Desde Idival trabajan en un sistema de encapsulación de virus que es reproducible y transportable "hasta en un sobre"

Un equipo del Idival busca sustituir los virus por sistemas más estables y accesibles para la terapia génica
Mónica López Fanarraga, responsable del Grupo de Nanomedicina del Instituto de Salud Valdecilla (Idival).


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POR REBECA COJO
El grupo de Nanomedicina del Instituto de Investigación Sanitaria Valdecilla (Idival), dirigido por la investigadora Mónica López Fanarraga, trabaja en el desarrollo de un sistema basado en nanopartículas de sílice que podría sustituir a los virus utilizados en la fabricación de terapias génicas como las CAR-T. La tecnología, según explica la científica, busca "democratizar y simplificar" estos tratamientos, haciéndolos "mucho más sencillos, reproducibles y económicos".

Con esta iniciativa, lo que se propone es reemplazar los virus por un sistema de encapsulación de genes en nanopartículas de sílice: "La idea sería que el gen, en vez de metérselo a un virus para infecte a las células, se introduzca en unas nanopartículas de sílice que preservan este gen, preservan el DNA a temperatura ambiente y en condiciones relativamente extremas".


Una alternativa más estable y accesible


En este contexto, "se pueden producir muchas nanopartículas y si se ve que funcionan bien, como son muy estables, se podrían distribuir a diferentes laboratorios", señala la investigadora, que asegura que "es un sistema de encapsulación que va a sustituir a los virus, que lo hace mucho más reproducible y muchísimo más económico".

El objetivo, detalla, es "democratizar el modelo de producción de CAR-T y hacerlo más sencillo y reproducible", permitiendo que cualquier laboratorio pueda acceder a la tecnología sin depender de compañías externas ni de los costosos procesos de manipulación con virus, ya que en este tipo de terapias se extraen las células del propio paciente para modificarlas genéticamente y hacer que reconozcan y destruyan células tumorales. "Se infectan con un virus para transducirlas, para que expresen un gen que se le mete, que es el gen del CAR", explica López Fanarraga.

Aún así, este método tiene algunas limitaciones. "El problema es que los virus son organismos biológicos y a veces lo inserta en el genoma, pero no en el sitio que queremos". Esto, apunta, "genera una alta variabilidad entre las células tratadas, además de una baja reproducibilidad y altos costes. "Hay mucho fallo y muy poca reproducibilidad, fundamentalmente eso, poca reproducibilidad, porque el virus también cuesta mucho producirlo", matiza.

Aunque el proyecto se centra en cáncer, la investigadora destaca que la tecnología podría aplicarse a enfermedades autoinmunes o raras. "La idea de estas partículas es que es un sistema de encapsulación muy fiable y que se puede almacenar muy bien el DNA. Se podría diseñar una terapia génica para cualquier enfermedad, encapsularla y enviarla a todo el mundo en un sobre, porque no hace falta ningún sistema de transporte especial", explica.

Las células T como reto


"Todavía estamos en el proceso de desarrollar el sistema de encapsulación. Nosotros no somos inmunólogos, somos nanobiotecnólogos, entonces hemos hecho ese sistema que ya lo hemos usado en otras células para meter genes y funciona muy bien", continúa López Fanarraga. Sin embargo, aunque el equipo ya ha utilizado este sistema con éxito en distintos tipos de células, el reto actual es trasladarlo a las células T, protagonistas de las terapias CAR-T, "que son un poco más complicadas".

Respecto a los plazos, la investigadora evita hacer predicciones, pero considera que el avance podría ser rápido una vez validada la técnica: "Como todas estas manipulaciones se producen ex vivo, es decir, en un laboratorio, el gen que se mete es el mismo que con los virus, así que una vez que se ponga a punto la técnica de la transducción con las partículas, eso puede ser relativamente rápido, pero no sabemos cuándo". "La idea sería que en unos pocos años haya una especie de sustituto para los virus que se usan en la producción de los CAR-T, basado en nanotecnología", asegura.

Una herramienta para distintas terapias génicas


La seguridad también es una ventaja frente a los virus: "Al final nunca sabes cómo va, porque la producción de virus es complicada, y dentro de ellos hay algunos que son silvestres, que infectan de verdad, y otros que son los portadores del gen". En este sentido, comenta que, al ser organismos biológicos, "a veces en el transporte se degradan". "Esto sería una forma muy estable de hacer, a nivel industrial, sistemas de terapia génica que luego se puedan distribuir para cualquier tipo de terapia o transferencia genética", dice López Fanarraga.

El grupo ya ha conseguido la patente de esta tecnología de encapsulación a través del Idival y su siguiente paso es abrirla a la colaboración con empresas interesadas en desarrollarla en distintos campos: "Sería cuestión de empezar a buscar ámbitos de aplicación, empresas interesadas en el desarrollo de esta tecnología en su campo, y nosotros transferir un poco el 'know-how' sobre cómo hacerla, que ya hemos probado en pruebas de concepto en diferentes cultivos".
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