La directora Belén Crespo quiere mantener criterios adoptados en época de Ana Mato, a pesar de que van contra la demanda de la comunidad científica



2 dic. 2015 16:55H
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Redacción. Madrid
Como adelantó Redacción Médica hace solo unos días, la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps) está frenando en todo lo posible la indicación pública de Alfonso Alonso para que la vacuna de la varicela vuelva a venderse en las oficinas de farmacia.

Alfonso Alonso y Belén Crespo, juntos en una imagen reciente.

Según ha podido saber Redacción Médica, esa resistencia de la Aemps se está tornando en una guerra fría entre la propia directora de la Agencia, Belén Crespo, y el ministro Alfonso Alonso y su equipo, que no entienden que una decisión avalada por criterios científicos se esté convirtiendo en un arma política. El nuevo secretario general de Sanidad, Javier Castrodeza, y la nueva directora general de Salud Pública, Elena Andradas, estarían viviendo atónitos esta situación de rebeldía injustificada. Más aún Castrodeza, que como secretario general ostenta también el cargo de presidente de la Aemps.

Al parecer, con las elecciones generales a la vuelta de la esquina (el 20 de diciembre), desde dentro de la Aemps ciertos directivos están considerando que pueden hacerse fuertes para entorpecer una decisión que sería bien vista por el electorado (miles de padres lo están demandando). Hay que recordar que Belén Crespo es prácticamente la única directiva relacionada con el Ministerio de Sanidad que mantuvo Ana Mato de la época socialista que la precedió (fue nombrada directora de la Aemps en diciembre de 2010, días después de que Leire Pajín tomara posesión como ministra).

Pero la guerra fría iría más allá del ámbito ministerial. Desde la Agencia del Medicamento también se estaría boicoteando con esta resistencia al propio programa electoral del Partido Popular, en el que ha colaborado Alfonso Alonso, ya que este texto en sus propuestas incluye “el desarrollo de mecanismos de seguimiento relativos a vacunación infantil”, así como evitar “inequidades territoriales y desplazamientos que suponen una discriminación por razón de residencia, en el acceso a la dispensación de las vacunas en la red de oficinas de farmacia”.

El problema es que no dando su brazo a torcer, y otorgando al asunto un cariz político, la Aemps lo que está consiguiendo es que se perpetúen inequidades y falta de cohesión en la vacunación, algo que están denunciando los propios pediatras y los vacunólogos. Un altísimo porcentaje de niños entre 2 y 12 años están sin vacunar y no van a tener acceso a esa inmunización frente a la varicela porque no la recogen los calendarios vacunales a esas edades, ni su pediatra se la va a poder prescribir para que los padres la compren en las farmacias. Estos menores se quedarían en un ‘limbo vacunal’ absurdo. Para mayor complicación, las estadísticas indican que es en estas edades cuando se manifiestan el 80 por ciento de los casos de la enfermedad, con los consiguientes agravamientos, hospitalizaciones y muertes (en casos muy extremos y puntuales).

Ante este panorama, y la inacción en el entorno ministerial, algunas comunidades autónomas han tenido que tomar la iniciativa inmunizando contra la varicela a niños que se quedarían en este ‘limbo vacunal’. Sin la vacuna en las farmacias, parece que de nuevo va a haber niños que no tengan acceso a la vacuna por motivos geográficos, con los riesgos de salud pública que ello implica y la suma a las inequidades que empeoran el Sistema Nacional de Salud a los ojos del ciudadano.


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