Luis Cabeza, presidente de la Sociedad de Medicina Interna Madrid-Castilla-La Mancha; y Eduardo Montero, coordinador del GT de Asistencia Compartida y Medicina Consultiva de la SEMI.
Si por algo se caracteriza la
Medicina Interna es por su
faceta multidisciplinar. Se trata de una especialidad médica que colabora con muchas otras en su día a día y es que, al final, es la responsable del manejo integral del paciente adulto en el entorno hospitalario. "Su actividad tiene que darse en todo el hospital y en todos sus niveles asistenciales", ha afirmado en este sentido
Luis Cabeza, presidente de la Sociedad de Medicina Interna Madrid-Castilla-La Mancha en la inauguración de la
IX Reunión de Asistencia Compartida y Medicina Consultiva (ACyMC), organizada por la
Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI).
Un acto que tiene como objetivo principal mostrar que "
la asistencia compartida funciona" en un
Sistema Nacional de Salud (SNS) que avanza a pasos agigantados. De hecho, esa cooperación entre servicios es "el día a día de la Medicina Interna", tal y como ha indicado Cabeza. Además, ha hecho hincapié en que cada vez los propios internistas "empiezan a ver de verdad esta realidad", lo que les lleva a no cerrarse a la hora de trabajar con
el resto de facultativos del hospital.
También ha estado presente en el acto inaugual
Eduardo Montero, coordinador del Grupo de Trabajo de ACyMC de la SEMI, que ha aprovechado su turno de palabra para agredecer la asistencia de los presentes, aparte de poner en valor la importancia de este tipo de reuniones, que exponen la relevancia del
trabajo en equipo que realizan los internistas. De hecho, dos ejemplos de asistencia compartida son los que se están llevando a cabo en el
Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) y en la Clínica Diagonal-Fundación Medifiatc de Barcelona.
Modelos de asistencia compartida con Medicina Interna
Noelia Morán, facultativa del Servicio de Medicina Interna del 'baluarte sanitario' asturiano, ha explicado el modelo
'Código compartido', mediante el cual su equipo colabora con el Servicio de Neurocirugía. Una iniciativa que se implantó en el año 2020 y que concentra la hoja de ruta a seguir en
la gestión clínica de los pacientes.
Fue en 2019, antes de la
pandemia provocada por el Covid-19, cuando surgió la necesidad de modificar el paradigma asistencial entre ambos Servicios en el HUCA. "Había escasez de neurocirujanos y, apesar de haber salido varias ofertas de trabajo, las plazas vacantes no se conseguían rellenar", ha explicado en la 'Mesa Redonda Otros modelos de apoyo médico a los servicios quirúrgicos', moderada por
David Rubal, internista del Hospital Universitario Lucus Augusti de Lugo y excoordinador del Grupo de Trabajo de ACyMC de la SEMI.
Al final, el HUCA "era el centro de referencia en el Principado de Asturias en Neurocirugía", por lo que atendía a cientos de pacientes derivados de otros hospitales. Esta situación llevó a la jefa del Servicio afectado a proponerle al equipo de Morán colaborar en la gestión de pacientes, lo que derivó en la implantación del
'Código compartido', un modelo que ya se había probado en el
Hospital Universitari de Bellvitge para la gestión del paciente ingresado por
fractura de cadera.
Noelia Morán, internista del Hospital Universitario Central de Asturias en Oviedo (HUCA).
|
"El motivo de
caída es el más frecuente en traumas, sobre todo, en pacientes mayores y frágiles", ha añadido la internista. Por ello, se creó la Unidad de
traumatismo craneoencefálico (TCE), cuya corresponsabilidad corría a cargo tanto de
Neurocirugía como de Medicina Interna. A cotinuación, se ideó un 'centro de coste' común y específico, donde figurarían los cuadros de mando y la actividad de ambos Servicios relativa a la asistencia al paciente ingresado por dicho proceso.
Código compartido con Neurocirugía
Todo ello con un objetivo principal: dar una respuesta organizativa a los pacientes con TCE. Pero no a todo el mundo, ya que se establecieron unos criterios de ingreso en Código Compartido. La valoración inicial del paciente y la decisión de ser observados en
Urgencias o ingresados convencionalmente a cargo de
Neurocirugía o en Código Compartido sería responsabilidad del equipo de guardia de Neurocirgía. Eso sí, a partir del día siguiente dicho paciente sería valorado por ambos Servicios, momento en el que comenzaría la cooperación con Interna. En esa colaboración,
se fijaron tres niveles: el clásico de interconsultas; el segundo, de
asistencia compartida; y un tercero, de Código Compartido.
"La experiencia ha sido buena. Llevamos 5 años con este modelo y los neurocirujanos han sido más o menos los mismos. Tenemos una
buena relación como para acordar tratamientos", ha matizado Morán. Y es que los resultados han sido "muy positivos". En datos concretos, el 1,2 por ciento de los pacientes atendidos desde el mes de febrero de 2020 -mes de su creación- necesitó una intervención quirúrgica, la
mortalidad fue del 13 por ciento y hubo un reingreso del 5,2 por ciento de ellos. Pero la mejoría, sobre todo, se nota en
la estancia media de los pacientes, que bajó indudablemente en más de 3 días.
La fragilidad del paciente, en el centro
Por ello, para Morán, el Código Compartido "es un
modelo colaborativo novedoso que aporta ventajas como la capacidad de ofrecer una respuesta reorganizativa, aumentando la eficacia de la asistencia hospitalaria, o el hecho de poner al paciente en el centro". Unas conclusiones con las que ha coincidido
Leonor Ballester, médica del Servicio de Medicina Interna de la Clínica Diagonal-Fundación Medifiatc de Barcelona.
En su caso, ha presentado el modelo implantado en su caso de 'Unidades de fragilidad', centradas en pacientes quirúrgicos ingresados en Medicina Interna. En el centro en el que ejerce, el jefe de Servicio de su especialidad, es el mismo que el de la
Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) y el de Urgencias, "por lo que ya existía cierta coordinación".
Leonor Ballester, internista en la Clínica Diagonal-Fundación Medifiatc en Barcelona.
|
Por ello, en el centro optaron por "un nuevo camino asistencial": "Cambiamos los protocolos y los actualizamos", ha indicado la facultativa. Gracias a ello, se consguió un modelo, con
dos internistas responsables, para todos los pacientes después de ser operados y que permitiera realizar un seguimiento precido de su ingreso.
Reducción de estancia hospitalaria y mejor relación entre médicos
Este nuevo paradigma también se centraría en prestar atención a diferentes subespecialidades quirúrgicas de seguimiento activo, como
enfermedades infecciosas,
pacientes frágiles, pacientes pluripatológicos o Nefrología. "Los traumatólogos son los que requieren mayor atención de Medicina Interna", ha asumido. Eso sí, en todo el proceso, lo cirujanos solo se ocupan del seguimiento quirúrgico y los internistas del resto.
De esta forma, después de año y medio, Ballester tiene claro que el nuevo sistema funciona. "La estancia hospitalaria se ha reducido,
hay menos complicaciones, una menor tasa de resistencias bacterianas y se da un mejor seguimiento al alta", ha matizado. Pero no solo eso, ya que la relación entre los cirujanos y los internistas "ha mejorado". Y es que ese es el fin, conseguir una asistencia sanitaria efectiva y que salve vidas.
Leonor Ballester; David Rubal, internista del Hospital Universitario Lucus Augusti de Lugo y excoordinador del Grupo de Trabajo de Asistencia Compartida y Medicina Consultiva de la SEMI; y Noelia Morán.
|
Las informaciones publicadas en Redacción Médica contienen afirmaciones, datos y declaraciones procedentes de instituciones oficiales y profesionales sanitarios. No obstante, ante cualquier duda relacionada con su salud, consulte con su especialista sanitario correspondiente.