La variabilidad está siempre presente, pero existen técnicas que pueden ayudar a paliar sus efectos

Alerta con el 'inevitable' factor que puede restar hasta 15 netas en el MIR
José Curbelo.


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La consecución de resultados positivos suele ser aliento para cualquier individuo en búsqueda de una meta. Los médicos que preparan el MIR no son una excepción. Alcanzar una buena nota en un simulacro puede estimular al candidato en su rutina de estudio. De la misma manera, un bajo porcentaje de acierto en una de estas pruebas tiene la capacidad de hundir o aumentar el estado de nerviosismo del aspirante. Una intranquilidad que hay que evitar, ya que, por desgracia, nadie puede escapar de las fluctuaciones en el rendimiento, en parte, por la diversidad del temario a examinar.

El médico internista y experto en Formación Sanitaria Especializada (FSE), José Curbelo, ha señalado que tanto los simulacros como las propias pruebas MIR padecen de "imprecisión" a la hora de evaluar el conocimiento facultativo. "En solo 200 preguntas no se puede abordar", ha puntualizado. En este sentido, rara vez, las especialidades evaluadas cuentan con proporciones similares en este tipo de ejercicios. 

Así, un simulacro determinado puede contar con más preguntas sobre una determinada especialidad y favorecer a un candidato, lo que incrementa su nota y progresión. Sin embargo, la siguiente ocasión, se enfrenta a una prueba de similar dificultad, pero con la prevalencia de disciplina que controla menos y obtener un peor resultado. "Esto es lo que denominamos variabilidad individual", ha explicado Curbelo.


Ante esta realidad, el experto ha avisado a los candidatos que no se fijen en el número exacto de netas conseguidas entre simulacros. En su lugar, los futuros especialistas deben de abrir su perspectiva y centrarse en la línea general de resultados, obviando los vaivenes. "No se debe esperar crecer entre cada ejercicio", ha puntualizado el facultativo. Lo habitual es que esta sea ascendente, coincidente con la absorción progresiva de conocimientos.


Efectos concretos de la variabilidad


Curbelo ha señalado que este fenómeno "no se puede evitar", por lo que es importante que el residente asuma su existencia y consecuencias. Es más, la variabilidad resultante de la imprecisión de las pruebas se nota también entre los simulacros y el propio examen MIR.

El especialista en Medicina Interna ha revelado que el 50 por ciento de los candidatos MIR sufren oscilaciones de 15 netas entre el último simulacro y el ejercicio oficial. Una diferencia que se puede traducir en un aumento o descenso de la nota final y, por ende, favorecer o comprometer acceso a la plaza deseada, al colocar al participante en un puesto más alto o bajo dentro del orden de adjudicación de vacantes formativas. "Es la lotería de las preguntas que aparecerán", ha apuntado.


Instrumentos para paliar dicha variabilidad


La desaparición de sus efectos es imposible, pero Curbelo ha recordado que hay una técnica para limitar su posible daño: mantener la rutina de estudio. La rigurosidad con el horario marcado es fundamental para conseguir un buen resultado en el MIR. Tanto frente a los apuntes como en la realización de descansos, necesarios para el rendimiento del aspirante a especialista.

Un esquema eficaz de estudio ayudará a que el alumno asimile mejor el contenido. Por lo tanto, dicho estudiante estará más capacitado ante la prueba y contará con mayores posibilidades de obtener una puntuación elevada. De esta forma, las fluctuaciones expuestas Curbelo no impactarán de la misma manera.


"Podemos conocerlo, adaptarnos y prepararnos antes de que llegue el examen"



Más allá del estudio, el facultativo ha recomendado implementar una serie de estrategias para equilibrar esta variabilidad. Desde aplicar una buena técnica de resolución del ejercicio hasta gestionar el riesgo a fallar una pregunta de la mejor manera posible. Asimismo, el control emocional se entrevé imprescindible para realizar la prueba correctamente y esquivar todo lo que se pueda la caída de netas. El primero paso es asumir que probablemente suceda. "Podemos conocerlo, adaptarnos y prepararnos antes de que llegue el examen", ha puntualizado.  

La variabilidad individual es omnipresente, pero se pueden tomar medidas para afrontarla. "Hay que trabajar. Al final, todos estamos sometidos al caos de la vida", ha resaltado el especialista en Medicina Interna. Todavía hay tiempo. Como dice Curbelo, “el partido todavía se está jugando”. 
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