Por primera vez en mi vida escribo un obituario, de un jefe, de un amigo y de una persona a la que quiero y respeto (sé que en este país a veces sólo se loa a los finados), y lo hago como agradecimiento personal y como reflexión: en un momento clave para garantizar la sostenibilidad de nuestro Sistema Nacional de Salud necesitamos no sólo medidas legales y estructurales que lo reformen sino líderes capaces de llevar a cabo estas medidas, y desgraciadamente estamos muy escasos de esas tan necesarias figuras políticas y gestoras.

Por eso, mi memoria se traslada a 1990, al País Vasco, donde el nuevo Consejero de Sanidad, Iñaki Azkuna, continúa la labor iniciada desde las transferencias por el consejero Freire, y con unas grandes dotes de liderazgo y un equipo ilusionado e ilusionante (Xabier Bergara, Xabier Buruaga, Luis Hernández, Paco Villar, Jon Darpón, Daniel Zulaika, José Luis Sabas, Mikel Álvarez, Rafael Bengoa, ....y quien humildemente escribe) se inicia una profunda transformación de la Sanidad Vasca, con el proyecto Osasuna Zainduz, que la sitúa, desde entonces, a la cabeza del Sistema Nacional de Salud.

Azkuna compartió liderazgo con otros consejeros de prestigio (Xabier Trías o Juan García Arboleya) y fue un momento dulce para la Sanidad; su presencia en todos los hospitales se hizo notar en lo económico (reformas, equipamiento,...) y en lo institucional; Iñaki nunca pasaba inadvertido en los actos que presidía, por su bonhomía, simpatía, sinceridad y socarronería bilbaína, unidas a una ironía que posiblemente adquirió durante su etapa formativa en Salamanca, París y Estados Unidos.

Anécdotas hay muchas, y no sólo recuerdo las graciosas o ingeniosas, sino también cómo sabía estar en momentos tristes, con ocasión de su presencia con políticos, prensa y familiares de heridos en atentados, cuando acudió –varias veces- a mi hospital a estar con nosotros –los directivos-, con los sanitarios que les atendían y con los propios heridos.

Cuando pasó a ser candidato a la Alcaldía de Bilbao, los profesionales de Osakidetza sentimos su marcha, pero ganó BILBAO, y ¿cómo y cuánto ganó?
La última vez que hablé con él fue en la inauguración de nuestro Congreso Nacional de Hospitales, hace 13 meses, en él consiguió ilusionarnos de nuevo a todos los asistentes con sus palabras de apoyo a la labor de los directivos y los profesionales sanitarios.

Deja una profunda huella en todos los que trabajamos con él, pero, a distancia, seguirá deseando que nuestro Sistema Sanitario llegue a la excelencia y que Bilbao siga la senda de mejora que él inició.

Descanse en paz.

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