Con dificultad para mantener unido el bloque parlamentario que le sustenta, busca debilitar el flanco autonómico del PP

Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo apuntan a un largo debate sanitario durante los próximos meses
Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo apuntan a un largo debate sanitario durante los próximos meses.


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Esta semana la sesión de control al Gobierno escribió otro episodio del duro enfrentamiento entre el presidente del Ejecutivo, Pedro Sánchez, y el líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo. Un día más en la oficina si se sigue la actualidad política habitualmente.

En cambio, unas palabras de Sánchez dirigidas al presidente del Partido Popular seguramente han llamado especialmente la atención entre los protagonistas del sector de la salud. "Los insultos no resuelven las listas de espera de la Sanidad Pública, ni los problemas de acceso a la vivienda de los jóvenes, señor Feijóo. Ustedes han decidido insultar, allá ustedes. Nosotros decidimos gobernar con estabilidad y eficacia".

Es patente que Sánchez no atraviesa sus mejores momentos parlamentarios, con una fuerte división en el bloque que sustenta a su Gobierno, muy tensionado por las exigencias de Junts y Podemos. Sin previsión real de sacar adelante presupuestos, está viendo cómo iniciativas estrella de PSOE y su socio de gobierno Sumar, no están logrando salir adelante. Un panorama que bien podría desembocar en la convocatoria de elecciones generales a comienzos de 2026.

Por eso la mención de Sánchez a las listas de espera se puede interpretar no solo en clave política dentro del ambiente puramente parlamentario; también tienen con una derivada electoral. El presidente sabe que debe ir guardando en el zurrón temas que desgasten a los populares ahora y más adelante. Y apunta precisamente a donde los de Feijóo más se exponen, en los gobiernos autonómicos, ya que 11 están en manos del Partido Popular, y todos entendemos que la acción de gobernar es lo que más desgasta ante la opinión pública. Eso lo comprendió muy bien Santiago Abascal, que con un movimiento estratégico sacó a Vox hace tiempo de las alianzas regionales con el PP, con la vista puesta seguramente en crecer en las Generales.

A pesar de las 'alegrías' que periódicamente les da el CIS con las encuestas de intención de voto, en la calle Ferraz son muy conscientes de que otros sondeos demoscópicos no son tan favorables como para que Sánchez pueda afrontar unos comicios con garantías de éxito. Y quieren arañar cada punto.

La elección del asunto de las listas de espera desde luego tira con pólvora. Los socialistas han gobernado durante años ejecutivos autonómicos y saben que el problema es como el de barrer el desierto, nunca acabas. Por eso han echado cuentas: 11 comunidades autónomas son 'populares', tres socialistas y una cuarta, Navarra, que aunque gobiernan, la Sanidad está en manos del socio Geroa Bai. Además, entre las del PP están casi todas las más pobladas: Andalucía, Madrid, Valencia y Galicia, a lo que hay que añadir las dificultades de gestión que presenta la dispersión poblacional de Castilla y León, Canarias e Islas Baleares (estas últimas también con una población extra por el turismo, y a la que hay que atender). Con este enfoque sanitario además no solo buscan las cosquillas a Feijóo como líder nacional de la formación azul, sino que también desgastarìan a otros grandes cabezas de cartel como la madrileña Isabel Díaz Ayuso y el andaluz Juanma Moreno Bonilla, que en 2026 tiene cita segura con las urnas.


"Las listas de espera, como una muñeca rusa, guardan dentro otro subtema muy politizado, el de la externalización de servicios públicos"



El asunto de las listas de espera es tan viejo como la propia asistencia pública y universal. El ciudadano que espera a ser diagnosticado porque sabe que algo en su salud no va bien, o que aguarda una operación quirúrgica, es por lo general un votante potencial a disgusto, ya que percibe que su bienestar o incluso su vida pueden estar en entredicho. Y eso son circunstancias de primer orden que condicionan su opinión acerca de quién está gestionando el servicio de salud público que le debe dar respuesta. Y que por 'contagio', la incertidumbre que genera su situación como paciente también puede llegar a condicionar la opinión política de su familia, amigos, vecinos y conocidos.

El ciudadano paga sus impuestos, y habitualmente no es consciente del complejo entramado de asistencia, gestión y recursos económicos que sustentan la sanidad. Se le dice que la sanidad en España es universal y que tiene derecho a que las Administraciones velen por su salud, y eso reclama. Y si cuando debe depositar su voto en la urna no ha percibido bien satisfecho este derecho, es probable que con esa frustración castigue a alguien.

Así, es obvio que Pedro Sánchez y PSOE, con un Ministerio de Sanidad en manos de Sumar, y que 'solo' vigila competencias generales -y asistenciales reducidas a Ceuta y Melilla-, van a concretar más aún su foco electoral en el asunto sanitario. Ya no es solo hablar de la sanidad pública, es ir más al detalle, a dónde el ciudadano percibe de manera más dramática las carencias del sistema: las listas de espera.

Hay que recordar además que la eliminación de las listas de espera fue un punto del acuerdo de Gobierno entre Pedro Sánchez y Yolanda Díaz en 2023, y que el Ministerio de Sanidad que encabeza Mónica García (Más Madrid, dentro de Sumar) quiere legislar al respecto modificando dos reales decretos para vigilar a las comunidades autónomas en esta cuestión. Las palabras de Sánchez a Feijóo llevan también desde luego la bendición de Sumar, que también va a azuzar a los ejecutivos autonómicos populares por ese aspecto tan concreto.

Además, las listas de espera, como una muñeca rusa, guardan dentro otro subtema muy politizado, el de la externalización de servicios públicos -o privatización, según quién lo mencione -. Si un servicio de salud busca reducir las listas de espera diagnósticas o quirúrgicas más allá de sus medios propios, y recurre a la iniciativa privada para hacerlo en parte, también sobrevolará la acusación parlamentaria del deterioro de lo público, como se ha comprobado recientemente en Andalucía.

Queda por ver qué estrategia va adoptar el Partido Popular para contrarrestar los ataques electorales por el flanco sanitario autonómico. Poner en valor la acción de Gobierno no suele ser sencillo, porque una gotera puntual en un Servicio de Urgencias de un hospital, con una foto subida en una red social, puede pesar más en la opinión pública que la inauguración de un nuevo centro de salud o una dotación tecnológica de última generación en un servicio hospitalario.

Esperan meses de fuerte marejada parlamentaria y posiblemente electoral, y la asistencia sanitaria pública será protagonista. Así lo ha dictado el presidente del Gobierno en el Congreso.
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