La investigadora española, residente en EEUU, ha demostrado su eficacia para activar la autofagia en animales

Cuervo prevé ensayar en humanos su fármaco contra la aterosclerosis en 2023
Ana María Cuervo y Julio Madrigal-Matute.


31 mar. 2022 17:30H
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POR ISABEL MARTÍN
"La aterosclerosis, las enfermedades neurodegenerativas y los problemas del sistema inmune, entre otros, tienen en común un riesgo de susfrirlas: el envejecimiento. Por ello, el objetivo a largo plazo es prevenirlo". Estas son las palabras de Ana María Cuervo, profesora y codirectora del Centro de Estudios sobre el Envejecimiento en el Albert Einstein College of Medicine en Nueva York, tras el descubrimiento de "una nueva vía de tratamiento oral para activar la autofagia (forma de limpieza celular) y prevenir las enfermedades producidas por el envejecimiento, como puede ser la aterosclerosis". La experta explica a Redacción Médica que, aunque la parte experimental está hecha en animales, el primer ensayo clínico en humanos se prevé para principios de 2023".

El trabajo se ha llevado a cabo por el equipo de Cuervo, compuesto por cuatro españoles (Julio Madrigal, primer autor del trabajo; Inmaculada Tasset, Adrián Martín y Antonio Díaz) y publicado en la revista científica 'Proceedings of the National Academy of Sciences' (PNAS). Un hallazgo que quizás no sería posible sin el descubrimiento del proceso de la autofagia mediada por chaperonas de la propia Cuervo en el año 1993.

El equipo, gracias a los resultados obtenidos, se ha dado cuenta que, en el caso de la aterosclerosis, "cuando hay un exceso de lípidos de grasas, esta forma de limpieza celular de la autofagia se activa también para prevenir la acumulación de grasas dentro de las células". Es decir, "en lugar de acumularlas en las bolsas de gotas lipídicas, rompe sus componentes (triglicéridos y colesterol) y los utiliza como energía", añade Cuervo. 

Esta forma de 'reciclaje', apunta Cuervo, "va disminuyendo según aumenta la edad y, con esta información, reproducimos en los modelos de animales jóvenes lo que se observa en el envejecimiento al reducirse esa autofagia. Y observamos que la grasa se acumula en muchos lugares, siendo uno de estos las arterias y, como consecuencia, desarrollan la aterosclerosis". Por ello, "con este estudio se ha demostrado que aumentar la actividad de la autofagia puede ser una estrategia eficaz para frenar la aterosclerosis y detener su progresión, así como otras enfermedades producidas por el envejecimiento", señala Cuervo. 

Entonces, Cuervo aclara que "si se previene el envejecimiento de la autofagia manteniéndola elevada, los pacientes están muy protegidos contra la aterosclerosis. Lo importante es la prevención y si a los pacientes mayores de 50 años se les indican que tomen una pastilla que renueve la autofagia una vez por semana, se frena la aterosclerosis". En el momento que una persona tiene una autofagia "más o menos normal, se hace un seguimiento de tres años y no sufrirá un segundo infarto", según Cuervo. "Mientras que aquellos pacientes con una autofagia más baja, tienen casi un 80 por ciento de probabilidad de que sí lo sufra. De ahí la importancia de prevención".



"Llevar siete años realizando el desarrollo de los compuestos orales hace que tengamos ventaja para probarlos en humanos"



El equipo de Cuervo lleva "siete años realizando el desarrollo de compuestos, analizándolos y haciéndolos mejores, lo que supone una ventaja para el siguiente paso: probar estos compuestos orales en humanos". Una de las virtudes de probar los compuestos en animales "es que son orales, un aspecto muy positivo para cualquier tratamiento a nivel de población general, ya que es mucho más complicado hacerlo intravenoso", explica Cuervo. 

"El hecho de tener modelos de compuestos orales que activan la autofagia atrae mucho más porque es más sencillo administrarlo", subraya Cuervo. A esto la experta añade que "uno de los problemas que más se dan en este tipo de ensayos es cómo medir la activación del tratamiento. Una proceso que, según Cuervo, "hemos demostrado gracias a la colaboración de Fernando Macián, experto inmunólogo, y que ha podido medir en las células de la sangre que el tratamiento activa la autofagia".

La autofagia también afecta al alzhéimer o párkinson


Cuervo también explica que "el proceso que estamos evaluando de la autofagia también afecta a muchas otras funciones, como la enfermedad de Alzheimer o enfermedad de Parkinson". Al ser un "proceso tan básico, tendrá resultados a nivel sistémico bastantes positivos y esto recibe el nombre de 'Gerociencia', intervenciones que no actúan en una enfermedad concreta, sino en un proceso fundamental que cambia con la edad y previene ese cambio producido por el envejecimiento". 

Gracias a la 'geroterapia', "muchos pacientes tendrán efectos beneficiosos en todas las enfermedades producidas por el envejecimiento, tanto metabólicas, neurodegerativas, problemas del sistema inmune o, también, aterosclerosis". Por todo ello, Cuervo recalca que "nuestra idea a largo plazo es prevenir el riesgo que tienen en común: el envejecimiento".
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