Salud y cuidados
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20 may. 2013 18:37H
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* Víctor Aznar, presidente del Sindicato de Enfermería Satse

La continúa difusión de informaciones en los medios de comunicación sobre la evolución de la crisis y su repercusión en la acción política de nuestro país hace prácticamente imposible conocer al detalle todas y cada una de las actuaciones previstas por el Gobierno.  Por ello, muy poca gente habrá reparado en que el Plan Nacional de Reformas, presentado el pasado 26 de abril, incluye un objetivo de trascendente repercusión en el ámbito de la atención sanitaria y social de nuestro país.

El actual Ejecutivo central se ha comprometido a presentar a finales de este año un nuevo modelo de atención sociosanitaria, que garantice la continuidad asistencial, ofrezca una ayuda integral al paciente y coordine e integre de modo permanente y sistemático los servicios sanitarios y sociales. 

Se trata de un ambicioso reto que anteriores gobiernos han intentado hacer realidad, pero que, a día de hoy, no ha pasado de ser una mera declaración de intenciones. En el mejor de los casos, podemos encontrar incipientes planes o estrategias a nivel autonómico con una visión y horizonte de actuación lógicamente localista. Para el colectivo de Enfermería, la necesidad de contar con un nuevo e integrador modelo de atención sociosanitaria estatal que establezca las bases y pautas de actuación para todos es incuestionable y urgente. ¿Por qué?

España ha experimentado en los últimos años distintos cambios sociodemográficos y de morbi-mortalidad (envejecimiento poblacional por el aumento de la esperanza de vida y la reducción de la natalidad; aumento de las necesidades de cuidados por la cronificación de enfermedades, incremento de las personas con discapacidades…) que demandan una solución eficaz por parte de las administraciones. Por recordar solo un dato, se prevé que el número de personas en situación de dependencia en el año 2020 se acerque a un millón y medio, según el Libro Blanco de la Dependencia.

De igual manera, no debemos olvidar que la coordinación sociosanitaria es un factor estratégico para la sostenibilidad y mejora del sistema sanitario y de los servicios sociales, ya que hace posible una racionalización y mayor adecuación del consumo de recursos, maximiza la eficiencia, y permite, en definitiva, una reducción de costes.
Asimismo, y para dar una respuesta eficaz a la demanda de personas que necesitan atención sociosanitaria, no sólo es necesario buscar la coordinación entre los sistemas social y sanitario, sino también un modo nuevo en la provisión de servicios que se ajuste a las preferencias de los usuarios y responda de forma satisfactoria a sus necesidades y las de sus familias

Con esta premisa, hay que definir qué profesional debe tener el protagonismo en este nuevo campo, atendiendo al estricto análisis de las competencias necesarias. Para ello, es necesario preguntarse: qué hay que hacer, quién posee la competencias y quién es, además, el más costo-efectivo.

Un profesional, en definitiva, que pueda con relativa facilidad identificar en su trabajo cotidiano las situaciones de necesidad de atención sociosanitaria, que pueda hacerlo además en el contexto en el que se producen y evolucionan (domicilio y centro), que pueda valorar los recursos que se tienen a disposición en el entorno (red familiar, social, suplencia/ayuda contratada...), que conozca las preferencias de las personas con las que viene manteniendo una relación a lo largo del tiempo, y que, al tener conocimiento de los servicios disponibles, pueda analizarlos y proponerlos para dar respuesta a la necesidad existente.

Atendiendo a estas necesidades, no creo caer en el corporativismo al afirmar que las enfermeras poseen todos estos atributos y, por tanto, están llamadas a ser un pilar fundamental en el nuevo modelo de coordinación sociosanitaria en nuestro país. Éste es el empeño de SATSE, como organización que representa los intereses del colectivo enfermero, y las negociaciones mantenidas con los Gobiernos central y autonómicos buscan alcanzar este objetivo.

Y lo hacemos desde el firme convencimiento de que, además de suponer un nuevo ámbito de actuación profesional y, por tanto, de mejora laboral, para los profesionales de enfermería, propiciará un gran paso hacia adelante en el camino que todos debemos seguir para alcanzar una meta en común. La seguridad futura de seguir contando con un modelo de atención sanitaria y social universal, público y de gran calidad.


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