Juan Pérez, jefe de la Unidad del Dolor de HM Hospitales, asegura que se infravalora su importancia

"La ausencia de dolor debería ser vista como un derecho de los pacientes"
Juan Pérez, jefe de la Unidad del Dolor de HM Hospitales.


10 jun. 2016 13:20H
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POR REDACCIÓN
Lucha contra el dolor. Juan Pérez Cajaraville, jefe de la Unidad de Dolor de HM Hospitales, explica que “el término dolor se usa para describir un rango muy amplio de sensaciones, desde la molestia de un pinchazo, golpe o pequeña quemadura hasta las sensaciones anormales de síndromes complejos, por ejemplo, del llamado dolor del miembro fantasma”. En España, ocho millones de personas sufren dolor crónico. Contar con unidades especializadas en su manejo permite atender mejor a estos pacientes cuyo dolor es a menudo infravalorado por otros médicos.

El dolor es muy subjetivo y cada uno “lo vive a su manera”. Desde la Asociación Internacional para el Estudio del Dolor, nos cuenta, se define como  “una experiencia desagradable, sensorial y emotiva, asociada con un daño que sufre el organismo”. Y es que el dolor puede ser tanto el síntoma de una enfermedad como una enfermedad en sí mismo.

“En el primer caso, constituye una señal de alarma fisiológica útil, por ejemplo, el dolor agudo en una apendicitis. En el segundo, el dolor crónico no tiene finalidad y puede constituir un punto de partida para otra patología orgánica o psicológica. Este dolor crónico es en sí una enfermedad y tiene un impacto psico-orgánico elevado en el paciente”.

En este sentido, la subjetividad del dolor es tal y tan diversa la forma en que cada individuo lo experimenta que resulta muy complejo cuantificarlo. “Hoy en día -subraya- no disponemos de ninguna prueba o forma objetiva que nos permita valorar la intensidad de dolor en nuestros pacientes, por ello, debemos tratarlos según lo que ellos sientan y no sobre lo que nos parezca”, recalca.

Según este especialista, diversos estudios coinciden en subrayar que existe una tendencia entre los profesionales sanitarios a infravalorar el dolor de sus pacientes. Esto, explica, “conduce a pautas analgésicas insuficientes y, en consecuencia, a tratamientos inadecuados”. “Lo que no se detecta, no se trata”, afirma y es que, añade citando al neurocirujano francés René Leriche: “Sólo existe un dolor fácil de soportar: el de los demás”. Esto, por supuesto, está sujeto a muchos matices.
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