“Excelentes dentro de la excelencia”. Así califican los ciudadanos de Madrid a sus enfermeras. Este es el lado satisfactorio de la encuesta elaborada a petición de este Colegio, que puede consultarse en nuestra web corporativa, bajo el título “Valoración de la profesión enfermera por parte de los ciudadanos madrileños”. Un trabajo de fondo que pone negro sobre blanco la situación de la profesión enfermera vista desde los propios ciudadanos a los que cuidamos.

Los madrileños dicen de sus enfermeras y enfermeros dos cosas muy claras: se trata de unos profesionales sanitarios excelentes en su conocimiento, experiencia, preparación, actitud y aptitud. Unas cualidades que se han hecho todavía más palpables durante la pandemia. Los conceptos de ‘excelencia’, ‘esfuerzo’, ‘asunción de riesgos’ o ‘entrega’ son una constante en los comentarios recogidos y analizados. Pero, al mismo nivel, estos madrileños, que califican a sus enfermeras con una puntuación de 9 sobre 10, dicen alto y claro que no son suficientemente reconocidas como en justicia les corresponde. Es más, dicen que debería mejorarse su sueldo e, incluso, que deben recibir un incentivo extra.


Las enfermeras y enfermeros tenemos la responsabilidad de trasladar a la sociedad estos avances


No es la primera vez que el Colegio de Enfermería de Madrid pone de manifiesto estos mismos argumentos. En reiteradas ocasiones hemos demostrado con datos el valor del trabajo enfermero durante la pandemia, en la que no han tenido reparo en asumir riesgos importantes para su salud, incluso viéndose totalmente desbordadas por el volumen de trabajo. Una crisis a la que, en sus comienzos, se enfrentaron sin material ni medios necesarios para abordar la situación.

Por lo tanto, los madrileños- sean pacientes o no- y los profesionales enfermeros coincidimos en lo mismo: la imagen de nuestra profesión se ha reforzado significativamente, pero sigue sin recibir lo que le corresponde por justicia, sin ponerse solución a ninguna de las necesidades y demandas crónicas que venimos reclamando los profesionales, ya antes de la pandemia, y que se manifiestan imprescindibles para la prestación de unos cuidados de calidad.

La capilarización de la profesión enfermera en el tejido sanitario, social, académico, educativo, científico y empresarial es evidente también. Sin embargo, debemos seguir reclamando mayor nivel de independencia y liderazgo en la toma de decisiones, que, si bien es cierto que se ha avanzado en ello, no es suficientemente visible para la mayoría de los ciudadanos.

Es claro que, en virtud de los datos fríos de los que disponemos de acuerdo a esta encuesta, la profesión enfermera sigue avanzando en términos de excelencia, preparación, conocimiento y habilidades científicas, técnicas y humanas, como así lo reconocen los principales beneficiarios de ello: los ciudadanos. Sin embargo, esta realidad no tiene su correspondiente reflejo en cuanto a condiciones de trabajo, laborales y retributivas, que siguen muy por debajo del nivel de responsabilidad y exigencia adquirido y demostrado.

Las enfermeras y enfermeros tenemos la responsabilidad de trasladar a la sociedad estos avances. Porque, si bien es cierto que los ciudadanos tienen asumido y reconocido muchos de ellos, no es así frente a las Administraciones. Sin reconocer la ciencia enfermera, ni a los miles de profesionales altamente cualificados que componen el tejido enfermero madrileño, sería de todo punto imposible asumir retos tan superlativos como el que han asumido. Como tampoco, avanzar científica, técnica y humanamente de la manera en que lo hacen.
Es hora de que la excelencia se traduzca en reconocimiento.


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