La Organización Internacional de Cooperativas Sanitarias (IHCO) es la rama oficial sectorial de salud de la Alianza Cooperativa Internacional (ACI) y empezó su andadura en 1996 en Costa Rica, tras una serie de trabajos preliminares que dieron su comienzo en la Asamblea de la Alianza celebrada en Tokio en 1992.

Allí se hizo patente que las organizaciones sanitarias cooperativas tenían un espacio propio en el conjunto de las cooperativas en el mundo y se evidenció la necesidad de constituir una sectorial específica.

Desde sus inicios, la IHCO se propuso aunar y fomentar a las cooperativas sanitarias de todo el mundo, actuando de forma conjunta en el conocimiento de las mismas y sus distintos modos de hacer mediante el intercambio de ideas y experiencias, al tiempo que se hacía necesario dar a conocer nuestras realidades a la comunidad global.

Y ello es así porque el sistema cooperativo proporciona estructuras adecuadas que ofrecen a médicos y pacientes una sanidad basada en criterios de justicia, participación y autogestión, al margen de los intereses de inversores y accionistas. Son empresas que actúan bajo los criterios de la denominada Economía Social, pero que también compiten en el mercado en igualdad de condiciones.

La IHCO, también desde el principio, se propuso aunar a todas las organizaciones cooperativas dedicadas a la salud, independientemente de su formación estructural inicial, esto es, agrupa a cooperativas de consumidores, proveedores de servicios y a las que entendemos que tienen un valor añadido fundamental en lo referente a la salud, que son aquellas cogestionadas por usuarios y profesionales, estas últimas fundadas internacionalmente con las ideas del doctor José Espriu y en la que las españolas ocupan un lugar de liderazgo indiscutible.

Además, las cooperativas sanitarias generan un marcado efecto positivo (denominado efecto comunitario o externalidad positiva, en términos económicos) que favorece el bienestar de la sociedad. Por una parte, su actividad proporciona un importante volumen de empleo para los profesionales médicos socios de las cooperativas. Por otra, los pacientes reciben los servicios asistenciales de la cooperativa y no utilizan los sistemas nacionales de salud, descargándolos de trabajo y favoreciendo el ahorro de recursos públicos, lo cual también redunda en beneficio de la sociedad.

En el actual contexto económico, los crecientes costes de la asistencia sanitaria suponen una importante carga financiera para los gobiernos, que se enfrentan a la necesidad de prestar atención médica a una población cada vez más longeva y con tratamientos cada vez más costosos.

Está demostrado que las cooperativas de salud tienen un papel que jugar muy importante ante estos desafíos. Pueden actuar como complemento, o incluso alternativa, a los sistemas nacionales de salud, a la vez que cubrir las carencias en aquellos países en los que la atención sanitaria no es satisfactoria. Las fórmulas pueden ser diversas y se adaptan siempre a las necesidades de la ciudadanía.

La flexibilidad y la capacidad de adaptación del modelo cooperativo en el ámbito de la salud ha promovido su extensión por todo el mundo, permitiendo el acceso a la sanidad a cientos de millones de personas. Según el World Cooperative Monitor publicado por la ACI en 2012, se han registrado 62 cooperativas o grupos cooperativos que trabajan en el sector de la salud en 18 países, con una facturación superior a 20.000 millones de dólares. En el actual informe de 2013, las cifras han cambiado a positivo alcanzando un total aproximado de 21.800 millones de dólares y en nuestras cifras dan cobertura a más de 300 millones de personas, ocupando la Fundación Espriu el tercer lugar en el ámbito internacional.

Nuestros objetivos para la próxima década incluyen fundamentalmente el estudio mundial de todas las cooperativas sanitarias existentes, ya que muchas no están censadas en las cifras antes referidas, dándole al mismo tiempo la visibilidad al modelo que por naturaleza le corresponde. Y actuar con todos los gobiernos para hacer patente nuestra realidad y la contribución, claramente demostrada, de resistencia a la crisis y la mejora de las condiciones de salud de máxima calidad en el ámbito internacional, incluyendo la posibilidad de colaborar más estrechamente con organizaciones globales como la OMS y otras de marcada influencia social con las que podemos tener una estrecha colaboración.


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