Diccionario de enfermedades

Implantes faciales

Riesgos de los implantes faciales


¿Qué es un implante facial?


Los implantes faciales se emplean para dar armonía al rostro y mejorar el contorno facial. Pueden enderezar la línea de la mandíbula, adelantar el mentón o adelantar los pómulos. Existe una gran variedad de implantes de diversos materiales que se introducen debajo de los tejidos de la cara. Los resultados son permanentes (a no ser que deban ser retirados por efectos secundarios) y su estructura no varía con el tiempo.

¿Quién son los candidatos a esta operación?


Son candidatos a recibir implantes faciales las personas adultas de cualquier edad, con expectativas realistas, que desean mejorar su aspecto físico debido a:
  • Asimetrías faciales.
  • Zonas poco desarrolladas de la cara.
  • Malformaciones.
  • Disminución de volúmenes faciales por el proceso de envejecimiento.

¿Cómo será la primera consulta con el cirujano?


En la primera consulta, el cirujano realiza una historia médica completa, así como una exploración física. Asimismo, examina la estructura de la cara, la piel y toma fotografías. Explica las diferentes alternativas mediante fotografías o con soporte informático, recomendando la que considera mejor para las expectativas del paciente. También informa sobre el tipo de anestesia, los posibles riesgos y complicaciones y sobre el coste de la intervención.

Los implantes faciales no están incluidos entre las prestaciones de la Seguridad Social.

¿Cómo debe prepararse la persona que va a ser intervenida?


Es recomendable dejar de fumar con bastante antelación para favorecer la oxigenación de la piel y su correcta cicatrización. Se debe suspender toda medicación que afecte al sangrado o a la coagulación.

En el caso de operaciones que afecten a la barbilla o a la mandíbula, se deben descartar todo tipo de infecciones bucales.

¿Dónde se realiza la intervención?


La intervención quirúrgica para colocar implantes faciales se realiza en el hospital de forma ambulatoria. En ocasiones se emplea anestesia local que puede asociarse, o no, a sedación, pero generalmente se utiliza anestesia general.



¿Cómo se hace un implante facial?

  • Implantes malares o de pómulos. Se realiza una incisión quirúrgica por dentro del labio superior o a través del párpado inferior por donde se introduce el material para dar la forma a la cara. La duración de la intervención oscila entre 30 y 45 minutos. La operación puede ir asociada a otras operaciones de cirugía estética, como el estiramiento facial o la cirugía de párpados. En estos casos se aprovechan las incisiones ya existentes para colocar los implantes. Tras la cirugía se aplica un vendaje para minimizar la inflamación y las molestias.
  • Implantes de barbilla y de mandíbula. Su empleo más frecuente es para equilibrar la barbilla o la mandíbula con el resto del rostro, aunque también se utiliza para corregir defectos congénitos (de nacimiento) o después de traumatismos. El implante se suele introducir a través de una pequeña incisión en el interior del labio inferior o por debajo de la barbilla.
  • Implantes nasales. Se utilizan como sustitutos del cartílago para remodelar la forma de la nariz. Su uso más frecuente es para aumentar el puente nasal. Las incisiones para la colocación del implante se realizan en el interior de las fosas nasales. El implante se puede modelar de acuerdo con las preferencias del paciente. En ocasiones es preciso redefinir la forma del hueso y del cartílago en la intervención. Tras la cirugía se coloca cinta adherente y una férula para estabilizar el implante mientras cicatriza.

Postoperatorio


En los implantes malares y de pómulos, la capacidad de movimiento de la boca y de los labios disminuye de forma temporal, por lo que se debe de comer una dieta líquida los primeros días y reducir la actividad física. Las suturas en el interior de la boca se retiran a los diez días o se disuelven espontáneamente. La máxima inflamación se experimenta a las 24 o 48 horas y disminuye gradualmente hasta desaparecer por completo en pocos meses.

En los implantes de barbilla y mandíbula, las suturas se retiran entre los siete y los diez días y los resultados son inmediatos. Las cicatrices quedan ocultas y van desapareciendo con el tiempo.

En los implantes nasales, la cinta estabilizadora y la férula se retiran en unos diez días y los puntos de sutura se autodisuelven. Los resultados se observan inmediatamente.

Riesgos

Los riesgos de la colocación de implantes faciales son:

Complicaciones propias de los implantes:
  • Desplazamiento del implante del lugar inicial de implantación. Requiere una nueva intervención para devolverlo a su sitio.
  • Rechazo del implante.
  • Asimetría en el caso de los pómulos.

Complicaciones propias de la cirugía:
  • Infecciones. En caso de que éstas no remitan, los implantes deben ser retirados para volver a colocarlos una vez desaparezca la infección.
  • Hemorragias.
Complicaciones propias de la anestesia.
Aunque esta información ha sido redactada por un especialista médico, su edición ha sido llevada a cabo por periodistas, por lo que es un contenido meramente orientativo y sin valor de indicación terapéutica ni diagnóstica. Recomendamos al lector/a que cualquier duda relacionada con la salud la consulte directamente con el profesional del ámbito sanitario correspondiente.