Neumología califica la decisión de Reino Unido como una estrategia errónea y de reducción de daños

"El tratamiento inglés del vapeo para dejar de fumar es una falsa solución"
Carlos Rábade Castelo, coordinador del Área de Tabaquismo de Separ.


11 dic. 2021 10:00H
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POR IVÁN FERNÁNDEZ
La pasada semana el Instituto Nacional para la Excelencia en la Salud y la Atención  (NICE, por sus siglas en inglés) del Reino Unido incluyó al vapeo entre sus pautas para la cesación tabáquica. Algo que desde la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ) califican como una “falsa solución” y una “estrategia errónea” de reducción de daños.

“Promocionar el uso del cigarrillo electrónico a través del sistema de salud hace que los más jóvenes accedan al consumo de tabaco a través de su uso y que los fumadores vean en productos que no han demostrado evidencia para dejar de fumar una falsa solución”, detalla Carlos Rábade Castelo, coordinador del Área de Tabaquismo de Separ.

Esta medida del NICE se produce unas semanas después de que el Servicio Nacional de Salud (NHS) británico anunciase su intención de recetar cigarrillos electrónicos, una medida que posicionaría a Reino Unido como el primer país del mundo en emplear estos dispositivos para hacer frente a la pandemia del tabaco.

No se ha demostrado que el cigarrillo electrónico sea eficaz para dejar de fumar. Tampoco es inocuo, es decir, tiene sustancias tóxicas y, por lo tanto, no se podría prescribir desde un punto de vista médico. Ningún sistema de salud debería recomendarlo porque no es más eficaz que el resto de fármacos antitabaco ni es seguro”, reivindica Rábade Castelo.

Una estrategia de "reducción de daños" del tabaquismo


Para el secretario inglés de Salud y Atención Social, Sajid Javid, la prescripción de cigarrillos electrónicos por parte del NHS tiene el “potencial de reducir las tasas de tabaquismo en todo el país, ayudando a las personas a dejar de fumar sin importar donde vivan ni su origen”.

Una postura alejada de la evidencia científica y de carácter 'marketiniano', según aseguran desde Separ. “Este tipo de medidas es una manera de promocionar el cigarrillo electrónico y que  se convierta en una puerta de entrada al consumo de nicotina para los más jóvenes. La mayor parte de los fumadores pueden dejar de fumar, ellos se escudan que no todos pueden y que es mejor el cigarrillo electrónico porque produce menos daño”, explica el neumólogo.

Un planteamiento de reducción de daños que la Sociedad Europea de Neumología ya negó su eficacia en la disminución de la prevalencia del tabaquismo. “Por un lado, se generan una incorporación de personas al consumo de nicótica y, por otro lado, los que quieren dejar de fumar optan por un sistema menos eficaz que el tratamiento psicológico y farmacológico. No podemos vender la idea de que se puede reducir el daño. Lo que hay que hacer es evitar el daño”, reivindica el especialista.

¿Una estrategia comercial para perpetuar la industria tabacalera?


La organización independiente Yorkshire Cancer Research, centrada en la reducción del impacto de esta enfermedad, también se ha alegrado de la medida. "Estamos encantados de ver a los productos de vapeo incluidos en las pautas de NICE. El acceso fácil y seguro a estos dispositivos proporcionará a más personas la oportunidad de abandonar el tabaco de una vez por todas", ha resaltado su directora ejecutiva, Kathryn Scott.

Sin embargo, desde Separ reiteran que de esta manera no se consigue que se deje de fumar. “Es una estrategia comercial de las tabacaleras. En los países más desarrollados la gente sabe los problemas que genera fumar y quieren vender el vapeo como algo más saludable. Quieren sustituir el tabaco original por estos productos sustitutivos de nicotina”, explica Rábade Castelo.

El especialista cree que como sanitarios deben contradecir estos anuncios, ya que la evidencia científica no es suficiente con un estudio que carece del rigor necesario. Además, resaltan que se está generando la idea de que van a dejar de fumar con el cigarrillo electrónico cuando entre un 70-80 por ciento se convierte en fumadores duales (cigarrillo tradicional y electrónico).
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