Si alguna vez fue importante la salud laboral, si brilla una fecha como luces de neón con una fuerza brutal a medida que nos vamos acercando, es el 28 de abril, Dia Internacional de la Seguridad y Salud en el Trabajo; este año tapada, coartada, exigua por un tsunami que se ha presentado en nuestras vidas cambiando la realidad que se tenía como segura y se disfrutaba, a la que se desea y anhela volver desesperadamente. Un virus denominado Covid-19 deja su impronta sacando a la luz las vergüenzas de un sistema que no estaba preparado para un envite como el que se ha suscitado.

Tras más de 40 días de confinamiento, en Andalucía hay más de 2.800 profesionales infectados en los centros sanitarios y más de 900 en los centros y servicios sociosanitarios. En España los más de 34.355 trabajadores dan como resultado que nuestro país es el que tiene más profesionales sanitarios y sociosanitarios infectados en el mundo por coronavirus en relación con la población contagiada, en torno al 20%. ¿Por qué se ha llegado a esta situación, a esta foto que tenemos frente a nuestras pupilas? A este mar se llegan a través de diversos ríos.

España ha tenido un déficit en inversión en sanidad inferior a la media europea, ya que la OCDE constata que el gasto sanitario per cápita es de 2.371 euros, un 15% por debajo de la media de la Unión Europa de 2.884 euros. En todo el Sistema Nacional de Salud más de un 30% tenía un contrato temporal en 2017, a lo que se añade que la tasa de enfermeros y enfermeras está por debajo de la UE, 5,7 por cada 1.000 habitantes frente a los 8,5.

En las residencias, la morada de un número significativo de personas mayores, que debería de haber sido castillo inescrutable para el coronavirus, se le tendió la alfombra roja para que asestará su golpe, con 15.414 usuarios muertos en España, representando las defunciones en residencias de ancianos el 68% del total de fallecidos notificado por el Ministerio de Sanidad. En Andalucía más de 400 personas mayores.

Las plantillas llevaban tiempo lamentándose de ratios insuficientes, de cargas de trabajo agotadoras y de disponer de mínimo tiempo para atenderlos. Déficits con los que se constataba fehacientemente que los centros no estaban ni mucho menos preparados para plantar cara al coronavirus, en un sector, el de la Dependencia, que ha sufrido un recorte de más de 5 mil millones de euros desde el año 2012.

La prevención, ahora más que nunca, tiene que actuar para implantar cortafuegos a esta este tipo de crisis, sin embargo, se le van haciendo agujeros por los que se desangra. Hay canales de actuación que la Ley de Prevención de Riesgos recoge para trabajar consensuadamente y arbitrar soluciones concretas y específicas en los centros de trabajo, en el foro marco de participación y negociación representado a través de los comités de seguridad y salud, que deben reunirse de forma periódica para intentar consensuar propuestas, actuaciones y medidas de protección.

Los equipos de protección van llegando tarde y en algunos casos defectuosos, agraviando a algunas categorías como las del personal de gestión y de servicios que, desempeñando su trabajo dentro de un hospital, lo califican de bajo riesgo de exposición, por lo que no se les proporciona las mascarillas adecuadas cuando trasladan un enfermo o limpian una habitación. Incluso se llega a sancionar a los profesionales que se las ponen cuando desde los cargos intermedios se estima que no es necesario su uso, en un contexto en el que desde las autoridades sanitarias se está recomendando el uso de mascarillas por parte de la población.

Fueron naciendo distintos y cambiantes protocolos de actuación dictados por el Ministerio de Sanidad que no pasaron los filtros de calidad al no ofrecer adecuados y generosos equipos de protección a los profesionales, puesto que estos criterios vestidos de autoridad se basan en la “medicina de las existencias”, obviando el principio de prevención y, en algunos casos, el del sentido común.

En la lucha sin cuartel que se está llevando en los centros sanitarios y residencias de mayores, la Dirección Gerencia del SAS envía un misil para recordarles a “todos los profesionales sanitarios y no sanitarios de este organismo” el deber de preservar el derecho de la intimidad personal y familiar de los pacientes. Y a los delegados y delegadas sindicales se les anima a arrimar el hombro por el consejero de Presidencia, Administraciones Públicas e Interior de la Junta de Andalucía y portavoz de la Junta de Andalucía, cuando ya se había anunciado el ofrecimiento de esta organización sindical con la incorporación de profesionales a los centros de trabajo.

Los delegados y delegadas de prevención de CCOO tensan fuerza, aúnan esfuerzos, forman cadenas de acción y demuestran que una de las arterias principales de la acción sindical es la salud laboral, irguiendo como armas sus conocimientos para equilibrar esta situación de arrinconamiento por parte de las Instituciones. “Se arrima el hombro”, como siempre se ha hecho, con propuestas que mejoren las condiciones de trabajo de los profesionales desde el punto de vista de la prevención de riesgos laborales, destacando los siguientes logros y actuaciones:
  • Lograr que las trabajadoras embarazadas se queden en su casa mientras solicitan la situación de riesgo por embarazo.
  • Presionar para que los EPIs estén en número adecuado y con una calidad que se ajuste a la normativa.
  • Presionar para que se tenga toda la formación necesaria en prevención de riesgos laborales.
  • Reivindicar que se hagan los tests rápidos de forma masiva y se cumpla el protocolo de aislamiento si está indicado, para tranquilidad tuya y de tu familia.
  • Conseguir que se activen los Comités de Seguridad y Salud Laboral en los centros de trabajo.
  • Presionar al Ejecutivo a que facilite el reconocimiento, a todos los efectos, como accidente laboral a las bajas del personal del transporte sanitario, sector sanitario y sociosanitario, así como funerarias, contagiados por COVID-19 en el desarrollo de su actividad profesional.
  • Instar a los Servicios de Prevención que el riesgo al contagio no depende de las categorías de los profesionales sino de las tareas desempeñadas.
  • Conseguir que se mejoren las medidas de prevención del grupo A4.
  • Denunciar la precariedad de las medidas de prevención contra el COVID-19 en Faisem.
  • Denunciar deficiencias en la operativa de intervención en EPES, habiéndose remitido 10 informes de actuación.
  • Reivindicar medidas de protección para el personal en formación especializada.
  • Conseguir que el personal sanitario y sociosanitario afectado por el COVID-19 sólo se incorpore al trabajo tras una prueba negativa.
  • Presentar medidas de protección para el sector de la ayuda a domicilio y en las residencias de mayores.
  • Exigir la realización de PCR a todo el personal del Sistema Sanitario Público de Andalucía.
  • Solicitar a las administraciones y a la patronal que recompense la labor del personal de residencias, ayuda a domicilio y teleasistencia.
  • Ofrecer acompañamiento emocional para gestionar el estrés ocasionado en los profesionales por el COVID-19.
  • Conseguir que la Consejería de Salud facilite alojamiento gratuito al personal del SAS que lo solicite.

CCOO va a continuar con su labor y tratará de conseguir todas las mejoras que necesitan los profesionales para trabajar con dignidad y con seguridad en su día a día, retroalimentando nuestra salud laboral con la suya que van de la mano, conociendo igual de bien nuestros riesgos que los del compañero de al lado y dándoles el mismo valor.

Se debe cambiar, pintar el futuro de prevención con calidad, pisando con paso fuerte, viajando sintiendo el corazón, manteniendo y agrandando el horizonte de la seguridad incansablemente con recursos y situando a las personas trabajadoras en el eje sobre el que pivote todo el sistema, con coordinación entre las instituciones y, de esta forma, configurar un olivo robusto que evite el dolor que ha provocado la pandemia por los compañeros y compañeras que nos han dejado y por los familiares que no hemos podido despedir.