguel Servet del ISCIII, tuvo que seguir trabajando durante la baja maternal

 Nerea Méndez, una de las mejores cinco investigadoras de menos de 40 en España
Nerea Méndez.


13 may. 2023 13:05H
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Fue en un Erasmus en Reino Unido, cuando Nerea Méndez, apasionada de la Biología, decidió que su camino debía estar ligado al mundo de la investigación. Un sueño y un reto a la vez, teniendo en cuenta la poca estabilidad que, según cuenta, ofrece en este tipo de carreras en el Sistema Nacional de Salud. Los planes a largo plazo no son una opción y destacar con proyectos punteros es casi una obligación. Y ya lo ha hecho con su estudio para una detección temprana de las enfermedades vasculares por el que ha sido reconocida fuera y dentro de nuestras fronteras.

Enamorada de la montaña, esta investigadora cree que todavía quedan muchas cimas por conquistar en lo que a liderazgo femenino se refiere dentro de la Ciencia, donde pocas pueden acabar llevando la batuta en un proyecto y sufren desventajas y deciden ser madres. Así lo cuenta desde el Laboratorio de Patología Vascular de la Fundación Jiménez Díaz como investigadora principal del programa Miguel Servet del Instituto de Salud Carlos III en esta entrevista para el pódcast 'Líderes Sanitarias'.  
 
Cuéntenos, ¿en qué líneas de investigación estás trabajando en este momento?
 
Pues actualmente formamos parte del Laboratorio de Patología Vascular del Instituto de Investigación Sanitaria de la Fundación Jiménez Díaz. Yo llevo ya desde que empecé la tesis doctoral trabajando en enfermedades cardiovasculares, principalmente en desarrollo de aterosclerosis y aneurismas aórticos. Durante mi postdoctoral me mudé a la Fundación y he hecho varias estancias fuera en en París y en Boston, todo relacionado con las enfermedades cardiovasculares. Actualmente, con mi línea emergente con este contrato Miguel Servet, también estoy trabajando en desarrollar un sistema para analizar las líneas de señalización molecular y comunicación celular entre las células del vaso, para ver cuáles son las señales de inicio de la enfermedad vascular. Queremos desarrollar un sistema en tres dimensiones que imite la estructura del vaso para intentar imitar lo que sucede en los vasos sanguíneos, pero en el laboratorio. Estamos poniendo a punto unos sistemas de ecocultivo de células vasculares y endoteriales, que son las principales células que forman los vasos sanguíneos, y queremos ver experimentalmente cuáles son las señales que iniciarían el daño vascular para poder desarrollar dianas diagnósticas y terapéuticas con la finalidad de conseguir una mejora a la hora del diagnóstico y tratamiento de los pacientes.
 
Ha sido reconocida como una de las cinco investigadoras menores de 40 años más destacadas en España, precisamente en relación a estos proyectos. ¿Cuesta destacar en un sector como la investigación siendo joven?
 
Sí, sí, cuesta destacar. Hay mucha competitividad porque el sistema nos induce a la competitividad, porque realmente los contratos y los proyectos que tenemos que conseguir son competitivos. Al final tu currículum es el que manda dentro de todo el sistema de ciencia. En este país es muy difícil ser investigador, los que estamos en ciencia y los que quieren ser científicos deben saberlo. No existe un sistema muy robusto de ciencia, no hay una estabilidad de la carrera científica. Tenemos que luchar por conseguirlo, porque es muy difícil. Entonces sí cuesta destacar. Estoy orgullosa por haber llegado a  conseguir este reconocimiento y sobre todo, porque es un reconocimiento también al trabajo de la mujer en la ciencia, que también es bastante difícil y tenemos muchas barreras, como en otros trabajos, pero en la ciencia también.
 
En su caso personal hablaba de dificultades, ¿qué obstáculos ha tenido que sortear para llegar hasta donde está?
 
Pues principalmente los obstáculos son conciliar la vida familiar con la vida del trabajo, que creo que es un obstáculo que también tenemos en muchos otros trabajos las mujeres. También tenemos un problema en ciencia, y es que siempre tenemos que destacar yendo fuera, haciendo una carrera científica también en centros de investigación de fuera del país, con lo cual eso también es un obstáculo en cuanto a conciliar tu vida personal con tu vida profesional. Pero sin duda, ahora que me encuentro en el momento de maternidad y conciliación con el trabajo, esto ha sido bastante difícil, puesto que la ciencia no para. Tenemos que seguir, tengo que seguir con los estudiantes que tengo en el laboratorio, pidiendo proyectos, pidiendo contratos y todo esto pues conciliarlo con los dos pequeños que tengo en casa. Así que bueno, pues esto es un poco un poco difícil.
 
¿Cree entonces que habría que incidir en la conciliación familiar?
 
Sí, hay que incidir en en este tema. Los datos nos indican que somos muchas las mujeres que hacemos la tesis doctoral, pero hay muy pocas mujeres que llegan a ser jefa de laboratorio, jefas de investigación... Ahí hay una barrera de género que tenemos que derribar para que haya igualdad. Eso es en todos los sectores, en este un poco más, porque deberíamos tener un poco de seguridad de la carrera científica. Si por ejemplo, tú tienes seguridad de que en tres años vas a poder mantenerte en la carrera, pues no tendrías que seguir trabajando durante la baja maternal, como es el caso, porque no puedes parar de trabajar.
 
Sí, de hecho, no sólo está el problema de ese techo de cristal que destacaba, sino que la presencia de mujeres es menor que en otras áreas profesionales de la sanidad en las que existe una mayor feminización. Estamos hablando de que, por ejemplo, en el área investigadora a nivel mundial, menos del 30 por ciento de estos cargos los ocupan mujeres científicas. ¿A qué cree que se debe?
 
El momento en el que tú pasas de ser postdoctoral, que tienes alrededor de 30 y tantos, al momento en el que decides ser mujer jefa de laboratorio e investigadora principal, es el momento en el que también te planteas tener una familia. Entonces ahí hay mucha gente que deja de lado un poco el tema de la maternidad y sigue adelante, otras que vamos a dos bandas y otras personas que es que no pueden hacer otra cosa que seguir trabajando. Entonces yo creo que ahí es un un handicap para la mujer.
 
Entonces, lo que son los planes a largo plazo casi son inexistentes en la vida de un investigador, ¿no? Ni a nivel profesional ni a nivel personal...
 
Sí, tener una casa o cualquier otra cosa, lo que normalmente se hace, lo que es la vida en general, no pueden serlo, porque incluso gente que ya tenemos un contrato como el nuestro, que ya se supone que eres jefa principal y que tienes una proyección de estar estabilizada, incluso hoy tampoco puedes estar segura porque tienes seguir hasta que puedas. Los proyectos en los que normalmente obtenemos financiación pública del Ministerio o de Carlos III suelen durar alrededor de tres años y luego son algunos prorrogables. Si pides prórroga porque has tenido problemas a la hora de hacer el proyecto o no has podido hacer algunos objetivos suelen darte prórrogas, pero normalmente tienes en

"No tendrías que seguir trabajando durante la baja maternal, como es el caso, porque no puedes parar de trabajar"


 tu cabeza es en tres años. Cuando al segundo año tienes que estar pidiendo para la financiación, tienes esa incertidumbre con las personas que tienes a tu cargo. Y luego aparte de financiación para material, también está la financiación de contratos de personal. Ahora mismo la Comunidad de Madrid saca contratos, por ejemplo, para técnico de laboratorio, a mí me han dado actualmente uno de técnico de laboratorio que son dos años, pero todo esto tienes que ir buscándolo. Entonces, aparte de hacer ciencia, ya no somos científicos en este nivel, ya eres un poco administrativo, esa labor administrativa creo que debería irse perdiendo porque al final no dedicamos el tiempo necesario a ciencia, que es lo que se debería hacer.



Pasamos muchísimo tiempo con labores administrativas, como pedir proyectos, pedir contratos, hacer memorias de proyectos para justificar cosas que deberían ser más fáciles, creo yo, para agilizar la ciencia y equipararnos a otros a Europa y agilizar en nuestras investigaciones. Hemos avanzado bastante en investigación en este país, todavía nos queda mucho porque el porcentaje que se invierte en i+D en este país es bastante inferior a nuestros compañeros europeos, por ejemplo, y creo que en eso nos tenemos que igualar. Creo que tenemos mucha capacidad de gente investigadora muy buena, y creo que la perdemos por falta de inversión y porque no existe una verdadera carrera investigadora robusta en el país. Y creo que eso lo debemos inculcar a la sociedad y a los a los gobiernos, que necesitamos el apoyo, porque luego somos potentes en cuanto a conocimientos, a las carreras científicas, la universidad... Somos bastante potentes en este país. Tenemos carreras de Biología, de Biotecnología muy potentes y gente muy buena que creo que deberíamos potenciar. Y eso es así. Tenemos que hacerlo.
 
Nos comentaba que también has tenido contactos con con otros sistemas dentro de Europa. ¿Qué modelos replicarías aquí en el Sistema Nacional de Salud en cuanto a Ciencia?
 
Bueno, he tenido contacto con con Estados Unidos, he estado en Boston y también en Francia, en París, en el Instituto Nacional de Investigación Sanitaria (ISER). La verdad es que creo que es importante que tengamos la seguridad de una estabilización, porque eso te crea mucha inseguridad y creo que en otros países sí que lo tienen bastante establecido. Tú ya has demostrado una serie de cosas como para poder ser estable en el sistema sanitario y participar en él. Creo que eso debería estar más, más estandarizado en este país: la estabilización de la carrera científica como tal, el ser un personal, por ejemplo, importante en un hospital, un científico, ser un personal sanitario. Y eso sí que está normalizado en otros países y creo que en España deberíamos tenerlo en cuenta.
 
Sus primeros pasos como científica fueron en Reino Unido...
 
Yo el último año de carrera de Biología me fui a hacer un Erasmus, que para mí fue genial porque el inglés, que también es el idioma científico, pues lo pude aprender bastante bien y encima hice el trabajo de fin de carrera. Lo hice en un laboratorio allí en el Centro de Investigación de East Anglia en Norwich, en Reino Unido, y la verdad es que fue una experiencia muy buena para mí, porque fue el primer contacto con la ciencia y descubrí que realmente me gustaba hacer ese trabajo.
 
¿Ese momento fue en el que decidió que quería trabajar entre microscopios y tubos de ensayo?
 
Siempre, desde pequeña, me ha gustado la Biología, es verdad. Tenía muy claro que quería hacer Biología cuando tomé la decisión hacer la carrera. Pero bueno, cuando empecé la carrera siempre me ha llamado mucho la atención la Ciencias del Mar, pero es verdad que luego cuando empecé a hacer cursos de laboratorio decidí que quería hacer Biología Molecular y luego ya en el en el trabajo de fin de carrera y en Inglaterra, decidí que sí, que me gustaba mucho la investigación y optar por esa opción.
 
¿Se ve aquí durante muchos años, siempre que se pueda?
 
Sí, sí. Espero que después de este contrato Miguel Servet pueda ser estable como científica titular, como científica principal en este centro y darlo todo. Realmente yo siempre digo que esto es una carrera de fondo de mucha resistencia, porque tenemos cada tres años que pedir proyectos, financiación para la gente que está contigo en el laboratorio... Pero yo quiero seguir y me apasiona este trabajo y seguiremos.
 
Como investigadora y también como estudiante predoctoral en el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares, ¿ha vivido o ha visto casos de gente que ha querido dedicarse al mundo de la investigación y que no ha podido?
 
Sí, sí, sí, esto es muy cercano: amigos de la carrera que yo considero que son muy valiosos para hacer investigación y no han podido porque competitivamente, como te decía antes, sus currículums a lo mejor no han sido suficientes como para para conseguir contratos; otras personas que yéndose fuera dedicando cinco o seis años a estar fuera en otros países, con lo que ello conlleva, volver a España y no poder encontrar un puesto en investigación; otras personas que incluso consiguiendo puestos ya de investigadores principales contratos Ramón y Cajal, Miguel Servet, no han conseguido estabilización y no han podido seguir la carrera investigadora, sino han tenido que dedicarse a la docencia, que igual eso estaba bien también porque son puestos de la universidad, pero no a lo mejor lo que ellos hubieran preferido... O sea que sí lo tengo y lo he tenido muy cercano.
 
Háblenos de ese proyectos, ese estudio transnacional sobre 'Nuevos mediadores de la comunicación vascular endotelio-célula de músculo liso en el remodelado vascular patológico' por el que has sido premiada...
 
Es un poco difícil, el título es un poco largo (risas). Básicamente yo y mucha gente que estudiaba enfermedad vascular nos hemos centrado en analizar un tipo celular y ver cuáles son las rutas moleculares que suceden en ese tipo celular cuando empieza el daño vascular. Pero yo pensé que realmente lo más cercano a la realidad era tener las dos líneas celulares, las dos células, que son las que están en el vaso, y replicar su estructura en el laboratorio para estimular esas células con los factores que realmente inducen al daño, como el colesterol, la tensión arterial, la hipertensión... Utilizar esos factores para estimular a esas células y ver cómo se comunican entre ellas y cuáles son las señales que realmente inician el daño vascular. Porque es verdad que la enfermedad cardiovascular es un problema social sanitario muy importante en este país y muchas veces es una enfermedad silente que de repente aparece cuando ya tienes el evento clínico. Entonces ahí ya está desarrollado ese daño. Lo que realmente sería bueno es encontrar a las personas que tienen mayor prevalencia a desarrollar esa enfermedad para tratarlas antes de que tengan ese evento clínico. Entonces, esa forma es descubrir dianas que estén en el inicio del daño. Esa es mi idea, o sea, encontrar dianas muy tempranas que nos permitan reconocer el daño en las etapas iniciales.


"Lo que realmente sería bueno es [... ] descubrir dianas que estén en el inicio del daño cardiovascular"


 
¿Es el avance científico del que se siente más orgullosa?
 
Bueno, este es el inicio de lo que de lo que se supone que va a ser el proyecto que tengo como investigadora principal. Supone una experiencia previa de otros artículos en investigación de aterosclerosis y aneurisma, pero como he estado siempre trabajando en enfermedad cardiovascular, la verdad es que este último artículo sí que es el que más potencia ha tenido en mi carrera, la verdad.
 
¿Cree que todavía existe una discontinuidad para trasladar ese conocimiento científico, que es bastante abundante y bastante robusto en España, a la práctica clínica?
 

Los que trabajamos en centros hospitalarios como este, que es un centro digámoslo mixto, que tenemos tanto investigación como clínica muy cercana, pues tenemos la facilidad de estar cerca de la necesidad clínica y adaptarlo a nuestras capacidades experimentales para poder ayudar a la clínica. Es verdad que aquí es mucho más fácil, pero hay otros centros de investigación que tienen muy difícil el acceso a muestras clínicas o trato con los clínicos para ver cuáles son las necesidades realmente del paciente. Entonces creo que sí que es necesaria más comunicación entre básicos y clínicos para que nuestro conocimiento. Incluso que las necesidades que hay en clínica, se puedan trasladar a la ciencia básica y poder nosotros favorecer ese conocimiento. Y al contrario, que nosotros podamos también tener acceso a muestras de pacientes o sueros de pacientes u otras necesidades para hacer que realmente que la ciencia sea más rápida dentro de que ya es lenta, porque tenemos que cubrir demasiadas etapas desde que descubrimos una cosa en el laboratorio hasta que llega al paciente se necesita muchísimo tiempo. Pero realmente si hubiera más comunicación clínica básica, yo creo que todo iría mucho más rápido.
 
Por hacernos una idea en tema de plazos en tiempo, ¿cuánto estimaría que tardarían en llegar estos ensayos clínicos, estos estudios, estas investigaciones a plasmarse como tratamientos en pacientes?
 
Si es una cosa que realmente se encuentra en el laboratorio, se puede trasladar fácilmente a sueros o a muestras de pacientes y luego tiene que ser patentado... Claro, luego tiene que pasar un proceso más administrativo también que cumpla una serie de requisitos. Fácilmente se te pueden ir 15 años en hacer todos estos trámites.
 
Según todo esto que nos cuenta y todas estas aspiraciones, ¿qué huella permanente le gustaría dejar en el Sistema Nacional de Salud?
 
Bueno, me gustaría poder ayudar en el desarrollo de alguna diana o de algún tratamiento terapéutico que pudiera hacer la vida más fácil de los pacientes con enfermedad cardiovascular, sobre todo anetoesclerosis y aneurisma.  Eso supone mucho tiempo desde que se descubre algo en el laboratorio hasta que llega a la clínica. Pero formar parte de este desarrollo y de esta investigación sería muy satisfactorio para mí en un futuro, verme como viejecita y pensar que he ayudado a desarrollar alguna terapia o alguna diana que facilite el diagnóstico.


"Sería muy satisfactorio para mí en un futuro, verme como viejecita y pensar que he ayudado a  desarrollar alguna terapia o alguna diana que facilite el diagnóstico"


 
¿Precisamente en el tema de la aneurisma existe falta de diagnóstico en España?
 
Sí, es una enfermedad que es muy agresiva porque tiene mucha mortalidad, porque la rotura de la aorta es una cirugía muy complicada cuando aparece y muchas veces no da tiempo a realizar la cirugía y otras veces se encuentra de forma fortuita porque te hacen una ecografía abdominal y fortuitamente se encuentra el daño. Entonces en el diagnóstico de este tipo de enfermedad sí que haría falta más investigación.
 
¿Cuál diría que ha sido el mejor momento de tu carrera hasta ahora?
 
Siempre digo que la ciencia es muy dura, pero a la vez es muy satisfactoria, porque en cuanto consigues alguna cosa, publicas algún artículo, siempre estás como arriba. Ha habido muchos momentos buenos: cuando leí la tesis, cuando ya por fin se aprobó la ley -no el momento en el que estaba haciéndola, sino cuando se aprobó- porque te supone una satisfacción personal decir: "he culminado esta fase". Pero sobre todo cuando conseguí el contrato Miguel Servet, del Instituto de Salud Carlos III,  que ya me consideraba como investigadora principal. Ese fue un momento muy, muy satisfactorio, justo acababa de ser madre y fue como todo a la vez. Y dije: "bueno, esto quiere decir que tengo que seguir en ciencia", porque en ese momento estuve planteándome la situación, a expensas de saber si me iban a dar el contrato y cuando me lo dieron dije que sí, que si tengo que seguir adelante.
 
Tiempo que decía que invierte en cuidar de sus hijos, tiempo que también invierte dentro del laboratorio, ¿qué pasa con esas pocas horas restantes? ¿En qué le gusta invertirlas?
 
Pues me gusta mucho el senderismo, me gusta mucho estar en la montaña. Soy una apasionada de irme con mi furgo por ahí a hacer camping. Sobre todo viajar me gusta mucho, es el hobbie que más que más practico: salir con la furgoneta a la montaña, hacer senderismo, hacer trekking... Me encanta.
 
¿Qué metas profesionales tiene todavía pendientes?
 
Puestos en un futuro me gustaría estabilizar el laboratorio que estoy empezando a formar y poder ser un referente en lo que a enfermedad cardiovascular se refiere.
 
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