Un
aplastamiento o fractura vertebral es la rotura de una vértebra. Se produce como consecuencia de traumatismos o de forma espontánea en personas con descalcificación de los huesos (osteoporosis).
¿Cuáles son las causas del aplastamiento vertebral?
Los aplastamientos vertebrales pueden ser debidos a un
traumatismo (generalmente caídas, saltos o accidentes de tráfico), tras un
estornudo en personas predispuestas, tras hacer un gran esfuerzo (por ejemplo al cargar con un peso o levantarlo) o pueden producirse
de forma espontánea. Los aplastamientos son mucho
mas frecuentes en personas con
osteoporosis.
Síntomas de la fractura vertebral
Un aplastamiento suele producir un
dolor intenso localizado en el lugar de la fractura que habitualmente cede de forma espontánea transcurridas varias semanas. Hasta entonces precisará medicinas para reducir el dolor (analgésicos y/o anti-inflamatorios).
Suele producir un dolor intenso localizado en el lugar de la fractura que habitualmente cede transcurridas varias semanas
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En muchas ocasiones, por el contrario, no producen ninguna sintomatología y las fracturas son descubiertas de forma casual al realizar una
radiografía.
Los aplastamientos, si son múltiples, pueden
reducir la estatura, producir una
curvatura de la espalda hacia delante (cifosis), disminuir la capacidad pulmonar y producir dolores crónicos de espalda.
¿Pueden prevenirse la osteoporosis y las fracturas?
La osteoporosis puede prevenirse evitando los factores de riesgo previamente referidos:
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Dieta. El consumo de calcio y vitamina D a lo largo de la vida adulta se asocia con el riesgo de desarrollar osteoporosis a edades avanzadas, de ahí la importancia de mantener una alimentación rica en calcio a lo largo de toda la vida. Se recomienda un consumo de calcio de 1000 o 1200 mg diarios, bien en forma de alimentos o como suplementos. No es aconsejable realizar consumo superiores a 2000 mg al día. El calcio se encuentra fundamentalmente en la leche y sus derivados y en vegetales de hoja verde. Se recomienda consumir diariamente un mínimo de 800 UI de vitamina D. Esta vitamina se encuentra en el aceite de hígado, yema de huevo, queso y pescados azules. Si su consumo no fuera suficiente, deben utilizarse suplementos vitamínicos.
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Exposición al sol. La piel produce vitamina D activa tras exponerse al sol sin protección. Es conveniente ponerse al sol con frecuencia y dejando superficie corporal expuesta, si bien hay que evitar la sobreexposición que se asociaría a quemaduras solares o mayor riesgo de cáncer de piel.
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Ejercicio. El ejercicio aumenta la cantidad de hueso y reduce el riesgo de caídas. Debe hacerse ejercicio físico un mínimo de 30 minutos diarios, 3 veces a la semana. El beneficio del ejercicio desaparece poco tiempo después de haberlo abandonado, por lo que se debe ser constante en su realización.
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Tabaco. El tabaco favorece el desarrollo de osteoporosis, por lo que debe abandonarse.
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Medicamentos. Se debe evitar el uso prolongado de medicaciones que puedan reducir la cantidad de hueso, como los corticoides, la heparina y algunos antiepilépticos.
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Prevención de caídas. Se deben de evitar aquellas circunstancias que puedan favorecer las caídas:
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Retirar las alfombras de la casa que se muevan con facilidad.
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Retirar los cables que puedan favorecer el tropiezo.
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Mantener un adecuado alumbrado de la casa y del acceso a la misma.
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Evitar caminar por superficies resbaladizas como zonas recién enceradas, zonas con hielo o recién mojadas.
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Evitar caminar solo por zonas donde no se esté familiarizado.
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Evitar los medicamentos que puedan producir somnolencia o torpor mental.
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Hacer revisiones oftalmológicas periódicas para mantener una adecuada capacidad visual.
Tratamiento de los aplastamientos vertebrales
El
tratamiento agudo de un aplastamiento suele consistir en:
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La administración de analgésicos o anti-inflamatorios.
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En ocasiones, la utilización de un corsé que inmovilice la zona.
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Calor para aliviar las contracturas musculares asociadas.
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El tratamiento con calcitonina también ha demostrado ser eficaz para reducir el dolor y se puede usar cuando el dolor no cede con la analgesia habitual.
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La inyección a través de la piel de un cemento en el lugar donde se encuentra la vértebra comprimida (vertebroplastia o cifoplastia), suele producir alivio inmediato en la mayoría de los pacientes, si bien se desconocen sus efectos a largo plazo. Es la técnica de elección si no se logra controlar el dolor con medicamentos.
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Si bien se suele recomendar reposo los primeros días, se debe intentar la movilización lo antes posible para frenar la descalcificación (pérdida de masa ósea) que habitualmente ocurre en personas que se mueven poco.
De forma crónica los aplastamientos vertebrales pueden asociarse con dolor, el cual requiere:
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Analgésicos y ejercicios para fortalecer la musculatura de la espalda.
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La utilización de calor, TENS (estimulación nerviosa transcutánea) o ultrasonidos pueden ser eficaces en algunos pacientes.
En todo paciente con un aplastamiento vertebral se recomienda
evaluar si tiene osteoporosis y, en ese caso, poner un tratamiento específico para reducir el riesgo de futuras fracturas.
Aunque esta información ha sido redactada por un especialista médico, su edición ha sido llevada a cabo por periodistas, por lo que es un contenido meramente orientativo y sin valor de indicación terapéutica ni diagnóstica. Recomendamos al lector/a que cualquier duda relacionada con la salud la consulte directamente con el profesional del ámbito sanitario correspondiente.