Cecilia Mula, estudiante de segundo de Medicina en la Universidad Complutense de Madrid.
La
formación universitaria que recibe un alumno de Medicina, ya sea en la pública o privada, no debería definirlo posteriormente como médico. Esta es una opinión recurrente entre algunos estudiantes, quienes recuerdan que
no importa la procedencia del facultativo, ya que todos acaban demostrando sus conocimientos y habilidades en una prueba final: el
examen MIR.
Cecilia Mula es uno de los perfiles que se alínea con esta idea y, además, con fundamentos, ya que ha estado
formándose durante dos años en una universidad privada antes de cambiarse a la pública. "Según mi experiencia,
no hay niños pijos con el capricho de querer hacer Medicina, sino personas que realmente sienten
pasión por esta profesión", ha aclarado.
A diferencia de otros futuros médicos, Mula no solo tenía
vocación por la Medicina, sino
también por la Historia. Aún así, tras hacer la prueba de la
EBAU, tenía claro que iba a
entrar a Medicina, pero su puntuación no fue suficiente -12,7- y su sueño de acceder al grado se disipó. “No me salió como yo esperaba y, en realidad,
se me cayó el mundo encima. Además, no había hecho ninguna prueba para entrar a
cursar la carrera en la privada… Fue un duro batacazo”, ha reconocido a
Redacción Médica.
Formarse en Historia y olvidar Medicina
Por suerte, estaba disponible su otra opción, y decidió entrar en el
doble grado de Historia e Historia del Arte. “Hice el primer año y me encantó. Estaba super chulo, pero había un problema. Yo quería ser museóloga o historiadora, pero
las salidas laborales eran casi nulas, e incluso los docentes nos decían que seríamos profesoras…Yo no quería, así que ese fue el momento en el que decidí que no continuaría por este camino”, ha subrayado.
Por tanto, Medicina se volvió a convertir en su objetivo, y para ello se presentó de nuevo a la Selectividad, pero su nota tampoco fue suficiente. Solo que esta vez algo había cambiado: tenía la posibilidad de acceder a la carrera en la Universidad Europea, una privada. “Entré a esta última sabiendo que
quería ir a la pública, principalmente, por el tema económico. Y es algo que me costó mucho aceptar, porque siempre había pensado que
acceder por esta vía era como hacer trampas. Pero se lo agradezco a mis padres, quienes siempre han querido darme la mejor educación. Así que,
decidí aceptar esta oportunidad y dejar de lado ese comportamiento de niñata por el simple hecho de ser una orgullosa”, ha subrayado.
Experiencia en una facultad de Medicina privada
Aunque en la actualidad se encuentre en una universidad pública, los dos años que estuvo en la Europea
le sirvieron para mucho, y reconoce que
fue una experiencia "muy positiva". Respecto a las prácticas, que comienzan en primero de carrera, ha afirmado que son una "verdadera pasada" porque el centro educativo tiene un
hospital simulado donde se hacen este tipo de actividades dirigidas a "muchas" asignaturas.
El primer tipo de prácticas, según ha explicado Mula, están más enfocadas en lo que es un hospital en su conjunto, y en la parte más intervencionista, mientras que el segundo 'bloque' se desarrolla en una
consulta y, con un actor, se tratan problemas éticos, morales o simplemente se enseña a que el futuro médico
pierda la vergüenza de interactuar con un paciente. “Es una muy buena introducción al mundo de la Medicina. Recuerdo una práctica que tuve donde había una anciana que tenía que decirle que el bulto que tenía era un cáncer, y ella me decía que no, que eso era imposible”, ha recordado.
Pros y contras de una universidad pública
De hecho, este tipo de prácticas las anhela actualmente en la Universidad Complutense de Madrid, ya que, para Mula, ser médico no solo es la parte científica y médica, que es “muy importante”, sino también
aprender a conectar con el paciente. “Hay pocos aspectos de los que me pueda quejar de la privada”, ha incidido.
También ha querido recordar que en la Europea hay todo tipo de perfiles dentro de Medicina. “
No son todos niños pijos, hay gente de todos los sitios. Al final,
es un esfuerzo para las familias. Si tú te metes en el grado, vas a estudiar lo que realmente quieres. Que la gente no se piense que allí entra todo el mundo que tiene el capricho de convertirse en médico, porque hay gente que tiene verdadera pasión”, ha reconocido.
El nivel de exigencia en Medicina de una universidad privada
Además, según añade, las clases tienen el mismo nivel que en la pública, según ha podido comprobar. Eso sí, la única diferencia es que ahora mismo tiene exámenes donde hay partes de desarrollo, y
en la privada eran todos de tipo test. “Esto último lo veo más positivo de cara al examen MIR”, ha afirmado.
Aunque su estancia de dos años en la privada fue increíble, Mula también reconoce que
la pública es maravillosa, y ha destacado las
charlas, la investigación y los docentes que tiene. “Me gustaría que tuviese más ayudas económicas, eso sí, en cuanto a mejorar la tecnología”, ha concluido.
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