El director de Fedea, Ángel de la Fuente.
El
Salario Mínimo Interprofesional (SMI) ha crecido de forma exponencial desde los 735,9 euros de 2018 hasta los 1.184 euros de 2025, un incremento del 60,9 por ciento en siete años. El mayor impacto interanual en ese periodo se produjo entre 2018 y 2019, con un aumento del 22,3 por ciento hasta llegar a los 900 euros. Un reciente informe del think tank
Fedea cifra en el 21 por ciento el nivel empresas con trabajadores beneficiados por esa
subida del salario mínimo hace seis años. En el caso de la
sanidad, el porcentaje se situó por encima de la media española: tres de cada 10 mercantiles sanitarias contaban, al menos, con un empleado cobrando
SMI. Fue el tercer sector con el mayor porcentaje de empresas con trabajadores beneficiados.
En su informe, dedicado a España y titulado
Dinámica del empleo a nivel de empresa y salarios mínimos, Fedea detecta efectos dispares sobre el mercado laboral en la subida del SMI en 2019. Entre las consecuencias positivas, destaca un “
aumento significativo en el crecimiento salarial”, especialmente en los sectores con mayor proporción de empleados en la parte baja de la escala retributiva, como el comercio, la hostelería y la sanidad.
El sector con el mayor nivel de empresas con trabajadores beneficiados por aquel incremento del salario mínimo fue, en todo caso, la
educación, con un 44 por ciento, según los datos de Fedea. Le siguieron los
servicios administrativos, con un 31 por ciento, y, muy de cerca, la sanidad y los
servicios domésticos, ambos con un 30 por ciento.
En el otro lado de la balanza figura la
construcción, con sólo un 8 por ciento de empresas afectadas, como sector con salarios más altos, por regla general. Por encima se situaron el
transporte, con un 13 por ciento; el
sector industrial, con un 15 por ciento; la hostelería, con un 19 por ciento; las
actividades científicas y técnicas, con un 20 por ciento; la
venta al por menor y las
actividades financieras, ambas con un 21 por ciento; y las
comunicaciones, con un 25 por ciento.
Efectos negativos de la subida del SMI
A pesar de las consecuencias positivas del notable aumento salarial entre 2018 y 2019, Fedea también alerta en su análisis de algunos efectos negativos, particularmente en microempresas, es decir, las que tienen cinco empleados o menos. En primer lugar, se habla de una “reducción en la creación de empleos permanentes” y un desplazamiento hacia contratos temporales a tiempo parcial, lo que implica una “
reducción en la calidad del empleo”.
En segundo, se subraya que esas circunstancias afectaron con más intensidad a
grupos vulnerables como “jóvenes, mujeres y trabajadores poco cualificados”. Aunque el informe evita extrapolar sus conclusiones a futuras subidas del SMI, advierte que, en niveles altos, pueden aparecer efectos no lineales y riesgos de rigidez salarial a la baja.
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