Manuel Anguita Sánchez, presidente de la SEC.                                             
                                        
                                        
                                            El
 síndrome aórtico agudo es un proceso que afecta a la capa media de la aorta e incluye una serie de alteraciones graves: la disección aórtica, el hematoma intramural o sangrado de la pared 
de la aorta y la úlcera penetrante. Se estima que en 
España lo sufren alrededor de
 40-45 personas por millón de habitantes al año, siendo el 65 por ciento de los afectados hombres y el 35 por ciento mujeres. Es, por tanto, mucho menos frecuente que el infarto, pero el síndrome aórtico agudo está asociado a una 
alta tasa de mortalidad. Sin embargo, desde 2007 hasta 2014, esta tasa se redujo en 10 puntos, tal y como se desprende de los datos del 
RESA (Registro Español del Síndrome Aórtico Agudo).
“Desde que se producen los síntomas, hay un 
uno por ciento de mortalidad por cada hora que pasa. Es decir, a las 24 horas la mortalidad se sitúa en el 24 por ciento”, explica 
Arturo Evangelista, vicepresidente de la Sociedad Española de Cardiología (
SEC), encargado de presentar los datos de los 
registros IRAD (International Registry of Aortic Dissection) y 
RESA en el 
XVIII Simposio Internacional de Cardiopatía Isquémica y Críticos Cardiovasculares que se celebra en 
Santiago de Compostela del 19 al 21 de abril.
El experto detalla que si el síndrome aórtico agudo se produce, en concreto, en la aorta ascendente, la que sale del corazón, la 
mortalidad es superior al 30 por ciento. “
Más de un tercio de los pacientes
 fallecen incluso 
antes de llegar al hospital”. De ahí que sea tan importante conocer sus causas, síntomas y signos para poder mejorar el pronóstico. La manifestación del síndrome aórtico agudo es un
 dolor muy brusco e intenso en el 
pecho, el 
tórax o en la 
parte abdominal.
Los 
antecedentes clínicos son importantes para sospechar un síndrome aórtico agudo, ya que el 75 por ciento de los pacientes es hipertenso y el 20 por ciento está previamente diagnosticado de otra enfermedad aórtica. Además, también se presenta con frecuencia en algunas enfermedades genéticas como el síndrome de Marfan o el 
síndrome Ehlers-Danlos.
Diagnóstico más precoz
El registro IRAD es el mayor del mundo, es continuo, e incluye a más de
 8.000 pacientes de 
más de 50 hospitales. En España, existe el RESA, cuyo objetivo es valorar los resultados actuales en el manejo de esta enfermedad, y que consta de
 tres registros. El tercero se acaba de poner en marcha a principios de este año y arrojará datos para principios de 2020. Por ahora, los datos del RESA I y el RESA II ponen de manifiesto que la mortalidad por síndrome aórtico agudo en la arteria ascendente se
 redujo en 10 puntos, pasando de situarse en el 41 por ciento en el año 2007 al 31 por ciento en 2014. Esta mejoría se consiguió por la importante 
disminución de la mortalidad quirúrgica, actualmente inferior al 20 por ciento, y muy parecida a la registrada en el IRAD.
	
		
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					La mortalidad quirúrgica es inferior al 20% 
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“Esta reducción en la mortalidad se debe a un 
diagnóstico cada vez más precoz y una
 mayor especialización en este tipo de intervenciones en las que, a su vez, se consiguen cada vez mejores resultados”, apunta el vicepresidente de la SEC.
En relación a los datos del RESA III, el experto asegura que es pronto para hacer valoraciones pero apunta que “en aorta ascendente hemos dado un 
empujón y va a ser difícil mejorar más los datos, pero hemos entrado en la 
era del tratamiento endovascular y esto puede mejorar sustancialmente las complicaciones de la aorta descendente”. La aparición de nuevos biomarcadores y las nuevas estrategias terapéuticas van a ser esenciales para mejorar de forma muy significativa la supervivencia.
El tratamiento varía
El tratamiento del síndrome aórtico agudo varía en función de si afecta a la aorta ascendente o descendente. “Cuando afecta a la aorta ascendente hay que enviar al paciente rápidamente a 
quirófano para hacerle una cirugía y recambiársela”, explica
 Evangelista, quien añade que “en estos pacientes sometidos a
 cirugía la mortalidad se sitúa en el 20 por ciento”.
Si, por el contrario, el síndrome aórtico agudo se produce en la aorta descendente, el tratamiento pasa por 
controlar la presión y el dolor y, “si la situación es 
complicada, hay que hacer un
 tratamiento endovascular con una 
endoprótesis”. La mortalidad por síndrome aórtico agudo en la aorta descendente es más baja.
Un encuentro internacional
La Sección de Cardiopatía Isquémica y Cuidados  Agudos Cardiovasculares de la SEC es la  organizadora de este simposio internacional en el que, además de abordar las novedades en síndrome aórtico agudo, se tratarán otros temas que completan un programa de calidad científica. Entre ellos destacan el 
manejo de la endocarditis aguda, la 
revascularización coronaria o la 
prevención secundaria y 
tratamiento en cardiopatía isquémica estable.
“El objetivo de este encuentro es el de abordar los temas de mayor interés y actualidad en el diagnóstico y tratamiento de la cardiopatía isquémica, así como tratar diferentes aspectos de la atención al paciente con patología aguda y crítica cardiológica”, apunta 
Alessandro Sionís, presidente de la Sección de Cardiopatía Isquémica y Cuidados Agudos Cardiovasculares de la SEC.
Para todo ello, la reunión contará con la participación de cardiólogos de reconocido prestigio internacional como Stuart Pocock, Bernard Gersch, Dominick Angiolillo, Francesco Costa, Adnan Kastrati o Alex Mebazaa.
                                        
 
                                        
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