La enfermedad sale muy cara para la población y para las cuentas de las administraciones públicas. El ejemplo más claro lo estamos sufriendo todos con la crisis sanitaria, económica y social que ha provocado la Covid-19. Esto no lo discute nadie. Ahora que nos encontramos en fase de desescalada del confinamiento, la prevención es clave para reducir el riesgo de rebrote. Esto, tampoco lo discute nadie.

En materia de salud, la Atención Primaria, la salud comunitaria y la enfermería son fundamentales para promover la prevención. Esto, también es una realidad irrefutable. Sin embargo, las autoridades políticas no lo tienen claro. Así lo entendemos al ver, con perplejidad, listado de comparecientes en la Comisión para la Reconstrucción Social y Económica. En la primera relación publicada, figuraban más de cuarenta comparecientes y ninguna enfermera. Y lo que es más grave, han creado dos áreas denominadas “Sanidad y salud pública” y “Políticas sociales y sistema de cuidados” para estudiar propuestas donde las enfermeras tenemos mucho que decir y donde nos ignoran. Quieren reconstruir los cuidados sin los expertos en cuidados. Menuda distopía.

Unos días después de haberse conocido los primeros comparecientes, sí han incluido a enfermería entre las voces a escuchar. Todo ello, después de las llamadas de atención realizadas desde nuestra profesión. Sin embargo, no es la primera vez que ignoran a enfermería durante la crisis de la Covid-19. No tiene que ser necesario que las enfermeras llamemos la atención sobre nuestra ausencia en los foros de decisión y debate. Entre los colectivos que toman las decisiones debemos de estar las enfermeras. De hecho, la Comisión para la Reconstrucción Social y Económica debe contar con las enfermeras. Tenemos la oportunidad de cambiar la realidad, de reconstruir el sistema sanitario, pero si no integran a la enfermería en el cambio todo seguirá igual y no se atajarán los problemas que la Covid-19 ha evidenciado y que las enfermeras llevábamos años denunciando.

No se confundan. Es el momento de abordar la cronicidad, la dependencia y los cuidados de larga duración. Es el momento de apostar por los cuidados enfermeros para promover el bienestar de la población. Es el momento de reducir las desigualdades y la vulnerabilidad y prevenir o, al menos disminuir, el impacto de futuras pandemias. Aún para aquellos a los que solo importan los motivos económicos, deberían tener en cuenta que prevenir es mucho más barato que paliar. Todo esto se consigue con más enfermería.

Educar en salud a la población es mejor que curar. Es una de las enseñanzas de esta crisis, en la que enfermería ha sido la protagonista a la hora de frenar el impacto del coronavirus. Hemos estado en primera línea, gestionando recursos, liderando e innovando en procesos y servicios para salvar la precaria situación que hemos sufrido todos. Hemos salvado vidas poniendo en riesgo las nuestras. Hemos demostrado nuestra valía y nuestro compromiso con la sociedad. Ahora, cuando la curva de contagios baja y miramos al futuro, es de justicia que las autoridades políticas no nos arrebaten el papel protagonista que nos corresponde en la redefinición de nuestro modelo de salud. No se pueden reconstruir los cuidados sin los profesionales del cuidado. Es surrealista. No nos ignoren, pues el único resultado será de cartón-piedra. No nos roben el lugar que nos hemos ganado con hechos, demostrando nuestro conocimiento y nuestras capacidades. Escúchennos, pues tenemos mucho que aportar. La enfermería también es fundamental en todos los aspectos relacionados con la salud de la población, incluida la posibilidad de futuros rebrotes. Cuenten con la enfermería. Es de justicia.