La obligación de medios no exige tecnología de última generación

Ricardo Martínez Platel. Madrid
La Sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Supremo ha desestimado el recurso de una paciente, que alegaba que no se pusieron a su disposición todos los medios disponibles en el mercado para el carcinoma que padecía, al considerar que no se trata de hacer un juicio comparativo entre los aparatos “de la Clínica Mayo de Estados Unidos y los del Hospital de León”.

Según la paciente, siguiendo a su perito, esos avances eran una realidad en el centro norteamericano, pero la sentencia subraya que lo que se confirma es que “los medios disponibles en 2003 fueron los empleados y hubo una adecuada terapia”, por lo que descarta que existiera obligación de emplear los medios más modernos y de última generación existentes en el mercado mundial.

Además, el Tribunal Supremo explica que en el documento de consentimiento informado constaba que la radioterapia podía causar lesiones medulares. Esto significa que era un riesgo advertido y que tal lesión fue la finalmente causada y diagnosticada al cabo de tres años.

Lo que es diferente es el alcance final de esa lesión medular, extremo sobre el que no podía informarse, por  lo que lo exigible era informar del riesgo pero no de ese alcance. Asimismo, recoge que se le informó de que la “cirugía y la quimioterapia” podrían ser alternativas, pero que más bien son complementarias de la radioterapia sin la cual el tumor avanzaría.

Respecto al daño desproporcionado que invocaba la paciente, la sala señala que es improcedente y no cabe aplicarlo porque la lesión medular es un resultado dañoso que se puede producir y se contempla en el consentimiento informado, ya que el resultado dañoso podría ser infrecuente pero no imposible.