Kiko Núñez, ingeniero de Telecomunicaciones y doctor en Ingeniería Informática.
Hace 30 años nadie habría pensado que el trabajo de los
oncólogos radioterápicos y los ingenieros podría fusionarse y revolucionar la Medicina, pero en 2024 es la realidad. Una prueba de ello es la investigación encabezada por Kiko Núñez que predice con inteligencia artificial (IA) los
efectos secundarios en tratamientos de cáncer de pulmón. En ella ha sido crucial el papel de ambos actores y la historia clínica, ya que los oncólogos radioterápicos son "los encargados de
interpretar los datos que necesitan los ingenieros para entrenar los modelos de IA".
"La aportación de ambos perfiles es fundamental para desarrollar
proyectos de investigación e innovación tecnológica en el ámbito sanitario. El perfil clínico es el que puede identificar y describir en detalle todos los aspectos relevantes del problema que se plantea, ya que es la persona que lo sufre a diario. Los
oncólogos radioterápicos conocen cuáles son los procesos que hay detrás de cada uno de esos datos, aportando una
riqueza de contexto y un nivel de detalle que los ingenieros desconocemos", sostiene Núñez, que es ingeniero de Telecomunicaciones y doctor en Ingeniería Informática. "Es imprescindible conocer estos detalles en profundidad a la hora de
diseñar y desarrollar con éxito la tecnología, ya sea un
modelo de IA para predecir efectos secundarios de un tratamiento o un cuadro de mandos para optimizar la
gestión de la ocupación de las camas del hospital y poder coordinar a todos los profesionales involucrados en el proceso", añade.
En su caso, el perfil del ingeniero es el que tiene el conocimiento sobre la tecnología y sabe cuáles son sus
fortalezas y limitaciones. En palabras de este experto, su papel es adaptarla (o desarrollarla si aún no existe) para dar respuesta a la problemática planteada por el clínico.
¿En qué consiste la investigación que ha liderado? Para empezar, este análisis nace en el
Grupo de Innovación Tecnológica del
Hospital Universitario Virgen del Rocío y, posteriormente, surge la posibilidad de realizar el doctorado en colaboración con la
Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales. El principal resultado ha sido la validación de una metodología robusta para el desarrollo de modelos de IA para predecir posibles efectos secundarios relacionados con la
radioterapia en personas con cáncer de pulmón.
Según Núñez, este trabajo "sienta las bases para poder entrenar en el futuro
nuevos modelos de IA más precisos y fiables en el contexto de la Oncología Radioterápica": "Además, hemos podido demostrar que estos modelos de IA pueden generar
nuevas hipótesis de investigación basándose únicamente en el análisis de la información que los médicos registran en la historia clínica de los pacientes, y esto es de gran importancia, ya que nos permite reaprovechar la enorme cantidad de información existente sobre los resultados reales de los tratamientos, abriendo la puerta a la
generación masiva de nuevas evidencias que nos van a permitir entender mejor cómo afecta esta terapia a cada persona".
Tratamientos personalizados en cáncer
Así, con estos resultados el objetivo es estar cada vez más cerca de
ofrecer un tratamiento personalizado minimizando el riesgo de padecer efectos secundarios y, sobre todo, poder llevarlo a otros tumores. El investigador explica que se centraron en los pacientes con cáncer de pulmón por
la disponibilidad y la calidad de la información que los profesionales de la Unidad de Gestión de Oncología Radioterápica del Virgen del Rocío recogen durante la asistencia a este tipo de pacientes.
"Obtener datos de calidad, es decir, completos, estructurados y precisos es, sin lugar a duda, uno de los mayores
desafíos técnicos al que se enfrentan los sistemas sanitarios a la hora de implantar esta tecnología en su día a día", afirma Núñez, aunque también añade que la irrupción de tecnologías de
procesamiento del lenguaje natural similares a ChatGPT ya están proporcionando las herramientas necesarias para abordar este reto.
Sin duda, la IA hace un gran trabajo a la hora de revelar patrones y relaciones que se mantienen ocultas al ojo humano. En palabras del experto, esto es posible gracias a su
capacidad para analizar conjuntamente grandes cantidades de datos heterogéneos (información radiológica, clínica, molecular, genética, epigenética, bioquímica, de estilo de vida y de exposición ambiental, por mencionar algunos), lo que permite
generar perfiles de pacientes tremendamente específicos: "Esta fortaleza la podemos aprovechar para poder segmentar de forma cada vez más precisa a los pacientes, permitiendo adaptar cada vez más los
tratamientos disponibles a las necesidades de cada persona. Pero no sólo eso, sino que también podemos aprovechar estas capacidades para desarrollar nuevos tratamientos más eficaces dirigidos a perfiles específicos de pacientes".
Papel del ingeniero en sanidad
El sistema sanitario tiene que dar espacio a nuevos perfiles y los ingenieros son uno de ellos. En este contexto, el rol del ingeniero es "clave" a la hora de definir, de la mano del resto de profesionales sanitarios,
las estrategias de innovación tecnológica necesarias y, posteriormente, hacerse cargo de su desarrollo, implantación y supervisión.
"Dada la coyuntura económica y sociodemográfica actual, con una población cada vez más envejecida y, por tanto, con
mayores necesidades asistenciales, estamos siendo testigos año tras año de cómo el Sistema Nacional de Salud (SNS) está siendo sometido a un nivel de presión asistencial creciente con una dotación de recursos técnicos y humanos cada vez más insuficientes para dar respuesta con un
nivel de calidad asistencial adecuada. Además, existe un gran número de ineficiencias y de procesos repetitivos de bajo valor para el SNS en los que la implantación de la tecnología puede jugar un papel clave para volver a
equilibrar la balanza de la demanda asistencial creciente, los recursos limitados y la calidad de la atención", sostiene Núñez.
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