Según los últimos estudios, afecta a una de cada 500 personas en el país

Alfredo Lucendo y Federico Argüelles.
Alfredo Lucendo, jefe de Sección de Aparato Digestivo del Hospital de Tomelloso y Federico Argüelles, jefe de Sección de Digestivo en el Virgen Macarena.


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Hace apenas 32 años apareció en el mundo un nuevo diagnóstico crónico: la esofagitis eosinofílica. Fue en 1993 cuando comenzó a cobrar importancia, primero como una enfermedad rara y, en la última década, como un "motivo de consulta habitual" en los Servicios de Urgencia y en las consultas de Gastroenterología. Y es que, según los últimos estudios presentados en el V Congreso Nacional sobre esta enfermedad celebrado en Sevilla, afecta a una de cada 500 personas en España.

La enfermedad se define como una inflamación del esófago, que se manifiesta por síntomas que provocan una alteración de la función de esta parte del tubo digestivo. "El esófago tiene que transportar los alimentos desde la faringe hasta el estómago y en cuanto haya inflamación de este órgano aparecen distintos síntomas como la disfagia (dificultad para tragar) o el reflujo gastroesofágico", señala Alfredo Lucendo, jefe de Sección de Aparato Digestivo del Hospital General de Tomelloso en Castilla-La Mancha a Redacción Médica; aunque estos pueden varían según la edad de la persona afectada, es decir, si se trata de un adulto, adolescente o niño.

En el caso de las personas por encima de los 60 años, se puede manifestar como acidez o ardor, además de atragantamiento; mientras que en los niños, dependerá de la capacidad que tenga para "contar lo que le pasa". "Los niños notan que tragan mal, pero no lo pueden expresar y lo que hacen directamente es no comer", señala el especialista, destacando además síntomas como dolor en la boca del estómago o dolor en el pecho.

Otra particularidad que destaca, en su caso, Federico Argüelles Arias, jefe de Sección de Aparato Digestivo del Hospital Universitario Virgen Macarena y presidente de la Sociedad Española de Patología Digestiva, es que la enfermedad se produce porque "hay un infiltrado de unas células que se llaman eosinófilos en la mucosa del esófago", haciendo que este se vuelva "más rígido". 

Diagnóstico de la enfermedad


Al tratarse de una enfermedad relativamente nueva, "existe un retraso diagnóstico" que dificulta el tratamiento. "Hay mucha gente que lamentablemente no conoce la enfermedad ni conoce las cifras", dice Alfredo Lucendo, para quien es muy importante poner en mayor conocimiento a los profesionales de Atención Primaria por ser la "puerta de entrada al sistema sanitario". "Deben ser conscientes los profesionales de Primaria, que la disfagia nunca es un síntoma que se pueda quedar sin estudiar", insiste. Además, considera que otra "limitación" en el diagnóstico es que depende de una endoscopia "de manera obligada". 

En tanto, para Argüelles Arias se debe poner el foco en "hacer divulgación" de la enfermedad "entre la población general y también entre los médicos". "Es una patología relativamente nueva y es verdad que hay muchos profesionales que aún no la conocen", subraya, en relación a Primaria y otras especialidades. En ese sentido, propone la organización de congresos para profesionales sanitarios y, en paralelo, "establecer y mejorar la atención de esos pacientes", especialmente en los Servicios de Digestivo de adultos, en los de Pediatría o en los de Gastroenterología pediátrica. "Como la prevalencia está aumentando, cada vez hay más pacientes con esta entidad y se están creando dentro de los Servicios consultas monográficas y se están montando estructuras más estables para atenderlos mejor", enfatiza a este periódico. 

Precisamente, apenas en el mes de octubre, se realizó en Sevilla el V Congreso de la Asociación Española de Esofagitis Eosinofílica (Aedeseo), con la participación de más de 1.800 personas, entre pacientes y profesionales médicos, en donde abordaron novedades terapéuticas en los últimos años y los avances para lograr nuevas pruebas diagnósticas no invasivas que sustituyan a las endoscopias con biopsias.
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