La compañía presentó resultados parciales de donanemab en la Conferencia Internacional de la Asociación de Alzheimer

Sede de Lilly, cuyos datos de Kisunla están en entredicho por tres grandes sombras
Sede de Lilly.


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Eli Lilly presentó en la reciente Conferencia Internacional de la Asociación de Alzheimer (AAIC) de 2025 los resultados de la extensión a largo plazo del ensayo fase III TRAILBLAZER-ALZ 2, que evalúa la eficacia y seguridad de donanemab (Kisunla) en pacientes con alzhéimer sintomático temprano. Según el comunicado oficial que emitió la compañía, el fármaco mantuvo durante tres años una ralentización del deterioro cognitivo y funcional, con un perfil de seguridad estable y sin nuevas señales adversas. Datos de relevancia si se tiene en cuenta que la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) ha emitido una opinión positiva para la autorización de comercialización tras una primera posición negativa, y lo ha hecho basándose en datos previos a los ahora citados que ya mostraban al fármaco con determinados riesgos y un uso clínico limitado.

Respecto a la presentación de datos en la AAIC, la nota de prensa que Eli Lilly remitió a los medios de comunicación, no incluía detalles relevantes para interpretar el alcance real de estos resultados; en concreto, tres puntos parcialmente explicitados por la farmacéutica. Por ejemplo, no explicaba que, en la fase de extensión (meses 18 a 36), no existía un grupo placebo interno para mantener la comparación directa y que la compañía recurrió a una cohorte externa del estudio observacional ADNI. En respuesta a Redacción Médica, Lilly confirma que “durante la extensión a largo plazo (LTE) del estudio TRAILBLAZER-ALZ 2 (meses 18 a 36) no existía un brazo placebo no tratado para comparar como en el doble ciego (meses 0 a 18): todos los pacientes estaban tratados con donanemab”. Añade que, para estimar la eficacia, “se ponderó una cohorte externa del estudio ADNI representativa del brazo placebo no tratado” y que “al compararla con el placebo (meses 0-18) se ve que es representativo del comportamiento del placebo no tratado y es adecuado utilizarla para comparar después”. Este matiz metodológico es clave para entender que los resultados se apoyan en un comparador externo con limitaciones inherentes.

Otro punto omitido por el laboratorio es la explicación sobre la escala principal de medida, la Clinical Dementia Rating – Sum of Boxes (CDR-SB). Lilly destaca ahora que no se trata solo de un test cognitivo, sino que “es una evaluación compuesta tanto de dominios cognitivos (memoria, orientación, resolución de problemas/razonamiento) como dominios funcionales, esto es, los que impactan directamente en el día a día del paciente y su funcionalidad”, incluyendo “aspectos comunitarios (trabajo, ir de compras, finanzas, voluntariado…), ocio y hogar (labores domésticas, intereses personales e intelectuales), y auto-cuidado personal (vestirse, mantenimiento de la higiene, de los efectos personales, etc.)”. Estos matices ayudan a contextualizar que la diferencia de −0,6 puntos frente a ADNI a los 18 meses y de −1,2 puntos a los 36 meses incluye también un componente funcional, aunque en la comunicación original no se explicara así.

Donanemab: sin demostrar mejora en el día a día con alzhéimer


Otro punto que Lilly no detallaba en su comunicado sobre los datos presentados en la AAIC son las cifras concretas sobre la incidencia de los efectos adversos más relevantes, las anomalías relacionadas con la imagen por amiloide (ARIA). Lilly ha precisado ahora que “en total tuvieron ARIA-E (edema) un 26% de los que iniciaron donanemab en el mes 18 (similar al 24 % de los tratados con donanemab en el doble ciego, meses 0-18) y más concretamente: ARIA-E sintomática 6,1% y 6,1%; y ARIA-E grave (SAE) 1,5% y 1,4% respectivamente”. Además, “la tasa de ARIA-E durante la fase LTE (meses 18-36) de los que iniciaron donanemab en el mes 0 fue de un 3,5%, esto es similar al 2,1% del placebo durante el doble ciego (meses 0-18)”. Estas cifras no aparecían en el comunicado inicial, que se limitaba a afirmar que no había “nuevas señales de seguridad”.

Por último, la compañía no menciona en su nota de prensa que estos datos son preliminares y que no han sido aún revisados por pares ni publicados en una revista científica, un paso esencial para validar de forma independiente la metodología y las conclusiones. Tampoco se aclara si las diferencias absolutas en CDR-SB alcanzan el umbral mínimo de relevancia clínica aceptado, lo que permitiría valorar su impacto real en la vida diaria.

Así, con los datos recabados por Redacción Médica, se puede concluir que donanemab demuestra un beneficio sostenido en la ralentización de la progresión del alzhéimer temprano y mantiene un perfil de seguridad estable en tres años, pero las limitaciones metodológicas, la ausencia de revisión independiente y la magnitud modesta del efecto obligan a interpretar los resultados con prudencia.
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