En la novela 'El Gatopardo', de Giuseppe Tomasi di Lampedusa, se dice la famosa frase “Si queremos que todo siga como está, necesitamos que todo cambie” y, ante el comienzo de un nuevo año, veremos cómo se promete, se propone y se anuncian grandes cambios y “mejoras” en los diferentes Sistemas Sanitarios, todo ello vinculado el año electoral en el que entramos. Viviremos profundos cambios sobre el papel, pero con el fin perverso de que todo siga igual.

Los años electorales son siempre años intensos, políticamente interesantes, eso sí, suelen ser todo un déjà vu” que se repite una y otra vez. Un “prometer hasta votar y una vez votado, lo prometido queda olvidado”. Lo triste es que el Sistema Sanitario necesita un profundo cambio que permita su supervivencia y todos somos conscientes de ello, desde los políticos y gestores hasta los ciudadanos y los profesionales. Es una constante esta necesidad y todos los actores del Sistema lo repiten una y otra vez. También es cierto que el poder que tienen nuestro modelo sanitario es muy grande, tiene unas raíces profundas y unos cimientos que le mantienen y evitan que el colapso haga que se derrumbe de forma estrepitosa.

Con eso se juega por parte de la política, con ese poder invisible que hace que el Sistema no termine por hacer un colapso total. Llevamos décadas en esta situación y sobrevivimos con un Sistema Sanitario que está como ese enfermo en equilibrio inestable que siempre supera cualquier proceso intercurrente que parece que será el que le lleve a su final y luego, milagrosamente, acaba superándolo. Los últimos ejemplos son evidentes, la pandemia de la Covid-19 y el problema demográfico que tenemos en relación con la falta de médicos.

Nuevo año, los mismos problemas en sanidad


Afrontamos el año 2023 con los habituales problemas ya conocidos. Falta de médicos por una absoluta dejadez de nuestros políticos y gestores, incapaces de hacer una planificación a corto, medio y largo plazo de las necesidades de estos y sus diferentes especialidades; abandono de la idea de cambio de modelo; perpetuar un modelo “estatutario” en el que el médico y demás facultativos está encorsetado y que no da respuesta a sus necesidades; mirar para otro lado en vez de enfrentar el grave problema de la huida de médicos a otros países; no ser capaces de retener el talento con ofertas laborales ilusionantes y competitivas; seguir en el modelo de jornadas laborales que cada día se rechaza por más profesionales; no hacer frente a un necesario cambio de la jornada laboral sin límites; no querer afrontar con rigor la “peculiaridad” del trabajo médico, sin tener presente sus largas jornadas y penosidad a la hora de afrontar su jubilación; no querer ver el problema de una Atención Primaria que ha muerto y necesita de un profundo cambio; conciliación, reconocimiento, financiación, reformas estructurales, obsolescencia de los centros sanitarios, envejecimiento y cronicidad, etc.


"Del nuevo año espero poco, no confío en que realmente se quieran cambiar las cosas y, por desgracia"



En breve comenzarán las intensas campañas electorales, las primeras las que afectan a las Comunidades en las que en mayo se deciden los gobiernos para los próximos 4 años. La sanidad representa el 40-45% del gasto y, en función de ello, veremos cómo las promesas electorales se centran mucho en la Sanidad y sus propuestas.

Veremos de nuevo cómo las listas de espera, las inversiones, las ofertas de empleo, las mejoras retributivas y la promesa de las 35 horas, la carrera para todos, la “auto concesión” de medallas, los planes de mejora, “libros blancos” (cada día mas convencido de que los llaman así porque están llenos de páginas vacías, promesas huecas, hojas en blanco, de la nada), oposiciones políticas ofertando la luna y gobiernos diciendo que con ellos ya tenemos el sol, …etc, son los temas de las diferentes campañas. Otra vez lo mismo de hace 4 años, y que hace 8 años

No inicio este nuevo año con optimismo, es evidente. Pero es que a lo largo de mi vida profesional ya he vivido esta situación muchas veces y me conozco bien la historia. En fin, que del nuevo año espero poco, no confío en que realmente se quieran cambiar las cosas y, por desgracia, veremos cómo “cambiar todo para que nada cambie” será, una vez más, lo que vivamos en este año electoral. Dicho esto, ¡feliz año a todos!