El dolor suele ser síntoma y parte intrínseca de casi todas las enfermedades y afecta severamente a la esfera emocional, familiar y laboral. Sabemos que el dolor es una sensación subjetiva muy desagradable que interfiere en la calidad de vida de los pacientes y en su evolución. Y también todo coinciden en que entender la enfermedad y el dolor significa poder interpretarlos y otorgarles un sentido para comprender el origen de ese desequilibrio.

¿Sabían que el 35% de los pacientes vive sufriendo dolor durante toda su vida? Y para seguir aportando algunos datos: en España 6,10 millones de españoles adultos sufren dolor. Y las mujeres nos llevamos la peor parte con un 51,53% (fuente: Kantar Health, 2010). ¡¡Tremendo!! Y a pesar de ello, actualmente existen pocas iniciativas públicas y privadas que se adopten en materia de gestión del dolor.

Cualquier dolor agudo crea una situación emocional compleja que genera una memoria del dolor dice el neurólogo Jordi Montero. Si a pesar de ello los expertos pretenden que desarrollemos una actitud positiva y constructiva para poder controlar el dolor… ¡Me parece obvio que ese control requiere de algo más que de técnicas de relajación, respiración o mindfulness!

Identificar el dolor


Entre el 40 y el 80% de las consultas médicas están relacionadas con el dolor


Hay que recordar que el dolor es una experiencia biopsicosocial. Al tratarse de una sensación subjetiva, la cuantificación y el propio manejo del dolor es muy difícil para los profesionales sanitarios y requiere un análisis propio que actualmente no se percibe. No nos olvidemos que el umbral del dolor difiere enormemente de una persona a otra y es muy complicado de identificar por parte de un medico que no es especialista en el tema (lógicamente es la inmensa mayoría) y/o que no haya recibido una formación específica al respecto. La Sociedad Española del Dolor (SED) estima que entre el 40% y el 80% de las consultas médicas están relacionadas con el dolor, siendo la causa más frecuente por la que los pacientes acuden al centro médico.

Pero el dolor se puede tratar, no hay que vivir con él. Si bien es cierto que actualmente el dolor no es una especialidad como concepto, sino que es transversal y afecta a todas las especialidades.

Aunque, dicho sea de paso, la Asociación Internacional de Estudio del Dolor (IASP) considera que el dolor debería ser considerado como una enfermedad con entidad propia y no como un síntoma de otra patología.

El coste oculto del dolor

Opino que hay que cambiar las políticas que afectan el cuidado del dolor y llamar la atención sobre las consecuencias del dolor no tratado en los pacientes para los sistemas de atención de salud, el empleo y la sociedad. Debemos de sensibilizar a la población acerca de la importancia de una gestion adecuada del cuidado del dolor y potenciar la puesta en práctica de iniciativas reales del cuidado de dolor. Y también analizar las cuestiones económicas: el coste oculto que conlleva el dolor al no poder trabajar con la misma efectividad o el propio absentismo relacionado con el dolor. ¡Todo ello con la participación de pacientes, familiares y asociaciones de pacientes!

Para ser justo hay que mencionar los grandes esfuerzos de la Federación Europea del Dolor (European Pain Federation, EFIC) apoyado por un laboratorio. Si bien es cierto que, al menos desde mi punto de vista, todo ello no ha trascendido mucho aún a la comunidad de los pacientes y profesionales sanitarios en España. Esperemos que hasta el XI Congreso de la EFIC en septiembre de 2019 en Valencia nos hayamos “puesto las pilas”…..¡y que cuenten con la comunidad de los pacientes!

El dolor se puede tratar, no hay que vivir con él. ¡¡No sufras en silencio!!

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