Un investigador español del proyecto Pan-Cancer explica la realidad tras la posibilidad de predecir esta patología

"Saber cuándo ocurre una mutación no implica predecir el cáncer"
Imagen del grupo de investigación liderado por Jose Tubío, en el centro de la imagen.


10 feb. 2020 18:20H
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POR JAIME RECARTE
Es un viejo problema de la ciencia que atañe a la relación misma causa-efecto: ¿si se conocen las causas, se pueden controlar los efectos? La publicación del proyecto Pan-Cancer, el mayor 'dibujo' del mapa del genoma de implicado en esta patología, ha abierto la posibilidad de que se 'anticipe' su diagnóstico. José M. C. Tubío, director del grupo 'Genomas y Enfermedad' del Centro de Investigación en Medicina Molecular y Enfermedades Crónicas (Cimus) de la Universidad de Santiago de Compostela, uno de los grupos que ha colaborado con este proyecto desde Galicia, ha querido, no obstante, matizar qué supone exactamente este descubrimiento. En opinión de este investigador, hay que ser cautelosos con los nuevos descubrimientos para no confundir cuándo tuvo su origen un cáncer con saber cuándo se va a producir. Y es que, según señala "saber cuándo ocurre una mutación no implica predecir el cáncer".

El estudio al que se refiere Tubío es 'The evolutionary history of 2.658 cancers', publicado en Nature el pasado 6 de febrero. En síntesis, se trata de una datación 'con carbono 14' para conocer el momento exacto en el que apareció una mutación genética. "La secuenciación de muestras de tumor a granel permite la reconstrucción parcial de la historia evolutiva de los tumores individuales, según el catálogo de mutaciones somáticas que han acumulado", señala el propio artículo publicado en línea.


El hallazgo publicado por Nature no permite saber dónde o cuándo podría desarrollarse un tumor


Según explica Tubío, hasta ahora teníamos una "datación relativa" de este proceso, mientras que "ahora podemos llevar a cabo una datación absoluta de las mutaciones del cáncer". Así, este cronograma, esta 'biografía del cáncer', permite remontarse hasta las fases pre-cancerosas de las mutaciones. "Los datos presentados aquí nos permiten dibujar cronogramas aproximados que resumen la historia evolutiva típica de cada tipo de cáncer", señala el artículo de Nature.

"Este avance metodológico implica un mayor conocimiento acerca de los procesos del cáncer, cómo ocurren y cuándo ocurren, pero para nada implica poder diagnosticar antes un tumor –explica el investigador gallego–, porque, realmente, para poder diagnosticar antes un tumor lo que se necesita es avanzar en los métodos de diagnóstico".

Ahora bien, Tubío no niega el avance que supone este descubrimiento, ni le resta potencial. De hecho, reconoce que "teóricamente" podría anticipar el descubrimiento de un tumor, pero este hallazgo no permite saber dónde o cuándo podría desarrollarse. "Podrías detectar un cáncer en fases tempranas a través de este método, pero no vas a saber dónde está ni vas a estar cien por cien seguro de que haya un tumor", apunta el investigador gallego, diferenciando el origen y la causa.


La 'materia oscura' del genoma


Precisamente, el trabajo con el que el Tubío y su grupo de investigación han contribuido en el proyecto Pan-Cancer ha sido una investigación sobre los retrotransposones, "fragmentos de ADN capaces de cambiar su localización y alterar el genoma". Tubío detalla que estos fragmentos han sido catalogados en ocasiones como 'ADN basura' aunque él prefiere denominarlos "la materia oscura del genoma", puesto que "no es que no tengan función, sino que se desconoce".

Así, al igual que la materia oscura, ese alto porcentaje del universo que se escapa a la medición pero cuyos efectos son patentes, dentro de este 35 por ciento del genoma 'oscuro', se encuentran los retrotransposones, que también juegan un papel en las mutaciones genéticas que causan el cáncer. "Son fragmentos que pueden saltar de un punto a otro del genoma. Y cuando saltan provocan mutaciones allí donde caen", apunta.


'Tsunami' genético


"Lo que hemos observado es que cuando caen en el genoma, cuando se encuadran, no solamente se integran sino que generan un 'tsunami' de reestructuración del genoma en la cual puede llegar a perderse una gran cantidad de material genético", explica el investigador. "En esa pérdida están involucrados genes necesarios para el correcto funcionamiento de una célula, como son los genes supresores de tumores", "algo que ocurre con cierta frecuencia, sobre todo en cáncer de esófago, de pulmón y de cabeza y cuello".

Así, lo que ha descubierto este grupo de investigación es "un mecanismo de mutación que no estaba descrito hasta ahora", un gran paso en la lucha contra el cáncer.

"La forma de luchar contra el cáncer es caracterizarlo genéticamente porque es la forma de desarrollar tratamientos para cada una de esas mutaciones. Lo que pasa es que no se puede identificar un tumor si no se conoce el mecanismo de mutación que lo causa", señala. Así, "cada mecanismo deja unas marcas concretas en el ADN, y eso es lo que hay que conocer".

Por todo ello, la identificación de este nuevo mecanismo de mutación ya ha generado dos nuevas vías de investigación: "Estamos ultimando un método diagóstico que nos va a permitir identificar qué pacientes tienen este mecanismo de mutación activado" para "aplicar tratamientos para frenar esta mutación".

En todo caso, todos los descubrimientos contribuyen a un mismo fin, desvelar el proceso del cáncer y buscar una cura. Pero aunque se haya dado un gran paso, no hay que generar "falsas esperanzas" sino explicar bien la importancia de los descubrimientos. "Es nuestra responsabilidad con la sociedad", concluye.

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