Las pruebas lingüísticas pensadas para restringir la inmigración han hecho suspender incluso a hablantes nativos

Sólo 1 de cada 9 enfermeros pasan el examen de inglés para el NHS
Las pruebas son suspendidas también por los británicos.


27 jun. 2017 10:00H
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Al sistema de salud británico (NHS) le está costando reclutar enfermeras, y parte de la culpa la empiezan a achacar los medios ingleses a los difíciles exámenes de Inglés que deben pasar los aspirantes, unas pruebas que han llegado a suspender nativos de habla inglesa como australianos o incluso británicos con alta cualificación profesional. 

Estos tests de idioma los introdujo el Gobierno como medida para controlar la inmigración, pero ahora parece complicarse la incorporación de enfermeros extranjeros debido precisamente a la alta exigencia de los mismos. Según los propios reclutadores, muchas enfermeras británicas tampoco son capaces de pasar esta Prueba de Lengua Inglesa (IELTS por sus siglas en inglés).  

Como ejemplo de los problemas para reclutar personal, los datos hablan de que las solicitudes europeas de trabajo en Reino Unido han caído de las 1.304 en julio del año pasado a las 46 profesionales que se inscribieron en el Consejo de Enfermería y Obstetricia (NMC) en abril de 2017. Este organismo defiende que su prueba de inglés está en línea con la que realizan los cuerpos de enfermería en otros países y en otros cuerpos médicos de Reino Unido, y que se introdujo para preservar la seguridad del paciente.

Pocos aprobados

El examen consta de cuatro partes en las que demostrar destreza para hablar, escuchar, leer y escribir, y para aspirar a un puesto en el NHS se debe sacar al menos un 7 sobre 9 en cada parte. La propia agencia encargada de contratación ha declarado que sólo 176 de 949 candidatos que se han presentado al examen han logrado esta puntuación. Los nativos en el idioma, una media de 6,3 en escritura y de 6,7 en lectura, según datos del British Council, copropietario del examen. 

Sin embargo, esta no es la única explicación de la caída, ya que hay quien, como Sara Gorton, responsable de Salud de Unison, defiende que la caída se debe a que los profesionales europeos se muestran reacios de desplazarse al Reino Unido por la incertidumbre ante el Brexit. Tanto una versión como la otra coinciden en la gran necesidad del sistema británico de enfermeros extranjeros. 

Por último, las plazas de enfermeros han crecido en los últimos tres años, pasando del 6 por ciento en 2013 al 11,1 por ciento en 2016, y casi un cuarto de las unidades del NHS tiene un nivel de plazas disponibles por encima del 15 por ciento. Según publica The Guardian, la semana pasada más de 6.900 puestos se anunciaron en el portal de empleo del sistema, donde algunas vacantes siguen vacías ocho meses después de su publicación. 
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