Natalia Bascones, José Luis Echevarría y María Dolores Gómez.
La
historia de la oficina de Farmacia en España arrancó a los pies de los Pirineos. En concreto, en la localidad gerundense de Llívia. Allí, la familia Esteve abrió una botica a comienzos del siglo XV, la cual regentó durante décadas hasta su transformación en museo. En sus estantes de madera todavía reposan los albarelos de cerámica en los que se guardaban los materiales para la preparación de medicamentos. En la actualidad, estos recipientes se han convertido en elementos decorativos de múltiples establecimientos, reminiscencia de un pasado que quedó en la
memoria farmacéutica. Las cámaras frigoríficas han ocupado su lugar, acompañadas por ordenadores y sistemas de chequeo. Asimismo, el profesional ya no machaca hierbas en un mortero, sino que maneja centenares de fármacos, a la vez que ofrece asistencia a todo aquel que traspasa las puertas de estos negocios. El camino de este gremio no se detiene, con Llívia a la espalda y
el futuro por delante. Un trayecto que este diario realiza de la mano de tres generaciones de una profesión que celebra su día grande este jueves
25 de septiembre.
José Luis Echevarría no mezclaba restos vegetales en búsqueda de un remedio. Sin embargo, si que vivió
la revolución del sistema boticario en los siglos XX y XXI. El farmacéutico ejerció durante 42 años en oficina de Farmacia. Ostentó un establecimiento en la ciudad de Toledo hasta su jubilación a los 67 años. "La profesión ha cambiado muchísimo", ha comentado a
Redacción Médica.
El farmacéutico ha rememorado como poco a poco la máquina llegó al sector, en detrimento de los albaranes en los que apuntaban todas las reposiciones o el trabajo manual. Incluso, de
la formulación magistral, competencia que poco a poco se recupera en
las oficinas de Farmacia, como garante del modelo de Medicina de precisión. Echevarría también ha notado como el tipo de usuario ha cambiado en los establecimientos. "Hemos pasado de fijarnos principalmente en el paciente agudo a
hacerlo en el crónico", ha indicado. Un salto que coincide con la dirección tomada por el Sistema Nacional de Salud (SNS).
"Hemos pasado de fijarnos principalmente en la paciente agudo a hacerlo en el crónico"
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Asimismo, el jubilado ha remarcado que su rol
derivó hacia un perfil más asistencial y de acompañamiento al paciente. Bajo su punto de vista, el farmacéutico no debe ser únicamente el que abastece de medicamentos a la población. "Antes era poco más que un dispensador y elaborador. Ahora indicamos, analizamos resultados terapéuticos y estamos más cerca del usuario, que es junto a quien tenemos que estar", ha puntualizado Echevarría.
El eje asistencial de la Farmacia
María Dolores Gómez, farmacéutica en activo en Jaén, concuerda con el profesional jubilado. La mayor implicación de la oficina de Farmacia con el paciente ha convertido el sector, pero también
le ha insuflado vida tras llegar a perder atractivo, bajo su punto de vista. "Antes parecía que nuestro único papel era saber interpretar la letra del médico en una receta. Nuestras funciones se diluían completamente", ha remarcado la sanitaria de 54 años, en activo desde noviembre del 2000.
La necesidad de controlar el abusivo consumo de fármacos y la falta de tiempo del médico en consulta ha hecho que
el paciente vuelva a preguntar en la botica. "En nuestras manos esta dar un consejo asistencial o farmacéutico en los primeros síntomas o derivar a un médico. Nosotros debemos estar en esa posición, siempre que se maneje la formación suficiente", ha afirmado.
"Antes parecía que nuestro único papel era saber interpretar la letra del médico en una receta"
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El estudio se posiciona como la mejor herramienta para asegurar una correcta atención farmacéutica, como también lo es la mejora de las instalaciones del propio establecimiento. En este sentido, Gómez ha recalcado la importancia de
continuar con la digitalización del sector y, por supuesto, no tener miedo a los avances tecnológicos. "En su momento, había compañeros a los que les daba un vértigo horroroso pasar de la receta en papel a la electrónica. Algunos comentaban que les iban a controlar el trabajo y otros que no iban a saber adaptarse. Pero, al final, o te amoldas o te quedas atrás", ha comentado. Motivo por el que aboga por continuar con la mejora técnica de la oficina de Farmacia e incorporar las nuevas herramientas existentes, como la
Inteligencia Artificial (IA).
La meta final sería una red boticaria completamente digitalizada y unida al SNS. Una estructura en la que
los farmacéuticos registrarán toda la información del paciente relativa a sus pautas terapéuticas y pudieran compartirla con las plantillas de hospitales y centros de salud. "Mientras tengamos sistemas informáticos diferentes será difícil, pero hay que avanzar hacia esa biblioteca de datos para todo el sector sanitario", ha sentenciado Gómez.
Futuro de la Farmacia
Una serie de misiones que están en manos de los farmacéuticos del presente, pero, sobre todo del futuro. Natalia Bascones cursa el tercer año del grado en Farmacia en la Universidad de Alcalá de Henares. La estudiante ha pasado por la oficina de Farmacia, pero su objetivo laboral está en la manufactura farmacéutica. "Me gusta mucho el área terapéutica de la elaboración de medicamentos, por ejemplo, la búsqueda de sus efectos secundarios", ha indicado a este diario. Y es que el ámbito farmacéutico
traspasa las puertas de la botica hacia campos como el industrial, el hospitalario, el social, el judicial o el gestor.
Precisamente, esta variedad forma parte de la esencia del
grado en Farmacia, desde el punto de vista de Bascones,
cada vez más actualizado. Eso sí, le gustaría que durante la carrera universitaria se ofreciera la oportunidad de visitar los lugares de trabajo del farmacéutico. "Salimos bien preparados a nivel técnico, pero tener la opción de conocer como se labora en un hospital o una fábrica sería muy beneficioso, ya que nos permitiría saber las necesidades del mercado y hacia donde te puedes dirigir", ha explicado la alumna. Una ocasión para generar un mapa de
las múltiples salidas de la citada formación. "Cada persona es un mundo y este grado tiene alternativas para prácticamente la mayoría", ha afirmado.
"Estaría bien que pudiésemos visitar los centros de trabajo de nuestro sector"
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A Bascones le quedan dos años de grado. La joven se muestra emocionada ante el mañana que le aguarda. "Yo creo que el futuro va a ser brillante y
no van a parar de desarrollarse nuevas terapias, cada vez más individualizada", ha opinado. Un fulgor que también ilumina a las boticas, cuya evolución no se ha detenido en cinco siglos. Desde el candor de la vela en los albores de la profesión en Llívia hasta el resplandor verde que recorta el callejero del país.
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