David Callejo, representante de Grupo CTO, ha dado una serie de recomendaciones en las jornadas PostMir

Los cuatro pasos para escoger plaza MIR sin "meter la pata"
David Callejo, representante del Grupo CTO.


4 mar. 2017 11:00H
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POR JOSÉ A. PUGLISI
La elección perfecta. Esa es la presión que percibe la mayoría de candidatos que, con su número de orden en mano, intentan elegir cuál será la especialidad y ciudad idónea para completar su formación profesional. “Con esa idea en la cabeza resulta muy fácil meter la pata, por lo que es recomendable utilizar un simple modelo de cuatro pasos donde se reducen las posibilidades de equivocarse en el acto de asignación de plazas y tener que, posteriormente, repetir el MIR”, ha asegurado David Callejo, representante del Grupo CTO en las jornadas PostMir.

El primer paso está en elegir un criterio válido. “Tradicionalmente, se resumen en tres: la especialidad, siendo quienes dicen que quieren estudiar una disciplina y les da igual en dónde; la ciudad, que se percibe en el caso de quienes desean quedarse cerca de sus familiares y amigos sin importar qué especialidad realizarán; y el hospital, donde el énfasis está en el centro por su reconocimiento y se escoge cualquier vacante que ayude a entrar en él”, resume Callejo. No obstante, advierte que si las dos primeras ayudarán a una buena elección, la última favorece a “cometer un error al momento de escoger”.

Con la mente en la especialidad y ciudad predilecta, el representante del Grupo CTO ha asegurado que el siguiente paso es hacer un listado. “Considero que la elección negativa es la más favorable. Es decir, cuando el candidato toma todas las especialidades y tacha aquellas que, bajo ningún motivo, le gustaría realizar o cursar”, precisa. Consciente de que influirán muchos aspectos personales, advierte que podrá ser un listado muy amplio que se resumirá durante el próximo paso.

Reflexión

Para acotar la lista, el candidato tendrá que hacer un proceso de reflexión personal. “Es fundamental responder a dos preguntas: quién soy y qué quiero”, precisa. Una práctica que, llevada al caso del futuro MIR, se resume en responder a preguntas como “si deseo tener o no un trato directo con el paciente, qué capacidad tengo para soportar altas dosis de estrés, qué especialidades me gustan pero no cuento con las habilidades para estar en ellas”. Quizá sea el paso más complicado, ya que requiere de un proceso de autocrítica y reconocimiento del individuo.

Con menos opciones en las manos, solo queda “empaparse” sobre las especialidades, en donde “será fundamental la información que se entregan en jornadas y las visitas a los hospitales, permitiendo conocer de primera mano las disciplinas donde se especializarán durante los próximos años”, explica Callejo. De ahí que recomiende que “al acto de asignación de plazas hay que ir con una lista cerrada y, bajo ningún motivo, improvisar a última hora. De lo contrario, lo más probable es que se tenga que repetir el MIR”. 
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